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|Cap ₂₄|Jimin borracho y un Tae cariñoso.

No podía negarlo. Sí lo extrañaba. Extrañaba su delicioso aroma, sus abrazos, sus inocentes besos en mi frente, su tacto. Extrañaba todo de Tae Hyung, pero de una forma diferente, no igualada a como fue en el principio de su partida.

Ahora él tenía novia, y no se me podía pasar ni si quiera por un segundo besar sus labios. Se trataba de una situación incorrecta, y bien que los dos lo sabíamos, porque además de mi intensa mirada en sus ojos, él mantenía la suya con la misma fuerza.

—Tae Hyung, ¿por qué me eliminaste de Instagram? —apreté mis labios, cerré con fuerza mis ojos y me alejé un poco de su agarre.

Sí, hace un tiempo Kim me había dejado de seguir en Instagram. No era un tema muy importante, pero quería entender el significado de aquel hecho.

—Mi novia tomó mi celular y eliminó a todas las chicas que le parecían lindas de mi Instagram —entrelazó sus manos, mirando las mismas, cabizbaja—. Entre ellas... tú.

No sé si sentirme alagada u ofendida.

—¿Por eso? —enarqué una ceja, observando su lindo perfil izquierdo.

—Bueno —ladeó la cabeza, inquieto—. También le dije lo que tuvimos.

—¿Qué le dijiste?

—Le dije muchas cosas que pasamos tú y yo, pero... —me volvió a mirar—. A veces existen dichas situaciones que no se pueden contar, ¿sabes?

—¿Hablas de lo de aquella madrugada?

Él asintió con la cabeza, mordiendo su labio menor.

—Bueno, entiendo, es comprensible —impulsé una mediana sonrisa.

—De todas formas, te volveré a seguir —sacó su IPhone de su bolsillo derecho del pantalón, sonriendo.

—Me parece justo —visualicé cómo me buscaba y seguía de inmediato.

—¡Hey, Tae Hyung! —llamó uno de sus amigos, el cual minutos antes se estaba comiendo la boca de una chica.

—¿Qué? —Kim enarcó una ceja.

El chico levantó y bajó sus cejas simultaneas veces, mirándome y luego a Tae, insinuando lo típico: Enrollarnos.

—No es lo que crees —le dijo Tae.

—¡Sí, claaaaaaaaaaro! —comenzó a reír y volvió a besar a la chica.

—Cosas que pasan, ¿no? —me encogí de hombros.

—Sí —suspiró y sonrió, mirándome.

Al pasar de unos segundos, Jimin y Whee-in habían vuelto a nosotros. Jimin sosteniéndose del hombro de la pelinegra, casi al borde del colapso de la borrachera.

—Jimin, no te ves bien —toqué su mejilla—. Vamos a tomar aire —lo tomé del brazo, guiándolo.

Los cuatro salimos al patio, nos sentamos encima de un pastizal verdoso, apoyando nuestras espaldas en el muro de cemento. Yo en medio de Tae y el pobre Jimin, Whee-in cruzada de piernas en frente de nosotros.

A Jimin le había empezado a atraer una chica; la prima de Whee-in. Ella es una mala chica, quien no se merece a Park, y detestaba eso. No quiero decirlo de esta manera, pero es una maldita perra. Es fría, poco simpática e inestable. No la puedo categorizar como una Bad girl, ya que no lo es, pero sí una perra de malos sentimientos. Entonces pregunté:

—¿Por qué bebiste tanto? —aproveché de hablarle a Park, ya que Tae y Whee-in empezaron a hablar sobre temas banales.

—No lo sé... —ladeó la cabeza de lado a lado, con sus ojos cerrados.