La mesera había llegado a la mesa, junto a una tabla de variados tipos de Sushi. Comenzamos a comer, hablando de temas banales, mencionando el tema del Covid-19 y otros como la película que se estrenaría muy pronto de Black Widow. Marvel fue un gran tema de conversación, en el cual los dos sabíamos mucho al respecto.Las palabras nunca faltaron, nunca nos quedamos en silencio, fue como si nos conociéramos de toda la vida. La química estaba, nunca faltó. Las personas suelen decir que si dos personas no logran conectar de alguna manera en la primera salida, entonces no están hechos el uno para el otro.
—Quiero un perrito —confesé, cuando él me había dicho que en la playa habían muchos perritos que acarició y dio de comer.
—¿Sí? —se comió una pieza de Sushi—. ¿Qué tipo?
—Un Pequinés.
—No los conozco —sacó su móvil, al parecer lo iba a buscar—. ¿Es lindo?
—Mi abuelo tenía uno cuando yo era pequeña, pero murió, ya estaba viejito —lamenté—. A muchos no les gusta aquella clase de perritos. Dicen que son feos.
—Y ellos tienen toda la razón —comenzó a reír, mostrándome una foto de un lindo Pequinés en Google.
—¡Son hermosamente feítos! ¿Okey? —reí con él y apunté la pantalla—. Mira su carita nada más. ¡Se parece a un Iwork, de ésos en Star Wars!
¿A quién no le gustaría tener un Pequinés?
—¡Los Iworks son feos! —rio más, para luego beber de su jugo.
—Ya, pero me gustan. Tengo una pequeña obsesión con ésa clase de perritos.
—Y, creo que lo importante es que te guste a ti, a nadie más que a ti —sonrió de boca cerrada.
—También lo creo —bebí de mi jugo.
Desvié la mirada, me aterraba verlo tanto a los ojos. Éstos eran tan profundos y grandes, y al parecer Jungkook no planeaba sacarme la mirada de encima, aunque fuera por ser amable y no perder su atención hacia mí, me sentía como en un callejón sin salida.
Dejé mi vista en la ventana, notando que se estaba haciendo de noche. Las personas pasaban caminando por afuera, y entonces, encontré sus ojos viéndome por el reflejo del inmenso ventanal. Mi corazón comenzó a latir mucho más rápido de lo normal, mucho más que todas aquellas veces en que él me hablaba por mensaje.
Su mirada quedó quieta, tan intensa, viéndome sólo a mí. Yo me encontraba como un manojo de nervios, sin embargo, me sentí tranquila cuando él esbozó una sonrisa repleta de diversión, comenzó a moverse de lado a lado, jugando con el reflejo, haciéndome reír y llevando a mi cuerpo hacer lo mismo que él, moviéndonos de lado a lado, tan aniñados, sin importar que las personas de afuera nos vieran jugar con nosotros mismos.
Jungkook no aparentaba la edad que tenía, su rostro era tan aniñado, lucía tan bien afeitado. Su rasgos eran delicados, su piel era preciosa, la forma de decir las cosas me hacía reír. Él era tan amable y buena persona, nunca jamás me había sentido tan atraída a alguien como a él, un chico de veinte años y yo nada más dieciséis.
El diecinueve de Abril cumpliría diecisiete.
Se hacía tarde y yo debía irme. Jungkook pagó la cuenta y guardé la botella de vidrio del jugo de naranja en mi mochila, tal vez, sólo tal vez, aquella botella se transformaría en un recuerdo de este día.
Salimos del lugar, ya era de noche. Nuevamente, comenzamos a caminar juntos por la vereda.
—Espero que aún estén pasando autobuses para mi casa —hice una mueca—. O si no tendré que tomar un Uber.
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Omegle | JJK [+16][✔] ©
FanficEnamorarse a través de Internet no es la mejor de las opciones, ¿pero qué tan mala podía ser la experiencia de amar lo imposible? Porque sí, me había enamorado de Jeon Jungkook por medio de Omegle, la famosa página exhibista de penes. Después de to...