➺ Once.

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Aquel lunes se despertó con la idea en su cabeza. Aquellos ojos verdes tan presentes como nunca antes, tanto así que de pronto se había vuelto más torpe y distraída que de costumbre gracias a los nuevos sentimientos y sensaciones.

Y lo odiaba.

Odiaba querer oír su voz sobre la suya al dar respuesta a las interrogantes de los profesores, odiaba perderse en su perfil a mitad de la clase, odiaba buscar su mirada y que él le correspondiera, odiaba la importancia que de pronto Adrien Agreste tenía en su vida y sobre todo, odiaba no tener esa misma importancia en la vida de él.

—Tierra a Marinette… — Oyó a su costado, atrayéndola hacia la realidad de golpe. —Has estado en ese mismo ejercicio por cinco minutos sin escribir ni un solo número. — Comentó Luka a su lado mientras extendía sobre la mesa algunos folios de los préstamos de la semana pasada.

La biblioteca estaba en silencio, tanto que a Marinette le resultaba imposible no perderse entre sus pensamientos.

—Lo siento, mi cabeza da vueltas. — Dijo, sonriendo con ilusión.

Alya lanzó una diminuta carcajada. —¿Por qué no lo llamas por su nombre? — Le preguntó, sin despegar los ojos de su libro de texto.

— ¿Cual nombre?

Ella enarcó una ceja, divirtiéndose hasta cierto punto al ver como las mejillas de Marinette se encendían. —Síndrome Agreste.

— ¡Alya! — Exclamó, cubriendo la boca de su amiga con su palma. —No te lo conté para que te burles.

—¡Lo sabía! — Luka se cruzó de brazos, logrando una mueca a la vez que Marinette rodaba los ojos, acomodándose en su lugar. —Eres demasiado obvia, pequitas, y por supuesto, tan inocente como para enamorarte del delincuente.

—No estoy enamorada y él no es un delincuente. — Enfatizó la pelinegra, desviando su mirada a la hoja.

— Claro que no. — Volvió a hablar el joven. —Solo le gusta meterse en problemas y correr en carreras ilegales porque así… ¿salva osos polares? — Alya estalló en una carcajada.

—¿Qué hay de ti? — Marinette enfocó sus azules en su amiga. —Tu novio también va a las carreras y repara los autos de los “delincuentes” ¿no lo convierte eso en un delincuente también?

— Oh sí… — Soltó Alya en medio de un suspiro.—Y me encanta. — Luka negó divertido por la reacción de la chica. —Vamos, no pueden negar que es súper excitante salir con un chico malo, pregúntale a Marinette.

— Pero yo no estoy saliendo con ningún chico malo…

Alya se encogió de hombros, dándole un mordisco a su sándwich. —Cuestión de tiempo.

Marinette suspiró, intentando mantener sus esperanzas tan altas como las de Alya. — Creo que voy a salir a tomar un poco de aire.

Se levantó de su lugar, con la promesa de que volvería en unos minutos y sin embargo sus pies la llevaron a adentrarse entre los pasillos, perdida entre sus ideas.

Dobló en una de las esquinas en dirección al aseo cuando lo vio, sentado en uno de los peldaños de la escalera disfrutando la cena de la noche anterior.

— ¿Adrien? — Llamó, haciéndole pegar en pequeño salto de la impresión. — ¿por qué estás aquí solo? ¿no pudiste hacer las paces con…? — El chico volteó hacia ella, dejando a la vista la herida que, aunque pequeña, seguía siendo notoria en su labio y entonces todo resultó obvio. — Te estás escondiendo… — susurró

—No tengo opción —Murmuró él antes de llevarse una gran porción de su almuerzo a la boca, degustandola con calma antes de continuar —Podría excusarme con alguna caída, incluso con un golpe durante alguno de mis entrenamientos, pero Kagami no está para creer mis tontas excusas —Limpió sus labios con su pañuelo, soltando un suspiro después —En fin, tengo que agradecerte de nuevo por la cena —Levantó el recipiente, sonriendo con ilusión —Como vez, no pude resistirme.

𝗥𝗨𝗗𝗘 𝗕𝗢𝗬 ┊Adrinette | Collab ft Jo_WhiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora