16 | ELEANOR ✔

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Un día después de mí pequeña charla con Nico, sus palabras seguían resonando en mi cabeza, distrayéndome aún más de ser posible.

—¿Qué te sucede hija? —preguntó mi madre al verme distraída.

—Nada mamá —respondí seca.

—No te creo. Desde hace semanas estás triste, sé que algo te sucede.

—No me sucede nada —le lance una mirada fría— Tengo que irme.

—¿A dónde vas siempre durante todo el día? Nunca te veo.

—A trabajar ¿a dónde más?

—No tienes que hablarme así –—me riñe— No olvides que soy tu madre.

—No parecías mi madre cuando permitías que aquel hombre me agrediera.

Vi como apretaba la mano en un puño pero me mantuve firme, sin demostrar miedo.

—Adelante, hazlo —la rete— Conviértete en él. Años viendo como me agredía te deberán de servir.

Vi como sus ojos se humedecían, sin embargo no causaba ningún sentimiento de arrepentimiento o culpa en mí.

Sin decir nada más, tome mis cosas y salí del lugar en el que tenía que vivir; no podía llamarle hogar porque jamás lo había sido.

Dentro de mí, en algún lugar, sabía que aun guardaba un poco de cariño a mi madre.

En algún momento lo sentí, lo recuerdo, pero con el paso de los años ese cariño comenzó a desaparecer, hasta convertirse prácticamente en un nada.

Un parte desaparecía cada vez que permitía que mi padre me maltratara, ella nunca hizo nada al respecto, ¿su justificación? Yo lo provocaba.

Mis "provocaciones" eran querer pasar tiempo con mi padre, pero él siempre estaba de malas y como era una niña no tenía conciencia sobre varias cosas.

Solo cuando fui mayor me di cuenta que mi padre no me quería. Él esperaba un varón y cuando su primer hijo resulto siendo mujer, su decepción fue hasta el límite. Su odio hacia mí debió crecer más cuando mi madre ya no pudo concebir otro bebe.

De hecho, recuerdo la primera vez que me golpeo: tenía 6 años, por accidente había derramado su cerveza y como castigo, me tomo del brazo y con su cinturón me daba golpes en los mismos.

Mi madre siempre estaba en un rincón observando lo que mi padre hacía, siempre rogaba por su ayuda pero nunca hizo nada. Hubo momentos en los que no ocasionaba nada y aun así me golpeaba, como fui creciendo comenzó a golpearme en otras partes del cuerpo y un año antes de que se fuera de casa, había sido la primera vez que me golpeaba con su puño.

Se me había formado un feo hematoma alrededor del ojo, recuerdo salir corriendo de casa hacia el parque que estaba cerca y como me metía detrás de los arbustos, ese lugar siempre lo había considerado un refugio.

Fue mi refugio por un año antes de conocer a Blake, y cuando apareció en mi vida entonces se volvió en mi nuevo refugio, la única persona a la que podía acudir cuando mi padre me golpeaba. Y luego, Blake había dejado de ser mi refugio.

El simple recuerdo me da ganas de llorar, intentaba recordar mi promesa a mí misma de no llorar pero no pude evitar que una lágrima resbalara por mi mejilla. La limpie rápidamente y camine hacia la parada del autobús cuando vi que se acercaba.

***

Como todos los días verifique que todo estuviera apagado en mi escritorio para salir.

Camine unos metros más hasta que pase por el edificio de Comunicación, lo primero que vino a mi mente fueron parte de las palabras de Nico.

Segunda Oportunidad (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora