N.O.
Lo bueno es que el resto del día había pasado rápido.
Esa noche, Kai había dormido bien, sin pesadillas y despertó como si ayer no hubiera pasado nada. En cambio, Adam se levantó un poco agobiado, se había quedado hasta las una y media de la mañana viendo distintos empleos que podia hacer por las noches, ya que empezaría a trabajar cuando entrase a la universidad y ahí sería estudiar en la mañana solamente.
Aún no sabía cómo lograría hacer todo eso, y esperaba que le saliese a la perfección, sino, tendría que marcharse de ahí.
Paso una mano por su cabello.
Si ahora las cosas están un poco complicada entre el pelirrojo y él, ¿Como le diría? ¿Cómo reaccionaría? ¿O cómo le diría a sus amigos?
Probablemente aún no tenía que decir nada al respecto, eso estaría bien ¿no?
Suponía y esperaba que sí, tampoco tenía muchas opciones.
Estaba camino a la cocina, bajando por las escaleras.
Iba a desayunar (más bien tomar) un vaso con jugo de naranja, puesto que no tenía ganas a algo más.
Recordó que luego de hacerlo tenía que ir a buscar trabajo solo que esta vez físicamente, sería más fácil encontrar uno, o probablemente no.
Tenía que por lo menos intentarlo. También, tenía más o menos un mes para que el dueño de la casa les cobrara, eso significa que estaba entre la espada y la pared; Le preocupaba.
¿Que haría él si no podía?
¿Que pasa si su padre tampoco conseguía trabajo?
Por lo menos, tenían algunos ahorros por el trabajo de su madre; La pintura. Sí, ella usaba óleo para plasmar sus ideas. Algunas veces dibujaba tormentas, las cuales terminaban con todo a su paso, envolviendo todo en un aire que no se podía utilizar; Mientras que caían gotas de lluvia, pero estas no llegaban a tocar el suelo, y como se imaginan, ellas también se veían obligadas a adentrarse en ese remolino inescapable. O aveces, dibujaba un cielo azul, con una cabaña a lo lejos, con un arroyo cristalino que pasaba por ahí y encima de este se encontrasen unos niños pequeños jugando sin preocupación alguna.
La mujer vendía estas obras, a personas de dinero (una de ellas es la madre de Kai, compró una de estas y la colocó en su adinerado yate. Pero en sí, ellas nunca se llevaron bien, ya que la madre del pelirrojo sabía que Adam era gay), o mejor dicho, a cualquier persona. Ella es generosa y solo le importaba que la gente sonriera por ver una de estas o en el caso de la tormenta que les diera nostalgia por recuerdos que nunca han vivido.
Les importaba más los sentimientos de la gente que el mismísimo dinero.
Pero en este caso, también sabía que una sonrisa no podría remplazar el dinero que ahora su familia necesita.
Adam sonrió.
Aunque, no sabía el porqué de hacerlo en un caso tan delicado como este.
Probablemente es porque él sabe cuanto se esfuerza su madre en hacer lo que ama.
Para su sorpresa ya había llegado a su destino.
Sacó un vaso, lo dejó en la mesa para luego ir al refrigerador y sacar un poco de jugo de naranja; Lo vertió sobre ese cristal, para luego dejar la caja de cartón encima de la mesa y llevar el vaso hasta sus labios para tomar un sorbo.
Mientras lo hacía, observo a su derecha cuyo calendario colgado en la pared.
Era sábado.
-Demonios...- Tiró al aire, puesto que las tiendas no abrían ese día. Pero tampoco se rendiría.
Recordó que su madre había imprimido unas cuantas copias de su curriculum.
Ella lo había salvado.
Lavó el vaso ya vacío y lo dejo en su lugar, para luego tomar su chaqueta de cuero y ponérsela.
Buscó las copias y cuando ya las tenía salió de casa. Su nuevo plan era dejar esas copias en cada puerta de esos lugares.
Y si llegaba a pasar algo a su favor, lo llamarían con el número que aparecía en esta.
...
Días restantes: Dos.
El pelirrojo miraba un punto fijo al techo, estaba recostado en su cama sin hacer nada.
Meditando con la mente en blanco.
Solo quería calmarse, y rápido.
Por suerte, el ambiente era agradable.
Los rayos del sol que entraban por la ventana se posaban en las paredes y parte en donde descansaba. El aire olía a vainilla y un toque de fresa, seguramente era por la nueva fragancia que había comprado hace poco.
Pero Kai sentía que algo no andaba bien ahí.
Sentía como si su corazón pesara.
Probablemente era el sentimiento de culpa.
¿Pero por qué?
Toc, toc~ Golpearon su puerta, sacándolo de su trance ensordecedor.
Abrio un poco más sus ojos y se sentó.
-¿Huh?- Indicó que la persona que se encontrase detrás entrase.
Miraba atentamente la puerta, la estaban abriendo lentamente.
No era Davis.
Davis lo hace en el tiempo preciso, si lo hiciera así no sería sigiloso como solía ser.
Entonces, no era él.
Un escalofrío recorrió por la espalda del pelirrojo.
-¡Kai!- Exclamó una voz aguda, con efecto que el nombrado se parara y fuera a abrazar a su amiga. -Escuché todo lo que pasó, ¿Estas bien?-
La chica le estaba abrazando un poco fuerte.
-Huh, sí. Estoy bien, Vanessa.- Le sonrió bajando las cejas.
-Ahora tienes que contarme que pasó.- Se separó de él repentinamente, apuntandole con su dedo índice. Se veía que estaba un poco enojada. -¡Me preocupaste mucho!- Frunció el ceño.
-Lo siento, lo siento.- Se disculpó, yendo a sentarse en la orilla de su cama, indicándole con la cabeza que lo hiciera igual. -Es... Es todo muy raro.-
La chica tomó asiento a su lado.
-Cuando dijiste lo que sospechabas, empeze a investigar.-
Sí, le diría todo. No podía ocultarlo más.
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-Niñato estúpido. ¿Por qué lo dejasteis escapar?
-Tenía el poder de fuego, señor.
-¡Y tú el de teletransportación!
-Ya le he dicho que necesito imaginarme y saber donde es el lugar.
-¿Sabes que por tu culpa y la del otro imbécil que solo busca placer sexual arruinaron el plan?
-Lo sé.
-¡Sois unos innatos! Tenemos que salir de aquí y rápido. No quiero seguir siendo un equipo con ustedes.
-Para que se calme un poco, la persona de piel morada está a un pelo de decir lo que queremos.
-Gracias a dios. Ese tío las pagará.
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𝘿𝙀𝘽𝙀𝙍𝙄𝘼𝙎 𝙄𝙍𝙏𝙀 ⇄ 𝙆𝘼𝙄𝘿𝘼𝙈
Fanfictionᴰᵒⁿᵈᵉ ᴷᵃⁱ ˢᵉ ˢⁱᵉⁿᵗᵉ ᶜᵒⁿᶠᵘⁿᵈⁱᵈᵒ (no editado) [13-05-20 a 14-01-21]