➺ Doce.

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Llevaba apenas media hora en aquel lugar y las ganas de volver a casa eran gigantescas.

Alya hasta ese momento se había ocupado de ella, sirviéndole una que otra gaseosa e incluyéndola en sus conversaciones con Nino y demás personas.

Despejó su mente, concentrándose en el pequeño mundo que se había formado a su alrededor.

Nino permanecía al lado de su amiga, regalándole pequeñas caricias de vez en cuando. Conoció también a una chica llamada Mylène que al parecer llevaba el negocio interno del alcohol en el lugar y a su novio Iván. A un tal Nathaniel, mismo que hacía unas noches corrió contra Adrien y su a novio Marc.

La soledad crecía de manera considerable al estar rodeada de tantas parejas, sobre todo cuando todas se perdían en sus propios mundos, dejando a Marinette a la deriva, aislada con la única compañía de su vaso casi vacío.

No pasó demasiado antes de que percibiera las miradas sobre ella, así como los murmullos a su alrededor.

Había menos gente esa noche, pero la suficiente para que el cotilleo fuera obvio.

Se levantó sin saber muy bien qué hacer y caminó hacia la improvisada barra con intenciones de conseguir un poco de alcohol que la hiciera entrar en calor.

Debe ser mi imaginación…

Se quedó con esa idea mientras daba el primer sorbo; uno pequeño que le ayudaría a atenuarse al sabor amargo. — ¿Buscas a Chat? — Oyó a su lado la voz de un chico desconocido, mismo que sin duda formaba parte del grupo de chismosos que se divertían a su costa sin razón aparente.

— No realmente. — Soltó fingiendo desinterés, con intenciones de volver a su lugar.

— Pues deberías… — Volvió a hablar el desconocido. — Si es que no quieres seguir siendo el hazmerreír del lugar.

Marinette enarcó una ceja, sintiéndose tan confundida como ofendida. — ¿A qué te refieres?

Entonces apuntó a cierto lugar, allí donde varios automóviles yacían aparcados. —Averígualo tú misma y cuidado con los cuernos.

Aquel comentario desató una serie de carcajadas entre los presentes. La joven hizo caso omiso y se aventuró entre el tumulto.

A lo lejos divisó el Mustang de Adrien y avanzó hacia él con la intriga quemando su estómago.

Le vio de espaldas contra la puerta del conductor y asumió que debía estar fumando todos los cigarillos que hasta el momento no le había visto encender.

Dio otro trago pequeño, armándose del coraje necesario para volver a dirigirle la palabra y no salir tan lastimada en el proceso.

Sin embargo, en cuanto rodeó el auto comprendió lo que era en realidad que su corazón se resquebrajase.

Adrien abrazaba a Lila con fuerza de la cintura mientras la chica se frotaba contra su cuerpo, devorando sin piedad alguna los labios que Marinette tan pocas veces tuvo la oportunidad de probar.  —No me jodas… — Soltó al aire lo suficientemente fuerte como para ser oída por ambos, sintiendo su ánimo decaer y su sangre hervir.

—Mierda... ¿De nuevo tú? —Soltó el rubio con clara amargura al ladear el rostro hacia la pelinegra. Lila mientras tanto, se abrazó a su cuerpo y descansando la mejilla sobre el pecho del muchacho, le dedicó una mirada victoriosa y una sonrisa burlona a su contraria— ¿Si podrías darnos un poco de privacidad? Ya me has jodido el día lo suficiente.

— ¿...privacidad? — Apretó sus puños, arrugando el vaso de plástico que yacía en una de sus manos. — ¡¿privacidad?! — Tensó la mandíbula, mientras su mente repetía una y otra vez que se alejara, que no valía la pena, sin embargo el sentimiento de humillación y traición era mayor.

𝗥𝗨𝗗𝗘 𝗕𝗢𝗬 ┊Adrinette | Collab ft Jo_WhiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora