El resto del día se esforzó por no pensar demasiado en los incidentes de esa tarde. Se le había abierto una nueva posibilidad, una donde no tendría que depender de Adrien ni mucho menos cruzar ni una sola palabra más con él.
Alya pasó por ella alrededor de las 23:00. Le dio un sonoro beso en la mejilla a su madre, saliendo bajo la excusa de que sería una noche de chicas en el hogar de su mejor amiga.
Llevaba sus ahorros escondidos dentro de un pequeño bolso que sostenía con cierto recelo, sus piernas cubiertas por sus fieles shorts y una remera que hacía juego con sus Vans eran el Outfit predilecto para una noche incierta.
Al llegar al lugar el aroma a cerveza inundó sus fosas nasales. Aquel prado casi desértico era sin duda la definición de lo prohibido.
Enormes fogatas se extendían en la planicie con gente bebiendo alrededor de ellas, la carretera desolada con la lejana ciudad de fondo le daba una mala espina que prefirió ignorar.
Siguió a Alya entre la multitud, llegando hasta una de las fogatas donde Nino compartía con un grupo de muchachos.
El chico se levantó, besando a su novia a forma de saludo y luego dirigió sus cafés hacia ella.
— ¡Oh! Marinette, si viniste. — Saludó con énfasis, envolviéndola en un abrazo amistoso.
— Alya me convenció, dijo que apostarle a Chat Noir era una ganancia segura.
— Y está en lo correcto. — Sonrió con una seguridad que no tardó en traspasarse hacia la azabache. —. ¡Max! — Llamó, al instante un joven de lentes apareció a su lado. —Ella es Marinette, está aquí por primera vez y quiere apostar al caballo de la suerte.
—¿Chat Noir? — la chica asintió, alegrándose de que la fama del hombre fuera aquella y entusiasta, exhibió un pequeño fajo de billetes a los ojos del chico. —Perfecto. — Mencionó él, al mismo tiempo que el rugido de uno de los automóviles atraía la atención de algunas miradas. —. Hablando del Rey de roma…
—¿Ese es su auto? —Preguntó Alya con evidente asombro mientras todas las miradas de los presentes se posaban sobre un mustang de negra y brillante carrocería. Nino asintió, posicionándose entre ambas amigas.
—Nada mal ¿Cierto? Es un shelby gt500 y yo mismo me encargo de darle el mantenimiento adecuado para que ronronee de esa manera —Ambas chicas lo miraron con la misma expresión de confusión en sus ojos — El es Chat Noir y ese es su auto que... Vale, mal chiste.
—Deja los chistes de lado y mejor presentanos a tu tan aclamado cliente ¿Cierto Mari?
—¡Oh! ¡Claro! Digo, si a él no le molesta.
Nino se encogió de hombros, caminando a paso confiado con las chicas siguiéndole.
La puerta del carro se abrió y una brillante cabellera rubia se asomó.
— ¡Chat Noir! Es bueno verte, hermano. — El castaño palmeó su espalda de forma amistosa.
—Que gusto verte también, Nino —El rubio esbozó una sonrisa, misma que desapareció en el momento en que sus verdes se cruzaron con un bello par de zafiros que lo miraban con claro asombro e incredulidad —Esto no puede ser cierto ¡¿Qué demonios haces aquí?!
La mandíbula de Marinette llegó al suelo a la vez que procesaba el lío en el que se había metido. — ¿No crees que podría hacerte la misma pregunta? — Espetó con notorio disgusto para luego enterrar su cara en sus manos y ahogar una queja — Tiene que ser una puta broma, díganme que es una puta broma.
Se había liberado de las garras de Adrien Agreste para caer una vez más en las mismas.
La mueca que surgió en los labios del joven se contagió a ella casi por inercia.

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𝗥𝗨𝗗𝗘 𝗕𝗢𝗬 ┊Adrinette | Collab ft Jo_White
FanficÉl es adicto a la velocidad, ella a llevar las cosas con calma. ¿Pueden dos almas opuestas complementarse entre sí?