Capítulo 30

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*Flashforward al 20 de Abril del 2020*

A Hugo le despierta el ruido que hace su madre en la cocina. Escucha el fuego de la vitrocerámica friendo algo que para el gusto del chico hace demasiado ruido.

También ha escuchado a su hermano jugando a la consola en la habitación de al lado.

Mira el reloj de su muñeca, son las dos del mediodía.

Se frota la cara, no quiere salir de la cama, pero lo hace.

Se pone una sudadera y se dirige hasta la cocina.

-Buenos días.- Saluda el chico con los ojos medio cerrados por la claridad del sol cordobés.

-¿Buenos días? ¿Qué horas te crees que son estas para levantarte illo?- Pregunta su madre sin dejar de desatender la comida que aún está en el fuego.

El chico se alza de hombros y abre la nevera.

-No vayas a picotear nada, ¿eh? Vamos a comer en 15 minutos.- Dice su madre al ver que el chico rebusca en la nevera.

Pero Hugo no hace caso, se saca un vaso de uno de los armarios de la cocina y se sirve un poco de leche fresca.

-Anda hijo... ¿Por qué no haces el favor y te metes a la ducha? Y así nos haces un favor a los demás.- Dice Ana intentando que su hijo muestre algo de interés.

El chico apura el vaso de leche y tras dejarlo en el fregadero le da un beso a su madre en la mejilla.

-Me voy a la ducha.- Dice dejando una sonrisa no muy convencida.

-Oh, y echa esa sudadera a lavar, si te la pones otro día más va a comenzar a andar sola.- Dice su madre frunciendo el ceño.- Dámela y la meto en la lavadora de ropa clara.- Dice ella extendiendo su mano.

Pero el chico no se quita la sudadera. Mira a su madre y niega con la cabeza.

-Es la sudadera de Eva, ¿no?- Resopla su madre.

-A Hugo le gusta Eva.- Dice su hermano que pasa por allí para ayudar a su madre a poner la mesa.

-Cállate enano.- Dice Hugo soltándole una pequeña colleja tras la nuca.

-Aaaaah, mamá, dile algo.- Se queja el pequeño.

-Vete a lavarte las manos haz el favor.- Pide ella.

-Pero si ya me las he lavado.- Se queja él.

-Pues otra vez Rafa hijo.- Dice Ana con voz firme. El chico bufa y se retira desapareciendo en el pasillo.- ¿Por qué no me cuentas lo que pasa Hugo? Antes me contabas lo que te pasaba y ahora desde que has salido has tomado decisiones que... No estoy orgullosa de muchas cosas de las que has hecho, pero soy tu madre Hugo, y voy a quererte toda mi vida aunque metas la pata mil veces más.- Dice Ana que se acerca a su hijo.

-Es solo que no quiero que laves la sudadera.- Dice escueto Hugo.

-Bueno, algún día tendrás que devolvérsela y no querrás que huela a tigre, ¿no?- Pregunta ella.

Y Hugo simplemente quería decir que no quiere lavar la sudadera porque aún le huele a ella. A ese recuerdo de esa vida que mientras vivía tan irreal le parecía y ahora pagaría auténticas fortunas por volver. No estaba preparado para la salida. No para todo lo que se iba a encontrar fuera. Las opiniones, las críticas. Esa horrible espera interminable.

Y por si fuera poco la discusión tan tremenda que tuvo con ella la noche anterior.

Así que no, no quería lavar la maldita sudadera.

El nudoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora