25. Octavo mes. Parte 2.

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Mantenía una pierna cruzada a la otra, apoyando el cuerpo a un costado del respaldo de esa silla acolchada ubicada en un lugar apartado de las miradas de aquella cafetería de Shibuya. Vestía una polo de color negro, un pulcro pantalón a rayas y unos zapatos de cuero café con ligera plataforma del diseño de su autoría. Su pelo pulcramente peinado hacia un lado, unos lentes de color tornasol a pesar de la ausencia de luz del área donde se encontraba. 

Cuando su ex esposo se sentó frente suyo, el pelo recogido pulcramente en un chongo justo como le había enseñado a usar, y un traje Gucci verde olivo recatado, con esa mirada picante que le examinaba de pies a cabeza, recordó por qué le gustaba tanto. 

—Hola—alzó una ceja vacilando un par de segundos antes de asentír.

—Raymond.

Una chica se acercó a ambos pidiendo por su orden, siendo el moreno quien hablara por ambos, como si presumiera conocer aún la parte más profunda de su ser. 

—Veo que has venido solo...—casi suelta una carcajada, limitándose a simplemente encoger los hombros. 

—No es que tenga ganas de pasearme con mi amante a donde me encontraría con mi ex—un leve gruñido seguido de un suspiro resentido. 

—¿Qué estás haciendo, Mikey?

—¿Disculpa?

—¿Crees que esto es lo mejor que puedes hacer por ti?, ¿crees que cometiendo estas bajezas lograrás sentirte mejor?

—¿Bajezas?—dejó salir por fín la carcajada atorada en su garganta, negando con un gesto burdo—. No estoy haciendo nada que no quiera y mucho menos por "sentirme mejor", lo hago por que me gusta. Vine a Japón al principio por nuestra separación, sí, y luego conocí a Robert. ¿Y sabes qué?, me ha hecho sentir de maravilla. Me gusta, así de simple. 

—No. No te gusta, solo estás confundido. 

—¡Por favor, Raymond!. Yo nunca he hecho ni dicho cosas, y sentirme al mismo tiempo "confundido", creo que me conoces lo suficiente para saberlo—se quedaron viendo largo rato hasta que la chica que les hizo el pedido regresó con este, asentándolo frente a cada uno. 

Con tranquilidad, Mikey bebió de su latte, relamiendo sus labios y fruncienco el ceño. 

—¿Qué ocurre?

—Está un poco amargo.

—Así te gusta—alzó una ceja mirándole con un deje de diversión. 

—Bobby me hace cocoa sin azúcar para dormir. Me he vuelto condescendiente. Sé que le pone stevia a mis bebidas—y sonríe sin pensarlo, recordando esa mirada azulada llena de confusión y recelo que le dió el mastodonte antes de salír de casa esa tarde. 



«—¿No estaban separados?—fue lo primero que el mayor le preguntó después de un corto intercambio de palabras que el rubio tuvo con el de afro, que solo asintió, con toda la educación y calma adquirida posible, aunque Mikey solo lo añade a su excesiva confianza en sí mismo y la mirada de insignificancia que le dedicó a Bob antes de hacer una reverencia maltrecha ante él y salir de su casa sin siquiera dirigirle palabra alguna. 

—Lo estamos. 

—¿Y qué hace aquí—Mikey paseó la mirada dubitativa por todo su cuerpo, analizando sus getos y porte. 

—¿Eso que percibo son celos, mi querido Bobby?

—¿Y qué si así fuera?—lo dijo sin pensar, ciertamente. Pero eso no evito que fuera lo que en realidad sentía. Una cierta desilusión e irritación al ver al hombre que sabía, mucho daño le había hecho al rubio. 

Mikey resopló, acercándose a él en puntillas hasta llegar frente suyo y saltarle encima, rodeando su cuello con sus brazos, besándole castamente los labios una y otra vez hasta que la tensión del cuerpo del mastodonte fue desapareciendo, sujetándole de la cintura, intensificando el contacto, metiendo la lengua a su boca, pasándola por la suya lenta y sensualmente, hasta oírlo jadear, ruborizado, con los ojos llorosos. Sonrió. 

—No pienso volver con él. Solo le dije que hablaramos en un lugar más privado. No sé que quiera pero sea lo que sea, lo nuestro ya se acabó. 

Ni siquiera entendía por que se ponía a dar tantas explicaciones, pero la sonrisa ladina que Bob le dio en ese momento, lo valió. Bueno, si algo podía aceptar es que le gustaba, y mucho. »


—Lo que pasó con Verónica—

—Tu secretaria—un gruñido por su parte le hizo sonreír mas perlado, incitándole a continuar.

—Fué estúpido. 

—¿En serio?, ¿tantos meses dedicados a verme la cara de idiota y lo único que puedes decir es eso?, vamos Ray, puedes hacerlo mejor. 

—Mikey—advirtió, pero sabía de sobra que en una pelea de palabras, Mikey le dejaba seco, por mucho—. No lo pensé, fue un deslíz.

—¿¡Deslíz!?, ¿Así se dice ahora?—soltó una estruendosa carcajada negando mientras se tomaba el estómago—. Si que me hiciste reír—. Dice después de un largo rato, secándose las lágrimas que aquello le sacó—. Ya, Ray, en serio, ¿qué demonios estás haciendo aquí?—. La mirada seria de su ex esposo le tomó sin cuidado, dándole otro sorbo al latte. 

—Nuestro divorcio aún no se firma. 

—Ah, sí, lo recuerdo cada día que pasa y aún no me llega la notificación...—

—Y tú ya estás con otro.

—No recuerdo que eso fuera un problema para tí, ya sabes, el adulterio y eso...—el moreno apretó la mandibula, tomando una gran bocanada de aire antes de levantar sus manos para tomar las suyas, sobre la mesa, y acariciarlas por sobre el dorso. 

—Te sigo amando—sonrió ladino soltando un suspiro vago—. La solicitud de adopción que hicimos fue aprobada. Si tú me lo permites, si tú sigues sintiendo lo que yo creo que aún sientes por mi, volvamos. Regresemos, Mikey, y hagamos una familia. 



*

LOVE DRAMA. 

Hello, there. !

Quizá me alarge más caps., por el drama de ese trio, quiza no. Ojalá les esté gustando. <3

Voten, comenten, los leo. 

Gracias por leer. 

Pao. <3

Embarazado -Frerard-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora