Capítulo 29

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Después de una gloriosa victoria, nos habíamos dirigimos a la tienda de tatuajes donde hicimos hecho una cita. Se sentía bien salir las cuatro juntas, como en los viejos tiempos. Un tiempo que parecía muy lejano. Tan lejos de todos estos pensamientos oscuros. Una época en la que aún tenía grandes planes para el futuro.

Tener éxito.

Amar.

Ser amada.

Tener una gran familia y envejecer con el amor de mi vida.

Si. Siempre me había quedado claro que ella siempre sería mía.
Mi esposa incluso. Pero, ¿quién hubiera pensado que "siempre" podría ser tan corto? "Siempre" solía sonar como una eternidad.

Lena siempre sería mi novia, pero no siempre seré suya.

Pero de eso iba a tratarse el tatuaje, ¿verdad? Que incluso si mi "siempre" terminara antes, la chica que amaba todavía llevaría un pedazo de mí con ella. Alguna pequeña parte de mí siempre estaría con ella.

Lena pareció un poco asustada cuando vio por primera vez que la aguja grande se acercaba a su dedo meñique. Alex se burló un poco y Sam había consolado a mi novia diciéndole que era mucho más doloroso quitarse un tatuaje que ponérselo. No preguntamos cómo es que ella sabía eso.

Me había mordido el interior de la mejilla cuando fue mi turno de entintarme, pero no me dolió tanto como esperaba. Quizás ya me había acostumbrado a las agujas. Observé al tatuador siguiendo cuidadosamente las letras de mi propia letra en el dedo de Lena, "Stronger Together " aparecer lentamente en su piel, con la esperanza de que no le doliera tanto.

Recuerdo haber mirado a Sam y pensé que podía ver una lágrima en sus ojos, ella siempre había sido una romántica desesperada por dentro, incluso si no quería admitirlo. A su lado, mi hermana sonreía orgullosa, ajena a la razón por la que había decidido tatuarme.

Durante un buen tiempo me perdí en mis pensamientos mientras Lena se encontraba recostada a mi lado, hojeando diferentes revistas de bodas y rodeando algunos vestidos que más nos gustaron.

Alex y Sam habían hecho una lista de cosas que aún necesitaban arreglarse y era evidente que estaban disfrutando de su trabajo no oficial como planificadoras de bodas.

-¿Podemos hablar sobre el elefante en la habitación?- murmuré, mi mirada bajando.

Ella suspiró.

-No sé de qué estás hablando.- dijo, enfocándose mucho en algún folleto de catering.

-Tu familia, Lee. Tu madre. Tu hermano. Sé que los quieres allí.

-Nunca obtendré su bendición si es lo que insinúas. – siseó con voz quebrada - Y Lex está en prisión – añadió

Sabía que era su punto débil. Sabía que probablemente estaba abriendo una vieja herida, pero estaba convencida de que todavía había esperanza. Que podrían hacer las cosas bien. Que Lena necesitaba un cierre. Si no lo supiera en mi corazón, si no estuviera segura de que todo iba a estar bien, nunca la haría pasar por esto.

-No lo sabes. -susurré, acercándome para dejar que mi barbilla descansara sobre su hombro. -Estoy segura de que te extrañan tanto como tú lo haces.

-Dudo que lo hagan. Tú estabas ahí cuando discutí con Lillian, oíste todas las cosas horribles que dijo sobre mí. Sobre nosotras.- gruñó

-Y también estuve ahí cuando tuviste ese accidente y necesitaste un donador de sangre. Vi como tu madre ni siquiera dudó. Ella te ama Lena ¿Cómo podría no hacerlo?

Me miró mientras trataba de secarse las lágrimas.

-¿En serio lo crees?

-Clara que sí. Y estoy aquí para ti. Tomaré tu mano, manejaremos hasta allí y convenceré a Alex de patear sus penosos traseros en el caso muy poco probable de que te alejen. Lo que, por supuesto, no va a suceder.

The last breath of my heartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora