3. La cita

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Hi.

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Capítulo Tres
"La cita..."

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El día vuela cuando tienes miles de cosas que hacer y hoy precisamente era uno de ellos.

Había contestado tantos y tantos correos electrónicos que perdió la cuenta cuando llegó al número setenta.

Shadow estaba bastante exigente con el hecho de agilizar posibles tratos y debía darle un pase a todos aquellos que se contactaron con ellos.

Luego de aquel incidente lo último que quería era estar rodeada de sus amigos hostigándola con preguntas que no debían ser contestadas.

Aún le quedaba un mínimo de cordura como para al menos intentar se discreta.

Lo último que quería era causar un conflicto debido a sus absurdas intenciones, porque aunque para ella fuese esencial no significaba que arruinaría todo a su paso.

Bueno, al menos no creía que las cosas llegarían hasta esos extremos.

Después de todo, sus compañeros eran lo suficientemente distraídos como para notar en algún momento que ella podía llegar a estar embarazada.

Ellos tenían su vida y estaban tan sumergidos en sus propios asuntos que rara vez notaban lo que pasaba a su alrededor.

Sonic era el único que solía intentar tener contacto relativamente regular -Si por contacto se entiende escucharle hablar de sus conquistas extramaritales.

Con Shadow la cosa se complicaba pues él prácticamente se la vivía dentro de la oficina y solo lo veía al salir. Siempre con palabras poco afectuosas y lleno de protocolos de formalidad que a ella francamente le sabían a hipocresía.

No se consideraba alguien formal, con ella esas cosas estaban de más. Le sabía fatal que después de haber sido tan unidos él le tratase como si fuese una extraña.

Y bueno, al final estaba Silver, quien si bien era amable y educado y siempre estaba dispuesto a mantener una conversación siempre que hubiese oportunidad, era ella quien solía evitarlo.

No era que el chico le desagradara -todo lo contrario− ¡Pero siempre estaba hablando de Blaze!. No perdía oportunidad para hablar de su perfecta novia en cada oración -y aunque aquello le parecía tierno, era verdaderamente fastidioso−.

Ahora entendía cómo se sentían sus amigos cuando ella estuvo obsesionada con Sonic.

Joder que eso cansaba.

Suspiró sonoramente y miró sin muchos ánimos la solicitud que tenía en el monitor de su computador para darle el pase de entrada mientras masajeó un poco sus sienes con cansancio.

Faltaba una hora para dar por terminada su labor y empezar aquella "cita" -que seguramente de cita no tendría nada− con Sonic y aún no podía asimilar del todo que aquello fuese a suceder.

Luego de años de ser ella quién −rogase− le invitase a salir y fuese rechazada sutilmente por el joven ahora las cosas cambiaban y le sonaba irreal.

No era que nunca hubiese fantaseado con la idea, de hecho hizo hasta sus propias historias las cuales guardaba celosamente en su diario personal dentro de su mesita de noche.

Aún así era extraño; ¿qué podía significar eso? ¿El destino estaba de acuerdo con su absurdo plan y le ponía a Sonic en bandeja de plata? ¿Así cómo así? Algo no le cuadraba. 

𝑊ℎ𝑜 𝑤𝑖𝑙𝑙 𝑖𝑡 𝑏𝑒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora