Había pasado solo unos días desde su ruptura oficial con Leo y así mismo, desde que le rompió el corazón.
Estuvo ocupada.
Su madre se había tomado la molestia de adelantar la boda y tanto Mia como Arturo estaban demasiado ocupados organizándolo como para tener una cita de pareja, aunque Mia por su parte se sentía más tranquilo de no verlo.
No podía estar frente a él y fingir que aceptaría casarse con él.
Y siempre pensaba si estaría igual frente al altar.
Lo más posible era que sí.
—¡Mia!.—Gritó su madre desde el primer piso.—¡La modista ya está aquí!
Mia bajó las escaleras, no antes de pasar por la habitación de su padre, quien aún seguida en cama.
—¡Mia!.—Volvió a gritar Amelia Carpenter.
Ella bajó las escaleras sin escandalizar más a su madre y recibió a la recién llegada.
La modista termino de abotonar los botones del vestido blanco en la parte de atrás y se alejó de Mia para que Amelia viera el resultado.
—Dios mío, pero que hermosa.—Amelia se llevó ambas manos a la boca y sus ojos se llenaron de lágrimas.
Se levantó del mueble y se acercó a su hija, pasó las manos por el vestido y acaricio el rostro de Mia.
—Te ves tan hermosa, Mia.
Mia no se sentía hermosa.
—¿Deberíamos usar un velo?.—Preguntó la modista.
Amelia se volvió hacia ella.—¿Crees que sea necesario?
—El velo es parte fundamental del vestido.
—Odiaría que le bloqueara la vista y se tropezara, ese día debe ser perfecto para Mia.
Mientras discutían el tema del velo o no, Mia se giró y se miró donde estaba su reflejo, en el espejo.
El vestido era hermoso, si y ella se veía bien, pero no le gustaba como le quedaba, además del color.
Odio el blanco porque sintió que estaba mintiendo.
Según las leyes de su pueblo y de su madre, sentía que ya no debía llevar un vestido de color blanco, preferiría uno crema o perlado, pero no blanco.
Ir de blanco le desagradaba.
Ella ya no era virgen y aunque no se arrepentía, no podía mentirse.
—¿Te encuentras bien, Mia?
—Sí, estoy bien.
No se sentía bien.
Odiaba ese vestido.
Su madre y la modista siguieron discutiendo, ignorando los sentimientos de Mia y su dolor, ese dolor.
Mia se llevó la mano al vientre y había odiado tanto ese vestido que le dieron nauseas.
Quería vomitar.
Sin embargo se contuvo, pudo hacer esa ocasión.
Era el vestido y el sentirse hipócrita al usarlo.
O tal vez anoche había comido algo en mal estado.
Si.
Eso debía ser.
Hola.
Creo que es muy obvio lo que tiene Mia AJJAJAJAJ.
Hoy les di una pequeña maratón.
Gracias por apoyarme en esta historia, se que no a todos les gusta leer en tercera persona o las historias de este tipo.
Pero muchísimas gracias.
De todo corazón.
Ustedes son los mejores lectores.
Yo por mi parte estoy amando escribirla, como les dije lleva en mi borrador desde 2015.
En fin, hoy nos quedamos aquí.
Nos leemos y tienen todo mi amor.
>>Yiemir.
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Color de Piel
Ficción histórica¿ Puede un amor ir mas allá de la importancia del "Color De Piel"? Leo y Mía se conocen desde pequeños. Leo y Mía están enamorados. Sin embargo en una sociedad donde importan más las posiciones sociales y el dinero, el amor que sienten el uno por e...