C23: Intruso I

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Capítulo 23: Intruso I

El cansancio de la reciente batalla estaba afectando a todos, así que ya en el nuevo lugar de la madriguera habían tenido una breve charla sobre Malfoy.

Al final decidieron creer en Harry y dejar que aquel chico se quedara, pero eso no quería decir que confiaran en él.

Decidieron que Draco durmiera en la habitación de Harry mientras Ron iría al cuarto de sus hermanos por el momento.

Al entrar a la habitación junto a Harry se recostó en una de las camas completamente agotado.

—No he comido en todo el día serias tan amable de traerme algo— Más que una petición sonaba a una orden.

—Desde cuando pase de ser tu amigo a tu esclavo.

—Desde que te salvé de Bellatrix.

Harry sonrió un poco mientras bajaba rápidamente a la cocina para subir con un trozo de torta y un vaso de agua.

Después de que Draco terminara de comer, Harry empezó con las preguntas — ¿Por qué viniste? Quiero decir, no esperaba que lo hicieras.

—Decidí preocuparme por mí.

— ¿Eso quiere decir que cambiaste de bando?

—Tal parece, pero no te hagas ilusiones, yo no te hare un altar San Potter.

No tocaron el tema de la última noche porque el ambiente que tenían era cómodo y no querían arruinarlo.

Después de un par de horas decidieron dormir, cada uno en su cama, pues no querían que alguien entrara temprano y los viera en una situación comprometedora. De todos modos aquella noche no tenían ganas de hacer algo indebido.

...

En la madrugada unos gritos, sumado a ligeros jadeos, despertaron a Harry; era Draco, que se encontraba chillando arrodillado en el suelo mientras se agarraba fuertemente el brazo donde tenía la marca.

—Draco, que pasa— Se acercó rápidamente tratando de ayudarlo.

—La marca me arde. Parece que ya lo sabe, me está castigando— El dolor que mostraba era mínimo a lo que realmente sentía, pero no quería darle el gusto de llorar por aquel ardor.

Harry instintivamente lo abrazó mientras lo subía a la cama para recostarlo junto a él.

—No sé qué hacer Draco— Harry lo miraba triste e impotente.

—Tranquilo, solo quédate aquí conmigo— Tal parecía que aquel ardor no iba a parar en un buen rato, así que solo se quedaron ahí abrazados tratando de dormir.

...

A la mañana siguiente despertaron muy cansados, ya no recordaban a qué hora la marca le había dejado de doler, pero sabían que esa no iba a ser la única vez que pasara.

—Bajemos a desayunar.

—Yo creo que mejor me quedo— Draco realmente no deseaba bajar y ver la mirada molesta de todos.

—Que cobarde— Harry empezó a burlarse— Tranquilo, estaré contigo.

Draco tomó eso como un reto mientras se cambiaba de ropa y bajaba junto a él.

Tal como lo había dicho aquel desayuno fue muy incómodo, se podría decir que fue el primer desayuno de los Weasley en el que todos guardaban silencio. Claro que esto pasó desapercibido por Harry, que tranquilamente disfrutaba su comida.

Draco por otra parte no podía comer, primero por el hecho de que varios en la mesa no dejaban de observar cualquier mínimo movimiento suyo y segundo porque aquel acontecimiento de la marca lo había dejado muy cansado y su apetito no aparecía.

—Lo siento si no te gusta nuestra comida Malfoy, estoy seguro que en tu mansión llena de mortífagos tienen banquetes geniales— Ron empezó a molestarlo al ver que no tocó mucho de su desayuno.

—Ron— Trató de detenerlo Hermione.

—No me digas que lo defenderás Hermione, no ves la cara que tiene con solo probar la comida.

—Ron basta— Ahora intervino Harry un poco irritado.

—No, basta tú de tus mentiras, no se supone que somos amigos o es que pasas tanto tiempo con él que ya se te olvidó— El pelirrojo se paró con fuerza de la mesa tirando unas cuantas cosas.

—No te lo contó porque sabía cómo ibas a reaccionar— Hermione lo defendió haciendo enojar más a Ron.

— ¿Tú lo sabias? Maldita sea, esto es de lo peor— Ron salió de la cocina y de la casa siendo seguido por Harry.

Los demás se habían mantenido quietos y en silencio con aquella pelea haciendo sentir peor a Draco, sabía que eso iba a pasar.

—No quiero incomodarlos, pero ¿podrían llamar a Snape? —Draco juntó el poco valor que le quedaba para pedir ello, era urgente.

— ¿Por qué quieres ver a Snape? — Cuestionó Lupin.

No quedaba otra que contarles la verdad, afuera de la casa se escuchaba los gritos de Harry y Ron, eso no lo ayudaba a tranquilizarse —El día de ayer la marca de mi brazo empezó a quemar de manera insoportable, es la forma de castigar del señor tenebroso, sé que no será la última vez que lo haga así que debo encontrar algo que tal vez detenga o baje el dolor. El único que puede saber al respecto es Snape.

A la mayoría no le había importado, o tal vez no le creían, así que solo respondieron con un "Trataremos de traerlo" que para Draco sonaba muy poco esperanzador.

...

Después del desayuno Draco volvió a la habitación y se quedó allí todo el día, la familia Weasley había decidido que era más conveniente que almorzara y cenara ahí para evitar discusiones.

—Draco— Harry entró a la habitación con una charola de comida— Lamento que quieran tenerte encerrado es solo que...

—Lo entiendo— Draco lo interrumpió— Mi familia siempre humilló a los Weasley es natural que reaccionen así, yo lo haría si estuviera en su lugar, por eso los entiendo.

Draco había madurado mucho, ya había dejado atrás al niño que se burlaba y se enaltecía por su dinero y la familia a la que pertenecía. Todo eso gracias a Harry.

— ¿Te arreglaste con la comadreja? —Mencionó Draco, tratando de cambiar de tema.

—Algo así, no estamos en buenos términos aún, pero ya lo entenderá — Harry agarró la bandeja en la que había traído el almuerzo para Draco mientras salía de la habitación— Entrenare un poco con Ginny y Ron, subiré más tarde.

Draco solo asintió mientras se acostaba en la cama dispuesto a pasar el rato leyendo un libro, pero mientras más pasaban los minutos menos era la concentración, tenía ganas de bajar y ver que estaban haciendo, pero era imposible, nadie quería verlo en esa casa.

Se asomó a la ventana con la esperanza de verlos y para su buena suerte estaban ahí, bueno al menos Harry y Ginny porque no había rastro de Ron, supuso que seguía enojado.

Harry le estaba enseñando a conjurar algunos hechizos de protección, pero no eran necesarios, ya que, Ginny era bastante ingeniosa y podía lograr con facilidad los hechizos.

Tomaron un descanso sentándose en la amplia ladera mientras conversaban. Para Draco era imposible escuchar lo que decían, así que, lo único que esperaba era que terminaran de charlar y Harry volviera a la habitación.

Después de un rato se pararon con dirección a la casa, pero en un acto muy rápido Ginny tomó la mano de Harry jalándolo para correr con él mientras reían ampliamente y el notorio sonrojo en Harry no pasó desapercibido por Draco.

...

Aquella noche fue más tranquila que la anterior, ya que la marca no le había afectado ese día; lo único que sonaba eran los pequeños gemidos de Harry mientras era embestido por su compañero de habitación.

Draco trataba en realidad de hacerlo gritar, como si una furia enorme lo hubiera aprisionado y quisiera que todos escucharan que Harry ya era suyo, al menos en cuerpo; sobretodo la pequeña Weasley, que era a la que recordaba con más odio. 

Fortuna amorosa | FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora