➺ Prólogo

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Una gota de sudor frío resbaló por su frente y su corazón se desbocó cuando la maestra anunció que en tan solo unos instantes darían las calificaciones del último examen.

Se mordió el labio e intercambió miradas con Alya. Tal como creía, la sonrisa de su amiga le bastó para calmar la ansiedad que la devoraba.

El examen, ese maldito examen por el que no había dormido en dos días de estudio neto. Mismo que necesitaba para llegar al primer lugar de su generación.

Marinette era el tipo de persona que no descansaba hasta alcanzar una buena calificación, sus ansias de éxito se basaban en la capacidad de sobresalir, conseguir un puesto no en una buena universidad si no la mejor y ese era su principal objetivo.

Su institución, en particular se caracterizaba por premiar al mejor estudiante con una beca enfocada hacia educación superior. Marinette la ansiaba más que nada. Ganarse aquel beneficio significaría pagar un monto nulo en lo que serían sus próximos estudios universitarios.

— Muy bien. — La señorita Bustier acarició las hojas que yacían sobre su mesón, alzando la primera mientras sus ojos la examinaban y sus labios se tornaban en una mueca. — Debes esforzarte mucho más para el siguiente examen, Alix. — Dijo, dejando sobre el escritorio de la chica la respectiva calificación.

Avanzó entre los demás hasta llegar al lugar de la joven. — Muy bien Marinette. — Sonrió, buscando el nombre de la muchacha entre los folios. —Fuiste una de las mejores.

Una de las mejores.

La inquietud recorrió su cuerpo de forma a abrupta, fijando sus azules en la imperfecta tinta azul de deslumbraba lo que pudo pudo haber sido el éxito—¡¿95/100?! — El puntaje no mentía, contó cada una de las respuestas corroborando la burda equivocación del ejercicio quince.

Para cuando regresó la mirada a su profesora, la señorita Bustier ya había avanzado algunos pupitres, concretando la pesadilla de una vez. — Excelente Adrien, la calificación más alta y con diferencia. — Mencionó, revolviendo los cabellos del chico con cariño y orgullo.

Una leve sonrisa se asomó en los labios del varón, quien sin tomarle mucha importancia a toda aquella situación, recibió su exámen, guardándolo en su portafolio de evidencias sin siquiera tomarse la molestia de revisarlo.

Algunos aplausos resonaron por toda el aula, mismos que fueron acompañados por murmullos entre quienes se sorprendían de los excelentes resultados del chico como de aquellos que lo envidiaban.

A decir verdad, ya todos estaban acostumbrados a la perfección académica personificada en aquel joven de melena rubia y mirada esmeralda, quien además de ser el alumno con calificación sobresaliente desde que ingresó a aquel instituto, también sobresalía en los deportes, siendo coronado como el campeón nacional de esgrima cinco años consecutivos.

Luego de un rato, los murmullos cesaron mientras la profesora continuaba entregando los resultados al resto de la clase. Sin embargo, una extraña sensación hizo que el rubio ladeara el rostro en dirección a la ojizarca, quien lo miraba con una expresión inescrutable en el rostro y los puños apretados contra su pupitre.

« ¿Y a ésta que mosco le picó? »

No concretó la idea, ni mucho menos pudo formular la pregunta en voz alta pues al sonar la campana que indicaba el receso, Marinette salió disparada hacia el pasillo pasando a su lado junto a una inexplicable aura de fastidio.

Llegó a la biblioteca con cierto apuro, aguantándose las inmensas ganas de maldecir que quemaban su lengua mientras buscaba entre los estantes el libro de historia.

𝗥𝗨𝗗𝗘 𝗕𝗢𝗬 ┊Adrinette | Collab ft Jo_WhiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora