Capítulo cinco

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El rubio corría junto a su mejor amigo de vuelta a las instalaciones educativas dónde solían estar la mitad o más de la mitad de su día, cuando llegaron distinguieron el auto de los Cobain estacionado en la entrada, decidieron escabullirse por la parte trasera para que no sospecharan de su escape diurno.

—. Me llamas esta noche para decirme que sucedió con Axl. — Le advirtió Dave mientras se acomodaba su uniforme al igual que su amigo, sus pasos hacia el portón de entrada eran lentos.

—. Sí, sí. Cálmate porque si mis padres se enteran...

Se despidieron en la entrada con un amistoso abrazo, el rubio subió al auto de su familia recibiendo una mirada desaprobatoria por parte de su madre que era quien conducía.

—. Te llamé cinco veces, ¿Qué hacías que tardabas tanto, Kurt? — La mujer encendió el auto empezando su camina hacia la iglesia.

—. Tareas.

Mintió.

No mentirás era uno de los mandamientos, seguido también de obedecer a tu madre y a tu padre. Él había pecado contra los mandamientos por su tonto capricho de ver al pelirrojo que le robaba el aire.


No podía quejarse de estar metido en la iglesia o sus padres reventarían de la rabia, tuvo que soportar discursos sobre Dios y todo lo que eso conllevaba por más de una hora, debido a que, sus padres solían quedarse hablando con el sacerdote u otros asistentes a la iglesia sobre el mensaje y cosas que él no solía entender o prestarles atención.

En eso su celular vibró dando a entender que tenía una llamada entrante, según él era Dave por lo que le había dicho a la salida.

Terminó de ponerse su pijama antes de tirarse sobre las suaves sábanas de su cama, luego de un día ajetreado eran como unas nubes esponjosas para su cansado cuerpo. Se llevó el celular a la oreja en cuanto contestó.

—. Hola, rubio.

Se le fue el aire, sintió que su alma se salía y regresaba en menos de un segundo. Esa era una de las cosas que tenía que haberle mencionado a Dave, el pelirrojo le pidió su número de teléfono y él no dudó ni cinco segundos en dárselo como si fuera cosa de todos los días.

Y ni hablar de su voz, se escuchaba algo ronca y aunque tuviera curiosidad del porqué le daba miedo preguntar, obtener una respuesta que podía dejarle avergonzado no era una opción.

—. Hola, Axl. ¿Para qué me llamas? — También debía ser precavido, si sus padres le escuchaban podrían hacer muchas preguntas y él no estaba para esas cosas.

—. Oh, quería comprobar que no me habías mentido dándome un número falso. — Bromista, disfrutaba del momento al parecer. Tal vez meterse con un corderito de Dios era uno de sus pasatiempos favoritos.

—. ¿Por qué haría eso? Por supuesto que no... — Le había causado gracia, debía admitirlo.

—. Oye... Estaba pensando. — Empezó a explicar, se escuchó como movía algunas cosas pero no podía distinguir específicamente el qué. —. ¿El viernes estás ocupado?

El aire se le escapó, otra vez. Por favor, Dios, que esto no sea un sueño. Seguramente le caería un rayo por desear tremenda barbaridad.

—. No, no estoy ocupado.

—. Y yo tendré tarde libre, ¿Quieres ir a beber algo? — Se escuchaba tan seguro, deseaba tener aquella seguridad, tal vez así le hubiera hablado la primera vez que le vió a la distancia.

—. Mmh... Está bien. — Fue una respuesta algo insegura, pero no por la invitación, sino por el hecho de que tendría que inventarse una excusa del porqué llegaría tarde un viernes.

—. Te pasaré a buscar, ¿Dónde estudias?

Y así se fueron poniendo de acuerdo hasta que Kurt fue interrumpido por el sonido de la puerta de su habitación abriéndose, soltó un jadeo por la sorpresa y metió el celular bajo la almohada.

—. Ve a dormir, Kurt. No es hora de estar hablando por teléfono. — Fue la voz de su padre en un tono demandante la que atravesó sus oídos como cuchillas.

Se quejó amargamente haciendo algunos ruidos extraños y otros que se podrían mal interpretar, fue ahí cuando recordó su llamada sacando de vuelta el celular y poniéndolo contra su oreja.

—. No deberías de hacer eso. — De nuevo aquel tono ronco que le dejaba con la respiración atorada.

—. Por... ¿Por qué? — La curiosidad mató al gato pero el gato murió sabiendo.

—. Porque a cualquiera podría excitarle una vocesita tan linda.

La saliva se le atoró en la garganta haciendo que empezará a toser causando una pequeña risita en el ojiverde.

—. Nos vemos el viernes, rubio.

Y la llamada se cortó dejándole con mil dudas y con ganas de cortarse la yugular porque ahora se sentía demasiado avergonzado y no sabría cómo hacer para verle la cara al dueño de sus suspiros luego de tremenda situación.

໒❛ 𝐃𝐀𝐑𝐊 𝐍𝐄𝐂𝐄𝐒𝐒𝐈𝐓𝐈𝐄𝐒 ♡ ❫ ◗ ʚ₍ᐢ 𝙠𝙪𝙧𝙩𝙖𝙭𝙡 ᐢ₎ɞ ᵕ̈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora