Capítulo 9

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En la academia siguen sumando despertares. Todos igual de duros.

Es día de pase de micros. Motivo de nerviosismo de muchos. De alivio para otros.

A Hugo le gustan los pases de micros. Le parece una oportunidad perfecta para mostrar todos sus avances y aprender nuevas técnicas. A Eva, por el contrario, no le gustan tanto. Sabe que la canción que le ha tocado con Flavio no termina de encajar en ella. Y no es falta de empeño. Pero su voz y la del murciano no terminan de encajar del todo. A Hugo le pasa todo lo contrario que a la morena. Su voz y la de Gérard empastan a la perfección pero a nivel interpretativo no son capaz de llegar a buen puerto. El cordobés de desenvuelve con soltura en el escenario, se mueve de lado a lado sin problema alguno, en cambio, a Gérard le cuesta mucho más coordinar todos sus movimientos y bailar sin pudor con las bailarinas.

Hugo es junto a Anaju una de las primeras personas en despertarse ese día. Hoy toca Cesc. A Hugo debe de ser una de las pocas personas allí a los que levantarse para hacer Cesc no le parece una auténtica tortura.

Todos se apelotonan en la sala de ensayo adormecidos y sin fuerzas. Pero no Hugo. El chico tiene la misma energía que tendrá durante todo el día. Él no sabe vivir de otra forma.

-Mira este, que parece que va de coca hasta las cejas.- Dice Sam que tirada en las escaleras de la sala de ensayo señala a Hugo que coloca una a una todas las esterillas.

-Si por lo menos descansara por las noches...- Dice Javy que también se encuentra en estado semi comatoso en las escaleras.

-Uy descansar dice, este no descansará ni cuando estire la pata.- Dice Anne.

Y aunque todos allí le miran con extrañeza, Eva lo mira sonriendo. Esa es la parte que más le gusta de él, su vitalidad, sus ganas continuas de reinventarse constantemente. Y es contagiosa, pues a su lado, nadie puede sentirse indiferente. Y Eva comienza a darse cuenta de que tal vez eso era lo que le hacía falta no sólo dentro de la academia sino también fuera. En su vida real.

La clase de Cesc no deja títere con cabeza. Todos dan su 100% si es que ese 100% realmente existiera.

Tras ello, toca desayuno y ducha.

Eva es junto a Nia la última en salir de la sala de ensayo.

La canaria chista a la gallega que se encuentra ya apunto de salir de la sala.

La morena se gira y mira a su amiga que hace rodar los ojos y finge que se la cae la baba.

-¿Te gusta?- Preguta Eva refiriéndose al profesor de fitness.

-¿Eh?- Pregunta Nia qué no escucha el susurro de su amiga.

-¿Te gusta?- Repite ella la pregunta.

Nia se ríe. No cree que exista ser humano mortal sobre la tierra que no le haya echado el ojo al profesor de fitness.

En ese momento Bruno entra en la sala de ensayos y las dos amigas se ríen.

-¿De qué habláis?- Pregunta el chico.

En ese momento a Nia se le resbala de las manos la botella de agua.

-Ay mira, mira, que tonta.- Dice Nia entre carcajadas.

-Te pones nerviosa- Dice Eva que se agacha para coger la botella de Nia. En ese proceso, sin querer Eva tira una de las barras para hacer pesas que hay apiladas sobre un soporte.

-A ti también, a ti también.- Insinúa Nia.- La que estamos liando.- Ríe.

-A mí no, no es mi prototipo de chico.- Dice saliendo de la sala de ensayo.

El nudoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora