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|Cap ₁₁|Mi tóxica perdición.

Igual, tampoco debí stalkear a la amiga de Jungkook. Ahora me siento peor.

La chica tiene curvas hermosas, cabello largo y negro, una sonrisa hermosa y lindos ojos. ¿Debía de mencionar sus malditamente hermosas publicaciones en bikini?

Para peor, Jungkook había subido un estado a Whatsapp, en el que salía la misma chica.

No. Eso no era lo peor. Ahora Hoseok me había dicho que la chica de la cual está enamorado, le había rechazado las llamadas. Y, sin más, la chica le dejó de hablar, sin ninguna maldita explicación.

Eso fue lo peor, pero lo más triste fue saber que Hoseok había llorado toda la noche hasta quedarse dormido. Simplemente él no lo analizaba, y se preguntaba; ¿qué hice mal? ¿Por qué se fue de la nada?

Curiosamente, las mismas preguntas que en algún momento me hice pensando en Tae Hyung. ¿Por qué aveces las personas desaparecen de nuestras vidas? ¿Acaso no los educaron para hablar las cosas? ¿No se percatan del daño que le hacen a otras personas?

—Así que, ¿pasarás la casa de verano de tus vecinos? —se sentó a mi lado, Jackson.

—¿Ah? —salí de mis pensamientos—. Ah, sí. Mis padres me dejaron hacer la fiesta ahí. Son... bueno. Son bastante simpáticos cuando quieren —hice una mueca.

—Creo ya me caen bien —torció una sonrisa, mirándome.

—Bueno, igual, aún faltan unos tres meses para la fiesta de fin de año.

Fiesta en la cual planeaba emborracharme por primera vez. Cabía recalcar.

—¿Te quedarás? —pregunté—. Es una gran casa. Muchos del salón se quedarán a dormir esa noche.

—Aún no lo sé —ladeó la cabeza, viéndome a los ojos con diversión, casi pude ver que se sonrojaba—. ¿Puedes dejar de hacer esa cara? —se estremeció en su asiento.

Eh, ¿disculpa?

—¿Qué cara? —dije, confundida.

—Esa cara que haces siempre. Es que... ash... —dejó de verme, avergonzado. Suspiró, volvió a mirarme y entre dientes agregó—. ¿Por qué tienes cara de pervertida?

Genial. Lo que me faltaba. Jungkook solía decir que tengo un rostro muy tierno, y el idiota de mi compañero, que tengo cara de pervertida. ¡¿De qué mierda es mi cara?!

—¿Yo? ¿Cara de pervertida? —dije, ofendida.

—¡Sí! Siempre estás... —creo que quiso apretar mis mejillas, pero bajó sus manos de inmediato—. ___, ___, ___... —suspiró y se levantó del asiento de mi lado—. ¿Qué haremos contigo? —y se fue a su puesto.

Bueno. Eso había sido raro.

Me reincorporé en mi puesto, dejé caer mi mejilla en mi puño, y suspiré, cansada de la existencia humana. En eso, sentí unos ojos en mí. Levanté mi vista a aquellos ojos que se encontraban al otro lado del salón, pero estos bajaron rápidamente a su cuaderno, avergonzado. Conocía cuando se encontraba nervioso.

No había sido la primera vez que había pillado a Yoongi haciendo aquello.

Sonreí. Yoongi y yo nos conocemos hace tres años. Siempre me ha parecido muy tierno ese chico. Su tes blanca y sus ojos adormilados causan que quiera apretarle el rostro. Me recuerda a un gatito.

—Es tan tierno... —dije, cuando Whee-in llegó nuevamente al puesto y se sentó a mi lado, con un par de guías.

—¿Hablas de Yoongi? —sacó unos lápices.