XVII: El destino inquebrantable (III)

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Reniu se movió despacio hasta llegar al centro de la plazoleta.

Silencioso como de costumbre, la expresión en rostro era inescrutable.

Winger y su sombra se miraron fijamente.

—Muy bien, escucha —susurró Luke, parado junto a su compañero—. Él siempre comienza arrojándote unas cadenas con dientes. No las detengas; esquívalas. Porque un gusano gigante va a aparecer justo debajo de nuestros pies. Entonces aprovechará la distracción para arrojarte un proyectil desde la distancia. Esa puede ser una buena oportunidad para responderle con algo más potente.

—¿A todo esto solo lo estás recordando de batallas anteriores? —preguntó Winger, pues no había escuchado el "¡Tkj...!"—. ¿Cómo puedes estar seguro de que esta vez también hará lo mismo?

—Si hasta ahora no retrocedí para advertirte que la jugada no funcionó, eso significa que acerté. O que nos tomó por sorpresa y ya estamos muertos.

Winger tragó saliva.

—Esperemos que sea lo primero.

Empezó a preparar un conjuro. Ya había elegido su primer movimiento.

Reniu, por su parte, levantó los brazos y exclamó:

—¡Eslabones Hambrientos!

Las cadenas dentadas salieron disparadas hacia sus adversarios.

Winger y Luke saltaron en direcciones opuestas para eludir las mordidas.

Un punto de luz roja apareció entre las manos del mago de la capa roja.

Reniu quitó su atención de Luke y guió ambas cadenas hacia su otro rival.

Winger comprendió que lo que su sombra estaba tratando de hacer era forzarlo a detenerse para que empleara la Imago. Confió en que Luke lo hubiera detenido de antemano si su maniobra evasiva no fuera efectiva y se arriesgó a dar un nuevo salto hacia atrás.

El plan funcionó: los Eslabones Hambrientos lo rosaron pero no lograron hacerle ni un rasguño.

Justo en ese momento, un virmen rompió el suelo en el sitio exacto donde hubiera estado de haber optado por usar una barrera protectora.

Las cosas de momento marchaban bien, pero la estrategia de Winger no terminaba allí.

La partícula luminosa que sostenía entre sus manos se dividió en dos. Con los ojos clavados en los de su oponente, apuntó en dos direcciones a la vez.

—¡Gemelos Escarlata!

El primer disparo impactó contra la cabeza del gusano, provocando una explosión con la fuerza suficiente para derribarlo.

El segundo voló directo hacia el encapuchado.

La ofensiva de Winger tomó desprevenido a Reniu, quien no esperaba una contraofensiva tan precisa y espontánea frente a su maniobra. Se desprendió de los Eslabones Hambrientos para frenar el disparo en llamas que se le acercaba con rapidez:

—¡Imago!

La bola incandescente se estrelló contra el escudo mágico.

Grande fue el desconcierto de Reniu al constatar que se trataba de una esfera hueca.

«Una distracción...»

El destello producido por el choque se desvaneció y el esclavo de Jessio se encontró con Winger apuntando sus manos hacia el cielo.

Había disparado algo.

Reniu tuvo un presentimiento y alzó la cabeza:

Una Aero-Saeta de Fuego se precipitaba hacia él desde las alturas.

Etérrano III: Disparo del AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora