Soy Un Desastre (KOOKMIN)

~04~

Al final día me fui a casa, bueno a mi departamento que compró papá para mí.

El camino era largo así que siempre salgo temprano para no llegar tan tarde. De paso compre pizza para mi cena.

Estube haciendo dieta por que mamá dijo que estaba muy gordo y feo y que ningún hombre me miraría así pero la verdad no tube el mejor día para llegar a comer una fruta o pan con hojas.

Llegue al edificio y subí al segundo piso, pero cuando hiba a entrar mi vecino perfectamente atractivo hiba saliendo.

-Hola Park–Me saludó cordialmente.

-Hola Kim, ¿como estás?–Le sonreí y lo mire de arriba a abajo, se veía perfectamente guapo.

-Bien, mejor que bien–Dijó con una enorme sonrisa.

Asentí y lo ví bajar las escaleras.

-¿Dios por que ese hombre tiene tanta belleza?–Pregunté mientras lo veía bajar y salir del edificio. -Solo pido un poco de su lindura y tendré un hombre a mis pies–Suspiré y entre a mi departamento.

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Al otro día me levanté muy temprano y camine hasta el trabajo, debo quemar todas las calorías de la pizza de ayer.

Entre y me dirigí al último piso y saludé pero nadie me devolvió el saludo, sólo me miraron de arriba a abajo con desagrado.

El ardiente asistente de ayer lo saludé y él me devolvió el saludo con una sonrisa, me pidió disculpas por como me habló ayer y dijo que sólo le gusta el té de limón con hojas de menta. Le dije que no tenía por qué disculparse y que ese era mi té favorito, aunque mentí por que no tomó mucho té pero vamos.. hay que intentar algo con este hombre que esta perfecto a mis estándares.

07:00 – 09:00 – 11:00 de la mañana son horas de café para el CEO.
02:00 – 04:00 – 06:00 de la tarde son las horas exactas del café acompañadas con algo de comer, ya sea un postre o galletas.

-¿Tienes la merienda del jefe?–Me preguntó Namjoon recostado al marco de la puerta.

Lo voltee a mirar y asentí con una sonrisa, él asintió y se fue a su lugar de trabajo.

En una bandeja llevé el café y él postre, toque dos veces y entre.

-Aqui está su café y un postre–Dije cuando puse su pedido sobre su escritorio.

Levantó la vista del computador y me miro.

-¿Tu quien eres?–Me pregunto serío.

Su mirada severa y penetrante me hizo jadear.

-El de los cafés–Fue lo único que pude decir.

Sus ojos negros eran perfectos, su cabello brillante peinado hacía atrás sexi, su traje bien ajustado a su cuerpo era algo caliente.

-No me gusta esto–Dijó serio y puso el postre serca mío.

-Ya le traigo otro–Tomé el plato.

-No, ya no quiero nada, déjame sólo por favor–Empezó a tomar su café y siguio trabajando.

-Con permiso–Hice una reverencia y me fuí.

-¿Que pasó con el postre?–Preguntó Namjoon apenas salí.

-Dijó que no le gusta–Me acerqué a él y puse el plato sobre su escritorio.

Me senté enfrente del escritorio y él empezó a comerlo.

-Odia el postre de galleta–Dijó comiendo. -Pero a mi me gusta así que no se perderá–Me sonrió y sus oyuelos me hicieron suspirar.

-¿Quieres té?–Le pregunté.

Nam asintió y me levanté para servirlo. Se lo llevé y hablamos unos minutos y era gracioso, amable, atractivo, sexi, todo lo que busco en un hombre.

Me levanté y deje que hiciera lo suyo mientras yo volví a la sala a hacer nada.

Bueno nada no... pensaba en los hombres mas atractivos de la empresa. Pero para mejor pasatiempo me escape a la azotea para fumar mientras pensaba en...

Kim Namjoon.. asistente, alto, sexi, amable, caliente y ¡Dios! un hombre perfecto.

Y el otro era el CEO.

El CEO es alto, sexi, penetrante, ardiente, serio, sin carisma pero no importa.

Suspiré y el cigarrillo se me calló al suelo, me reí de mi mismo por ser tan tonto pero lo posteé y baje a seguir con mi trabajo.

A la hora de la salida tome mi mismo rumbo, la noche estaba un poco fría así que saque un cigarrillo y empecé a fumar todo el camino.

Llegue a casa y mire al departamento de al lado y la luz estaba apagada, aveces podía hablar con él cuando me sentía muy sólo pero él tiene más vida social que yo.

Entré y saqué la pizza congelada de ayer más una botella de branding, me quite la chaqueta y los zapatos para sentarme enfrente del televisor, lo encendí y puse una película romántica pero en Netflix.

Pasó el tiempo y después de más de dos horas me fui a dormir soñando con un noviazgo como el de la película pero el único problema era que yo no sé ni cocinar ni bailar.