Los días siguientes fueron un caos.
La mecha, ya prendida, consumía el cordel que cada día era más corto y fino.
Todo les servía para jugar. Todo se lo tomaban como un juego. Un juego de fuego del que los dos presumían de salir impunes. Sin saber, que los dos estaban ardiendo ya.
Y en lo cortos momentos en los que sus mentes volvían de nuevo a la realidad, dejaban pequeñas evidencias de todo lo que les pasaba.
Como aquella mañana de aquel frío 30 de enero en el que Hugo, canta en la sala de Capde "Procuro olvidarte".
Lo hace mirando a Eva.
Cada noche se acuesta pensando exactamente en eso. En olvidarla. En centrarse en el resto de compañeros de la academia. Pero cuando despierta, en un día nuevo, es a ella a quien busca.
Y es que sabe que en esa academia sin ella, está completamente perdido. Se obliga a no pensar en ella, en recapacitar en todo lo que tiene fuera. Pero no puede, sus sentimientos siempre acaban llegando al mismo lugar. A la misma persona. Y comienza a sentir vértigo.
Creía que sólo sería un pequeño juego sin importancia. Que sólo se daban cariño mutuamente. Que suplían las carencias emocionales que tenían allí dentro.
Pero ahora, casi un mes después, comienza a darse cuenta de que no es lo que necesita allí dentro, ella es lo que necesita allí fuera.
Y empieza a confundir las situaciones. Ya no sabe lo que le conviene. Ni siquiera sabe lo que quiere.
Y mientras, son otros los que sufren.
Para Eva las cosas son más sencillas, o eso es lo que parece a simple vista.
Ella tampoco quiere ser la protagonista del sufrimiento de nadie. Sobre todo del suyo propio.
Pero tampoco puede evitarlo. Por eso, sigue con su juego abocado al dolor.
Busca a Hugo con la mirada mientras ensaya y todos los momentos le parecen propicios para abrazar al cordobés. Da igual la hora y el momento, ella siempre se acerca y se acurruca en su pecho donde todos lo males se desvanecen de golpe.
Y es que hace con él lo que a ella le viene en gana.
Si le apetece salir a la terraza y escuchar al joven a la guitarra mientras improvisan canciones con Javy, Hugo lo hace sin rechistar. Cualquier escusa le es buena para estar con él. Y a él para estar con ella.
Han llegado a tal punto en el que ya no les importe que para el resto su relación comience a ser un tanto extraña. No les importa porque como ellos bien explican, solo son amigos.
Incluso ellos llegaron en algún momento en creer que lo eran. O por lo menos confiaban en que el otro lo creyera.
Pero ni siquiera delante del resto son capaces de contenerse.
-¿Tu super poder cuál sería?- Pregunta Sam uno de los días mientras comen.
-¿El mío?- Pregunta Eva abriendo los ojos de par en par y pensando en la pregunta de su amiga.
-Eva te pone una cara así...- Comienza a decir Javy haciendo gestos.
Pero Rafa lo tiene claro:
-Tu mirada, tu mirada.-
-Te miro y te conviertes en piedra como medusa.- Dice Eva riendo.
-Te miro y te embarazo.- Dice Samantha.- Preñá.- Dice mirando a Javi y parpadeando. Lo mismo hace con Rafa y Flavio.