Capítulo 6: Complicada.

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La oscuridad lucia como todo a lo que le temía, hacia frío, estaba tirado en el suelo y el miedo como en muy pocas ocasiones lo consumía, sus piernas no respondían por lo que su primera y última opción fue comenzar a arrastrarse entre la oscuridad no lograba ver o entender donde estaba y porque.

Una fría y áspera mano comenzó a jalar su pierna izquierda, la pierna que siempre dolía, comenzó a gritar de dolor, de miedo y de desesperación. Vio una luz a metros de él que dificultaba su visión y un ruido lo espanto, era un camión, se logró levantar le dolía todo, y cuando asimiló que estaba en el lugar que más odiaba, vio a una mujer con un vestido blanco que la hacía lucir hermosa y aterradora.

—5 meses Ethan, 5 meses haz dormido...

Y de pronto abrió sus ojos, tenía todo el cuerpo mojado, no paraba de jadear y era el mismo sueño que tenía desde hace 5 años, miro la hora en su teléfono, solo faltaban minutos para que se levantara. Así que fue hasta la ducha a quitarse el sudor, comenzó a mirar las cicatrices de su pantorrilla izquierda y recordaba pequeños fragmentos de la pesadilla, con ira y frustración le dio un golpe en la pared.

—Supéralo Ethan, no puedes temerle a algo que ni recuerdas con claridad— se dijo así mismo.

Vistió un costoso traje y salió de su habitación bien arreglado y de camino a desayunar vio la puerta del cuarto de la chica y recordó lo que hizo la noche anterior, bajo hasta el comedor, Clarice lo juzgaba en silencio, mientras Peter leía el diario, pasó un buen rato y el chico se extrañó que la menor de los Walton no bajara a desayunar.

—Christal se quedó dormida— indicó la madre mirando el reloj y levantándose de la mesa hacia el cuarto de su hija.

—Christal llegarás tarde, por el amor de Dios—gritó abriendo la puerta y dirigiéndose directo a la chica que estaba acostada, arrebató las tapas de cuerpo de la chica despertándola de inmediato.

—¿qué pasa?— pregunto molesta y confundida.

—el despertador aún está averiado, ve a ducharte— ordeno mirando el reloj con odio.

La chica corrió al baño, minutos después bajo corriendo hacia la entrada ignorando a su padre y al invitado.

—¡Chris, los audífonos!— gritó el hombre al ver a su hija con los auriculares en el cuello, la chica se detuvo molesta.

—¿Qué?

—Vas a la escuela a estudiar, no a escuchar música, déjalos aquí— ordeno

—No, solo escuchare música en el auto— indicó casi suplicando

—¡no te estoy preguntando!, te dije que los dejarás aquí, y se acabo— gritó con la mirada firme sin ni siquiera exaltarse de más, confiaba en su poder de controlar todo a su al rededor con una sola mirada.

Chris  miro a Ethan que miraba todo muy preocupado y se sintió avergonzada y molesta entonces arrebato bruscamente los audífonos de su cuello y los lanzó al suelo.

—¡ahí tienes los malditos audífonos!— gritó molesta corriendo hacia el auto, Ethan quedó asombrado.

—bien, si no quieres ir a la oficina hasta que no tenga los libros no se que harás los días que tengas libres— dijo el hombre sin tomarle importancia y desviando el tema.

—¿días?, creí que este negocio era importante y rápido para ti— pregunto confundido pues no planeaba quedarse semanas en la cuidad.

—lo se, pero hay problemas.

—soluciónalos...— ordeno distrayéndose con una llamada que atendió de inmediato.

—¿Qué?— pregunto de malhumor

Dulce tentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora