«¿Estoy dispuesta a perdonar a Blake?»
Sí lo estoy. Quiero perdonarlo.
No he olvidado todo lo que paso entre nosotros, pero un parte de mí está cansada de luchar contra él. Estoy cansada de fingir que no importa su cercanía cuando por dentro, cada vez que está conmigo, desearía que las cosas fueran como antes de que tuviéramos un año lleno de mierdas: con peleas por parte de ambos, por discusiones sin sentido, por arrebatos, etc.
Quiero retomar las charlas, las bromas, las risas, la muestras de afecto en privado. Todo.
Extraño cada detalle, sin excepciones. Es por eso que, ahora, simplemente me canse de luchar.
Además de que prácticamente este conmigo solo una pequeña parte de mi día, me hace extrañar aquellos días donde pasábamos la mayoría del tiempo juntos después de la escuela para no tener que regresar a nuestras casas.
En la escuela no teníamos demasiada relación, no por algo profundo, sino porque siempre lo preferimos así. Nos gustaba mantenerlo entre nosotros lo que teníamos.
Regresando al presente: aún existen pendientes entre nosotros, pero he decidido otorgarnos el beneficio de la duda por un tiempo.
Me he propuesto a no mostrarme tan arisca con él, intentar ver si esta nueva Eleanor congenia con él como en el pasado y ver a donde podemos llegar con esto.
Probar si nuestra amistad tiene solución o simplemente se convirtió en un caso perdido.
No fue una decisión fácil, pase muchas horas en velo con la idea rondando por mí cabeza y esta fue la conclusión final:
Realmente no tengo a nadie importante en mi vida –ni siquiera mi madre lo es–, la única persona que me importaba y en el fondo me sigue importando, ha sido Blake.
Estar sin él por cinco años me hizo madurar, me hizo dejar a esa niña inocente en el pasado para convertirme en una mujer, fuerte, que no está dispuesta a que ninguna otra persona, sea hombre o mujer, pase sobre ella.
Eso fue lo que siempre permití con mi padre incluso cuando deje de ser una niña, lo permití con Blake durante ese año de mierda justificándolo con que ambos teníamos vidas pesadas. Olvide mi valor, y el hecho de que nadie tenía el derecho de tratarme así.
Haberles permitido todo aquello me llevo a ser una persona que jamás busque ser; solo el separarme de Blake y que mi padre se fuera de casa me dio la suficiente fuerza mental para intentar dejar de ser aquella chica indefensa que siempre busco consuelo y ayuda en otros.
Cuando siempre debí ser yo misma quien buscara alguna solución al respecto. Blake fue un consuelo por mucho tiempo, pero la verdad no era suficiente. No era una solución permanente, a las malas lo descubrí.
Por todo eso es que no permito que mi madre me trate como mi padre me trato, es por eso que trato a Bruno de forma desdeñosa desde que lo conocí –conozco a los de su tipo– y la principal razón por la que me defiende de cualquiera que intente pisotearme o denigrarme.
Esa niña, esa adolescente que paso por demasiadas cosas que nadie debería vivir aprendió a las malas que uno mismo debe buscarse una mejor vida. Que no siempre podrás contar con ayuda, que si bien no es malo recibirla, no siempre la tendremos.
Debemos ser fuertes para salir adelante por nuestra cuenta.
Un ejemplo es lo sucedido con Bruno, esa fue la primera vez en años que alguien se atrevió a intentar hacerme daño. Logro cierta parte de su cometido, pero tampoco salió ileso porque yo simplemente no me iba a dejar.
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Segunda Oportunidad (TERMINADA)
Ficción General"Ambos se conocieron en el peor momento de sus vidas pero fue solo por eso que encontraron un soporte el uno en el otro desde ese instante". La vida nos tiene muchas sorpresas, quizás alguna vez nos hemos preguntado exactamente eso: ¿Qué sorpresas h...