Su noche no fue la mejor y aún cuando intentó por todos los medios conciliar el sueño, el recuerdo de aquellos besos con su compañera de clase lo habían mantenido en vela.
Marinette no sólo se había clavado a cada uno de sus pensamientos, si no que además, su aroma, su calor y sus besos se habían adherido como huellas a su piel.
Atrás quedó el rencor que creyó sentir por ella al entrometerce entre él y Kagami y a decir verdad, la joven japonesa apenas se había cruzado por su mente, cosa que incrementó sus dudas y la angustia dentro de sí.
« ¿Qué mierda pasa conmigo? ¿Porqué me cuesta tanto dejar de pensar en Marinette... »
Acarició sus labios y soltó un largo suspiro, dirigiendo la mirada a la ventana de la limosina. El panorama para ese día era gris, no solo por la tristeza y la soledad que lo consumía con el pasar de los minutos, si no también por las pequeñas gotas de lluvia que se adherían al vidrio en el exterior y a los inmensos nubarrones que decoraban con nostalgia el cielo parisino.
—Joven Adrien, le recuerdo que la sesión de fotos se programó de ultimo minuto para esta tarde —Anunció la asistente de su padre con su particular tono neutro y calmado. Él asintió, fingiendo una sonrisa al encararla.
—Lo sé, Nathalie. Muchas gracias.
—No hay de qué —Respondio de forma mecánica, revisando algunos documentos en la pantalla de su tablet —También cabe recalcar que la señorita Chloe regresa la próxima semana a París y su padre acordó con Audrey el brindarle una excelente estancia.
—¿Chloe regresa a París? —La sorpresa se asomó en su tono de voz y sus ojos se abrieron por completo —Eso es...
« ¿Inesperado? »
Y mientras el joven descendía del auto para aventurarse hacia el salón, Marinette recién entonces abría sus azules luego de una larga noche de lamento.
Se sentó en su cama, mirando a la nada mientras la alarma de su móvil sonaba sin descanso tras ella.
Tanteó el colchón buscando silenciar aquel infernal sonido y al fijarse en la hora, llevó ambas manos a su cabeza. — Mierda… ¡mierda!
Se levantó, se metió a la ducha y sin siquiera secar su cabello corrió por las calles, rezando por alcanzar la primera clase.
Sin embargo apenas cruzó la entrada del instituto, el timbre que daba salida al receso inundó sus sentidos y entre la multitud de estudiantes que ahora llenaba los pasillos, se coló hasta alcanzar el salón correspondiente a su clase.
Entró sigilosa, mirando sobre su hombro y cuidando que el señor Damocles no notará su llegada tardía cuando vio a Adrien sentado en su pupitre, repasando nuevamente su libro de física avanzada.
Le sorprendió verlo solo y asumió que Kagami aún no se contentaba lo suficiente como para dejarle pasar el receso con ella.
Sus verdes yacían perdidos en su libro mientras apoyaba la cabeza en su puño y suspiraba intranquilo.
— Buenos días. — Dijo bajito, sabiendo que sería imposible pasar desapercibida.
Escuchar su voz bastó para que todos los sentidos del rubio despertaran y ladeando el rostro para verla, encontró sus verdes con sus zafiros.
—Buenos días —Susurró y una tierna sonrisa apareció en sus labios —Al parecer alguien se quedó dormida hoy.
— Que observador. — Comentó ella divertida, caminando ya más calmada a su lugar. — Al parecer alguien está de buen humor. — Agregó, sacando un bolso de maquillaje y del mismo retiró un pequeño cepillo qué pasó con suavidad por su cabello húmedo.
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𝗥𝗨𝗗𝗘 𝗕𝗢𝗬 ┊Adrinette | Collab ft Jo_White
FanfictionÉl es adicto a la velocidad, ella a llevar las cosas con calma. ¿Pueden dos almas opuestas complementarse entre sí?