—¿Qué? —cuestionaron los dos a la vez.
Estaba claro que esperaban que lo dijera en broma pero yo hablaba enserio. Demasiado enserio.
La mirada saltona de Eleanor me transmitía la idea de que pensaba que había perdido la cabeza.
Sin duda la perdería si permitía que volviera a ese lugar, o que se fuera a un motel cuando bien podía quedarse conmigo sin problema alguno.
La dejé sola por cinco años, no planeaba dejarla sola en esto, y en nada, nunca más.
Aun sentía la ira bullendo en mí, la sentía a través de mis venas y las ganas de golpear algo –y si fuera a alguien mucho mejor–, seguía intacta.
Era la misma ira que viajaba por mi cuerpo en el pasado, la misma ira que me trajo problemas debido a peleas, incluso con Eleanor.
Claro está que hacía el gran esfuerzo de contenerme en ir a buscar a ese imbécil y partirle la cara. Pero claro que respondería si Eric, el padre de Eleanor, se le acercaba a ella o intentara ponerle una mano encima.
—No puedo quedarme aquí contigo.
—Exacto, ella no puede —habló Nico—. Mejor que se quede conmigo.
Eleanor tomó uno de los cojines y se lo lanzó a la cara.
Su actitud me sorprendía, esperaría que estuviera deprimida o triste, e incluso esperaba que llorara y se encerrara en sí misma, pero nada de eso había pasado. No estaba seguro de alegrarme porque lo estuviera llevando tan bien o asustarme por lo bien que lo llevaba.
—Tú no puedes llevarla a ningún lugar porque vives con tus padres, además de que pasas la mayoría del tiempo aquí.
—Ahí está —apunto Eleanor—. No puedo vivir aquí porque Nico ya vive aquí.
—Nico tiene a donde irse.
—Oye —exclama, el susodicho, molesto—. Claro. Dejas de lado a tu mejor amigo por una chica. Sin ofender, Eleanor.
De un momento a otro Nico le regresó de un tiro el cojín que ella le había lanzado. Tuvo tan mala puntería que el cojín pasó por encima de su cabeza y cayó detrás del sillón.
—No me molesta que te quedes —aclaré mirándola directamente a los ojos—. Me sentiría mejor si te quedas aquí que en un motel cualquiera. E incluso la universidad te queda más cerca. Y no tendrías que estar sola en ese lugar.
—Tampoco era como si pasara todo el día ahí —murmura por lo bajo—. No sé Blake...
—No sería la primera vez que compartimos espacio.
—¿Qué? —preguntó Nico, desconcertado—. ¿Ustedes dos ya han... vivido juntos?
—No. Para nada —se apresuró a aclarar Eleanor—. Él se refiere a un viaje que hicimos en nuestro primer año de preparatoria, era un campamento y dormimos juntos en la carpa.
Las cejas de Nico se alzaron sorprendido, Eleanor no lo veía pero distinguí que quería hacer un comentario perverso al respecto. Tome otro cojín y, comparando punterías, mi lanzamiento le dio directo en la cara.
Eleanor me miró desconcertada ante la acción pero yo solo le lance una mala mirada a Nicolás para que no dijera obscenidades al respecto. Pareció funcionar, pero eso no evitó que Eleanor se diera cuenta.
—¿Por qué le lanzas la mirada Blake a Nico? —pregunta.
—Yo no... —medite sus palabras—. ¿Mirada Blake? ¿Otra vez con eso?
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Segunda Oportunidad (TERMINADA)
Tiểu Thuyết Chung"Ambos se conocieron en el peor momento de sus vidas pero fue solo por eso que encontraron un soporte el uno en el otro desde ese instante". La vida nos tiene muchas sorpresas, quizás alguna vez nos hemos preguntado exactamente eso: ¿Qué sorpresas h...