Capítulo 23: Amenazas.

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—queda un minuto para que suene la campana, cuando suene saldremos de inmediato, ¿me oíste?— ordeno mientras señalaba la hora en su teléfono, sin duda Harper haría lo que fuera para no pasar 3 horas en el salón de castigo con el maestro Sachs y Connor Gabe, la campana sonó y se llevó de golpe a su amiga que lo único que rogaba es que ninguna de las dos terminara con problemas más grandes, pero al llegar a la entrada.

—¡Señorita Black!— ambas voltearon y en su rostro se podía notar la decepción de que el plan no resultó.

—¿a donde iba?— pregunto el hombre alzando una ceja y cruzándose de brazos.

—Señor Sachs, estoy algo enferma— Christal contuvo las ganas de reír ante la estupida mentira de su amiga, esta le dio un pequeño golpe que intentó simular.

—¿enferma de que?— Harper volteo a ver a Walton esperando ayuda, pero le falló.

—diarrea— dijo nerviosa y Christal no pudo retener la risa y soltó una carcajada que le confirmó al maestro que Black mentía.

—al salón, ¡ahora!— le ordeno, la chica dio un paso al frente sin mirar a su amiga y mientras se alejaba le enseñó el dedo de en medio, honestamente fue culpa de ella por mentir horriblemente mal.

—¿estás consiente de lo que significa esto Harper Black?— pregunto el maestro mientras caminaban al salón.

—quiero creer que no.

—tendrás una semana más de castigo

—pero...— el hombre le lanzó una mirada intimidante

—te lo advertí, nada de pero...— se quedaron detenidos en medio del pasillo admirando en la escalera aún chico que creyó que podía engañar al hombre.

—¿es enserio con ustedes dos?— miro a la señorita que tenía enfrente y Connor que se dio cuenta de lo que esto significaba.

—al salón ahora, por una semana más— sonrió burlescamente cuando en realidad estaba harto de sus alumnos.

Dio uno cuantos pasos  más para buscar el auto de Will, que por primera no estaba, se detuvo en medio de la entrada, tratando de entender que era lo que ocurría, cuando enfrente de ella, al otro lado de la calle estaba Ethan Blackstone, fuera de su auto con un abrigo largo que le venía muy bien al clima frío de ese día, frunció el ceño confundida, y él le hizo señas para que caminara hasta allá.

—¿donde está Will?— pregunto al llegar junto a él.

—le di el día libre— confesó despreocupado, caminando hasta el lado del copiloto, Christal lo siguió molesta.

—¿sabes que lo puedes haber metido en problemas?.

—eso no pasará, y si sucede aceptó la responsabilidad— le señaló con la cabeza que subiera al auto, ella obedeció sin más vueltas.

—¿acaso no te alegra que allá venido por ti?— pregunto subiendo al auto y encendiéndolo.

—¿vamos a ir casa?— rogó que así fuera

—claro que no.

—Ethan, no quiero problemas, no quiero que tengas problemas— protesto

—tu padre llamó, aún no llega y cuando lo haga pasará a la oficina a ver unos pendientes que le indique, fui a casa y tú madre no
estaba— tenía todo calculado

Dulce tentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora