El manto rojizo de la tarde cayó sobre la ciudad, prometiendo un mañana mucho más cálido.
Marinette suspiró entre los brazos que la aprisionaban de una forma tan amable como voluble, elevando su mirada para encontrarse con el relajado rostro del chico que se negaba a abandonar sus pensamientos.
Un calor inmenso embargó su pecho, así como las ganas de volver a acurrucarse y pasar la noche a su lado, respirando aquel aroma al que seguramente ya era adicta.
Sus dolencias ya no resultaban un martirio y los escalofríos no eran más que un mal recuerdo. Su madre tenía razón, no bastaba más que un buen descanso y aquel fugaz resfriado se extinguiría.
Se llevó la mano al rostro, comprobando su temperatura y luego a la mejilla de su contrario como mero capricho.
Adrien se removió inquieto entre sueños, sin embargo se mantuvo hundido en los mismos.
Ella sonrió, deleitándose con la inusual belleza que nunca había podido ignorar completamente y le resultó increíble pensar que el muchacho efectivamente había invertido la tarde a su lado.
Se relamió cuando sus ojos se fijaron en los labios del rubio, a la vez que su mente llevaba a cabo una y mil travesuras.
No soportó la tentación, subiendo cautelosa a su rostro hasta dejar un suave y corto beso. Adrien ni se inmutó, por lo que repitió la acción una vez más.
Luego de unos segundos y después de sentir cómo sus labios eran asaltados por los de la pelinegra. Adrien se abrazó con más firmeza a su cintura, correspondiendo poco a poco a sus besos antes de abrir los ojos para mirarla.
—Me alegra ver que ya te encuentras mejor... —Susurró sobre su boca, siendo entonces él quien robara algunos cuantos besos a su contraria.
— ¿lo ves? Soy más fuerte de lo que crees. — Susurró ella, apartándose para luego volver a fundirse en sus labios de forma hambrienta.
Él correspondió al instante, pasando una mano por detrás de su cabeza para evitar romper aquel apasionado contacto.
Su respiración se aceleró al igual que el palpitar de su corazón, mientras su cuerpo entero era abrasado por el calor de su cercanía.
—Marinette... —Susurró contra su boca antes de volver a besarla con inmensa necesidad.
Sus lenguas juguetearon en una sensual danza que no tardo en subir de nivel. Marinette pasó una mano tras su nuca, tirando del cabello del chico con anhelo de más y Adrien le dio lo que quería gustoso, viéndose obligada a retener un inoportuno jadeo cuando la boca de su contrario la sorprendió al besar su cuello, poniéndole los pelos de punta ante las nuevas sensaciones. — Adrien... — Dejó salir en un suspiro, disfrutando de la fuerza con la que la aprisionaba.
Adrien suspiró y subió con suaves besos hacia su mentón antes de detenerse y mirarla directamente a los ojos, encontrando su dilatada mirada con la suya.
—Lo siento... —Dijo con voz suave y jadeante, depositando un corto beso en sus labios antes de apartar algunos mechones de su frente, sonriendo al percatarse del rubor que teñía sus adorables facciones —Sé que prometí cuidarte pero... —Su mirada se centró entonces en sus labios, obligándose a contener un suspiro —Soy débil cuando se trata de tus besos.
Marinette rió de forma tan adorable como perversa, dejando sus frentes juntas mientras respiraba su mismo aire. — Créeme que no hay mejor remedio que esto, además, ya estoy perfecta. — admitió con diversión, disfrutando al oír que Adrien efectivamente tenía una debilidad en ella, alimentando su ego de un modo voraz.
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𝗥𝗨𝗗𝗘 𝗕𝗢𝗬 ┊Adrinette | Collab ft Jo_White
FanfictionÉl es adicto a la velocidad, ella a llevar las cosas con calma. ¿Pueden dos almas opuestas complementarse entre sí?