*Flashback 15 de abril 2020*
Solo tenía ganas de hablar con él.
Era curioso, hacía seis meses no tenía ni idea de su existencia y ahora que el mundo se desmoronaba, era a él, a su voz y su recuerdo a lo que quería aferrarse.
Eran las tres de la tarde de un lluvioso miércoles de abril.
Habían estado hablando hasta casi las seis de la mañana y Eva sólo se había despertado para bajar a comer.
Se había encontrado con la cara poco apacible de su madre y un plato de sopa caliente que no le apetecía en ese momento.
Al volver, se tiró en la cama, se acercó el ordenador, cogió su móvil y le llamó.
-¿Siempre eres tan puntual?- Preguntó Hugo descolgado el teléfono y observando el rostro de la morena al otro lado de la pantalla tumbada en su cama.
-Sólo cuando me toca elegir película.- Dijo Eva sonriendo.
-Tendrás morro, si siempre eliges tú la película.- Dijo Hugo riendo.
-Porque mis películas son mejores que las tuyas.- Respondió ella.
-Uy sí, sobre todo la del otro día del cine mudo, una maravilla...- Suspiró.
-Vale, lo confieso, igual no fue la mejor película para pasarse dos horas mirando el ordenador pero... Tienes que admitir que tampoco estuvo tan mal.-
-Lo suficiente para que hoy me toque elegir película a mí.-
-Ni lo sueñes. No vamos a ver Shrek otra vez Hugo.-
-¿Por qué crees que...-
-Nos conocemos.- Le cortó ella.- No tienes ningún misterio para mí.- Añadió.- Además, la peli que he elegido hoy te va a gustar, además, te pega.- Dijo riendo.
-Uy esa risa. Mal vamos.- Negó con la cabeza.
-Que sí. Ya lo verás.-
-¿Y cómo dices que se llama eso que voy a pasar dos horas viendo en la pantalla de mi ordenador?- Preguntó rendido.
-Este chico es un demonio.- Dijo y contuvo una risa.
-Bueno... Ya está la reina del humor.- Bufó Hugo pero sin poder evitar una amplia sonrisa en su rostro.- Dime por lo menos que no es en blanco y negro.- Pidió.
-¿Nunca has visto esa peli?- Preguntó sorprendida. Él negó con la cabeza.- Te va a encantar.- Sentenció.
Durante la hora y veinte minutos que duró la película Hugo no apartó la mirada de la pantalla del ordenador. Tenía que admitirlo. Le gustaba. Por primera vez desde que empezó esa costumbre de ver películas después de comer, a Hugo le gustó lo que veía. No eran dramas románticos, ni personajes de épocas lejanas, y por lo menos, tenía conversación.
-Me recuerdas un poco a él.- Dijo ella mientras aparecían en la pantalla los créditos de la película.
-¿Tan cabrón soy?- Preguntó recordando las fechorías del protagonista.
-No. No es eso.- Negó ella con la cabeza repetidas veces.- Pareces un cabrón, pero no lo eres, en el fondo eres más bueno de lo que quieres aparentar.- Dijo ella.
Él se quedó callado. Nunca se vio así. Nunca se vio como el bueno, el héroe, el valiente. Siempre fue el malo. Y ser el malo estaba bien, se había acostumbrado tanto que ni siquiera le importaba dar esa imagen al resto.
-Siempre dices que te gustaría ser de la forma en que te miro, pues a mí también me gustaría ser como tú me ves.- Murmuró el chico sin mirarla a la cara.