8: Tercer mes. Parte 1.

483 70 70
                                    

Michael llegó al anochecer.

Frank había ido por él mientras él se quedaba en casa prometiendo hacer la cena, aunque el bote de helado de chocolate en sus manos mientras miraba por, quien sabe cuantas veces ya, el diario de Bridget Jones, le hizo olvida ese detalle, así que cuando se dió cuenta de la hora que era, alcanzó a levantar el celular presuroso, llamando a la pizzería favorita de su esposo, riendo nervioso al pedir que le enviaran lo más rápido posible una de estas, con la mentirilla de que se le había olvidado el cumpleaños.

Se recargó en el sillón llevando sus manos a su vientre, notando entonces, un pequeño bulto en esta, tan chiquito, que su piel se erizó ante la emoción, riendo solo en la sala.

La puerta se abrió entonces de forma torpe, oyendo dos voces muy conocidas para él.

Su esposo entró primero, poniéndose de pie para recibirle aún en esa sudadera gris y unos shorts de estampado, con calcetines. Frank alzó una ceja ante su atuendo puesto que según él, iba arreglarse para recibir a su hermano. El tatuado, cargaba una maleta grande, muy pesada ante lo rojo de su rostro al arrastrarla, haciendo al castaño morder su labio.

Mikey fue el siguiente en entrar. Tan alto como siempre, delgado y esbelto, llevaba unas botas de casquillo, unos pantalones de cuero negro y una sport del mismo tono, con un abrigo afelpado fusha y unos lentes de sol rosas. Su pelo rubio peinado en un punta hacia arriba.

- ¡Mikey!- saludó apenas le vio, queriendo ir a él para abrazarle, siendo detenido por la larga mano de su hermano a un metro de él.

- ¿Qué carajo llevas puesto?- Preguntó inaudito. Su otra mano quitando sus lentes de sol, alzando una ceja mientras repasaba su cuerpo-. Pareces cuarentón-. Le dió una sonrisa inflada, haciendo un puchero cuando la risa estruendosa de Frank resonó en el lugar.

- También me da gusto verte...- susurró rascándose la nuca.

- Por dios, ¿Engordaste?, Te veo extraño- Frank sonrió de esa forma gatuna que tanto le enfermaba ver, mirándole de forma mortal.

- ¿Por qué no pasamos mejor al comedor?, ¿No quieres un té?- el rubio le observó de forma meticulosa.

- Pasemos pues...- cuando está a punto de dar un par este le detiene escandalizado- Uh. Si, si. Los zapatos. Ugh. Los japoneses y su cultura-. El castaño suspira, caminando hasta guiarlo al comedor, poniendo enseguida la cafetera a calentar. Escucha las sillas moverse y cuando voltea sobre sus talones, su hermano sigue viéndole de es forma que le pone los nervios de punta. Es... Abrumador.

- ¿Cómo estuvo el vuelo?- sonríe chiquito. Frank suspira mirando a su al rededor, sabiendo entonces que no hizo la cena-. Ah, pedí una pizza-. Dice para ambos, aunque más para el tatuado que solo alza una ceja sin remedio.

- Viajé en primera clase, cortesía de mi futuro ex esposo, de nada- chasquea la lengua sacando de los bolsillos de su abrigo una cajetilla de cigarros, encendiendo uno-. ¿Tienes un cenicero?-. Frank le mira de forma alarmada y solo suelta una risita nerviosa.

- Aquí no fumamos, Mikey- el rubio da una gran calada viéndole acusatorio.

- ¿Desde cuándo?, ¿Frank?, Tú eras una chimenea en el instituto- el tatuado apreta los labios negando.

- La gente cambia, Mikes- suspira mientras se pone de pie y toma un vaso de la alacena, llenando con agua a la mitad y colocándolo en frente de él-. En esta casa no se fuma-. Mikey le observa, largo rato y Frank no cede, para cuando la cafetera hace un sonido avisando que está lista, el cigarro cae a medio termino en el vaso.

Resopla sirviendo el agua y colocando un te de frutilla que Frank compró esa tarde, dándole esta a su hermano en una de sus tazas favoritas. Mikey le miró de nuevo afilando los ojos.

- ¿Y bien?- dice cuando da un sorbo. Gerard parpadea confuso.

- ¿Y bien, qué?

- Mi esposo me engañó con su secretaria, el muy maldito llevaba meses viéndola en secreto. Jamás me hubiera enterado si no hubiera sido lo suficientemente estúpido, como para follarsela en su auto y dejar la evidencia del crimen. Hijo de puta... Tantos años desperdiciados en este mal nacido. Pero estoy bien, no hay problema, decidí venirme aquí y no fue una decisión espontánea si eso piensas, lanzaré una nueva colección- Gerard abrió los ojos con sorpresa. Mikey nunca había sido alguien aficionado a la cultura asiática, mucho menos cuando se trataba de diseñar para ello, por que sí, su hermano era un diseñador de modas de renombre-. Ahora tú-. El castaño parpadea tratando de llevarle el ritmo aunque este ya se lo huele. Mikey solo le mira y sabe que ya no puede ocultarlo más.

- Estoy embarazado.

*
Hello, hello.
¿Aburrido?
Sorry. :'v

Les deseo un buen inicio de semana. Sending love.

Pao. 🌻

Embarazado -Frerard-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora