Cap 36 -Los cambios son buenos, pero estos no-

324 23 13
                                    

N.O.

Adam despertó de golpe, levantándose, haciendo un ángulo de noventa grados con su torso y piernas. Miró a su ventana, desconcertado: era de día. Alzó un brazo y tomó su teléfono de la superficie de al lado. 

Lunes, 9:13

Iba tarde a la universidad, chasqueó la lengua molesto consigo mismo. ¿Por qué no había sonado la alarma? por la lógica era su culpa, y él sabía que sí la era.

Hizo un calculo rápido mientras salía de su cama: si es que la suerte le sonreía podía llegar al segundo periodo, bueno, tampoco era tan malo pero eso no le quita la culpa de perder una clase.

Se cambió de ropa, hizo su cama, arregló unas cosas de su habitación, fue al baño, se lavó la cara y los dientes, bajó las escaleras, todo a una gran velocidad tratando que sea comparada a la de la luz. No tenía tiempo de desayunar, pero no importa. Limpió unas cosas de la cocina para que sus padres no tuvieran tanto trabajo y salió cerrando la puerta nuevamente con llave.

Suspiró, definitivamente los lunes que se queda dormido eran los peores. 

Tenía que pedir un taxi, y rápido.

Se preguntarán qué había pasado ayer, me complace informarles que sí, sí tuvieron la mejor cita de sus vidas. Adam también recordó esto, una sonrisa se abrió paso. 

No podía esperar para la próxima cita con el pelirrojo.

...

Los segundos parecían minutos, los minutos, horas. Estaba aburrido, sentado en el lugar que habituaba: al lado de la ventana, mirando con desesperación el reloj de su muñeca. Empeoraba si es que se ponía a pensar que estaba la semana por delante. O empeoraba si recordaba que luego de estudiar tendría que ir al trabajo, bueno... El trabajo no era tan pesado, sólo era el tipo de la heladería. Hubiera podido encontrar algo mejor para que le pudieran dar más dinero, pero en ese momento no importaba. Además que su jefa lo quiso desde que lo vio; el primer día la señora lo vigilaba mucho (demasiado), y a medida que pasaba el tiempo ganó su confianza, a parte que observó cómo Adam trata a los niños pequeños que iban a comprar una paleta: sinceramente, era muy tierno.

Pero no debía desconcentrarse, sino era como perder otro período más, algo que obviamente no quería.

Pareciera que hoy su cerebro no funcionase, no podía pensar con claridad, y menos enfocarse en lo que estaba hablando el maestro.

Que bueno que estaba en los últimos puestos de atrás, así no se notaba lo perdido que estaba.

No pensaba en nada, su mente estaba en blanco.

Cerró los ojos por un par de segundos y los abrió de nuevo.

Pudo escuchar cómo los demás alumnos que allí estaban se levantaban de su silla con el tradicional crujido de estas, se estaban yendo por lo cual Adam hizo lo mismo. Cierto, en su universidad no hay alarmas o timbres entre períodos, al principio se le hizo muy difícil acostumbrarse.

No ignora el hecho que fue muy rápido. No lo exagera, pareciera que estuvo ahí tan sólo unos minutos. Le parecía raro, y en el ahora, aún no lo entiende. Ahora maldice cada día que despierta vivo: "¿Dónde estás? Quiero verte". Ahora se lamenta lo testarudo e ignorante que fue antes de que eso haya pasado.

Pero hey, hey. No nos adelantemos tanto, no es cómo si fuéramos viajeros del tiempo. Aunque esto sea una historia que ya esté vivida por alguien, la regla es la misma.

𝘿𝙀𝘽𝙀𝙍𝙄𝘼𝙎 𝙄𝙍𝙏𝙀 ⇄ 𝙆𝘼𝙄𝘿𝘼𝙈 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora