Capítulo 20: Control.

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Camino hasta el cuarto que jamás imagino pisar, mientras acomodaba su reloj en la muñeca, de lo distraído que estaba olvidó tocar la puerta, por suerte no vio nada desagradable, vio a un hombre tal vez fuerte en su faceta más débil, junto a él su hermosa hija que parecía que no se había dado ni cuenta de que llevaba varias horas durmiendo junto a su padre, Ethan aclaró su garganta para esperar la respuesta de alguno de ellos, Peter abrió lentamente sus ojos, apartó su brazo del agarre de su hija aún dormida y trato de acomodarse en la inmensa cama.

—solo quería saber si se encontraba bien—
dijo Blackstone tratando de no fijar su mirada en la chica.

—estoy más bien de lo que parece—bromeó sobre su deteriorado aspecto.

—¿seguro?— el chico parecía dudar.

—claro, la operación no fue tan invasiva como todos creen, el médico me dijo que podía retomar mis actividades con toda normalidad—le confesó, en eso la atención de ambos se fue hacía la chica que parecía despertar totalmente confundida, miro a su padre que acomodo su cabello despeinado.

—¿qué hora es?— pregunto en un tono de voz flojo.

—las 11 am, del día sábado— respondió Ethan mirando su reloj, cuando apartó la mirada vio a la chica que lo miraba con sorpresa.

—dormí toda la noche aquí...¿donde está mamá?— pregunto a su padre que se encogió de hombros porque tampoco sabía de su mujer, Clarice estaba molesta con ambos, y pasó la noche en una de las tantas habitaciones vacías de la casa, no le dirigía la palabra a Christal y con su marido no podía hacer lo mismo ya que debía cuidar de él, a falta de una enfermera que no podían contratar.

—me iré a dar un baño— le indicó a su padre levantándose de la cama, intimidada por el enorme chico que estaba unos centímetros de la puerta, su mirada recorrió cada parte del cuerpo de la chica, Peter se controlaba para no hacer un escándalo.

—debo irme Señor Walton, buen día— el hombre sabía que Blackstone lo hacía con la intención de seguir a su hija, pero no se lo permitió.

—Ethan— gritó, el chico vio como Christal entraba a su cuarto y dio un paso atrás hasta la habitación, miro al hombre esperando que le diera un buen motivo para haberlo molestado.

—tu auto llegó del taller, como verás no estoy en condiciones de llevarte a tus destinos o de darme el tiempo para controlarte...tampoco es mi deber, pero puedes tomarlo con responsabilidad, y devolver mis llaves— sonrío levemente.

—Gracias— dijo rápidamente para salir de la habitación.

Maddison en su cuarto miraba confundida la computadora que estaba en la página de el aeropuerto, dentro de esta semana sus clases comenzarían, y aunque su padre no le diera más opción que asistir obligatoriamente a la universidad, ella aún pensaba en quedarse en Tennessee, así que no paraba de destruirse la cabeza con preguntas mientras mordía sus uñas, hasta que se hartó y la cerró de golpe, un mensaje de sus amigos la alentó a salir de su cuarto para hablar con su madre que llevaba días de mal humor, en el pasillo vio a Ethan hablando por teléfono, lo ignoro.

—Hola Leonard.

—¿qué pasa Ethan, todo está bien?— pregunto el hombre al teléfono sorprendido por la repentina llamada del muchacho.

—si claro, bueno no, pero si...—balbuceó

—¿Ethan?— pregunto confundido

—debí llamar antes, pero...la demora con la empresa de los Walton, era lo que creíamos—confesó.

—¿están en quiebra?

—no del todo, pero debo salvarles el trasero—indicó casi susurrando pues abajo estaba Clarice y Maddie discutiendo.

Dulce tentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora