12. Cuarto mes. Parte 2.

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Gerard suspiró algo cansado. No iba a admitirlo, pero los pies se le estaban hinchando en los últimos días, los antojos crecían esporádicamente cada que pasaba al lado de la tienda de conveniencia al bajarse del autobús, y los olores de los niños sudorosos a quienes les daba clase empezaban a hacerse un problema para su nariz y las náuseas del atardecer.

— Señor Way— parpadeó saliendo del pequeño trance en el que estaba asintiendo a la pequeña a su lado que le veía confundida—. Mi mamá dice que va a tener un bebé—. Gerard le miró dubitativo, asintiendo sin más, recordando que hacía unos cuantos días, la directiva de la escuela le había hecho expresar su delicado estado a los padres de familia en una junta de entrega de calificaciones.

Recuerda como sus mejillas se coloraron de la vergüenza, tragando duro mientras tenía que explicar precariamente su situación frente a muchas cabezas de padres de familia que alzaban sus cejas de la impresión, perfilaban sus labios con desaprobación, o soltaban felicitaciones con buena intención—: me ha dicho que le diga que compre aceite de coco—. Agregó la chiquilla, sacando de un pequeño bolso que tenía en el brazo, algo envuelto en papel aluminio—. Y le manda esto.

El castaño boquea un momento parpadeando y tomando lo que ella le entrega, abriéndolo enseguida.

— Oni-giri...

— Onigiri, de atún con mayonesa. Mamá dice que es bueno para bebé— la niña señala su panza, dándole palmadas—. Crece fuerte y sano—. Diciendo aquello con una voz gruesa mientras frunce el ceño—. Cómo yo—. Agrega al final sonriendo de forma dulce. El castaño casi se derrite a punto de soltar en llanto.

—Gracias, Yuki-chan— sonríe genuinamente y no puede evitar más que no salgan las lágrimas, mordiendo el onigiri en sus manos, tragando casi todo.

— No llore, señor Way.

— Es que está delicioso— ella parece pensativa, asintiendo con la cabeza mientras junta la palma de su mano a su puño con la otra.

—Si ya no llora, le diré a mamá que le haga muchos más, uno cada día— y la inocencia de sus palabras le provocan un gran nudo en la garganta, negando mientras rie.

—Prometo no llorar más, pero tengo que comer otras cosas también o me pondré gordo. Aún así, gracias— le dice con cariño palmeando su cabecita. Ella asiente corriendo hasta donde están sus compañeros. Las clases han terminado, solo unos cuantos restan limpiando el aula como marca el reglamento de la escuela, y él supervisa la tarea.

Cuando el último de ellos sale, acomoda sus cosas y al fin camina a casa.

Va al aula de profesores recogiendo su gorro y bufanda, Frank le ha obligado a llevarla, el frio se hace intenso, y sonríe recordando el mensaje que más temprano este le envió.

Llegaré algo tarde hoy, tengo que grabar unos cuantos openings para introducir el nuevo show de la difusora, pero me aseguraré de comprar ese Cheese cake de fresa que tanto quieres de esa tienda de respostería fina frente a la estación donde está Sengoku.
Te amo.
XoFrnk.

Roda los ojos ante la firma de su mensaje, muy maduro para un adulto, claro... Y él solo se sonroja. Está enamorado.

Cuando el autobus que toma pasa por un pequeño puente dando vista a un centro comercial novedoso que andan inaugurando muy cerca de casa, decide bajar una parada antes, y camina a pasos lentos con ese cardigan color verde militar, y los tenis grises que resaltan en su andar. Su pelo está empezando a crecer y sus manos ya sostienen protector el diminuto vientre que tiene.

Hay muchas tiendas. Zapatos, ropa, deportes, accesorios innecesarios, hay una de música incluso, y se sorprende cuando entra a una tienda de lencería donde, por qué no, hay una sección de ropa interior masculina, muy, muy ostentosa. Sus mejillas se colorean terriblemente cuando reconoce una muy colorida que vió días atrás entre las cosas de su hermano, dirigiendo su mirada a la etiqueta que tiene este del precio. Unos veinticinco yenes no le sorprenderían tanto si en realidad creyera que esa cosa vale veinticinco yenes. Apenas y tenía tela. ¡Ni siquiera sabía por dónde era la entrada y dónde era la salida!; El bochorno creció aún más cuando vio la marca de diseñador adornar esta.

M.J Way.

Maldito descarado.

—¿Puedo ayudarle en algo?— respingó negando enseguida devolviendo la prenda en su lugar sin levantar la mirada.

—Estaba viendo— murmura asintiendo rápidamente—. Disculpe.

—Oh, no se preocupe, si gusta le enseño otros modelos. ¿Ese tipo de modelos similares está bien?, Por qué nos acaba de llegar una nueva tanda de estos. El diseñador es peculiar, ah qué si— Gerard alzó una ceja bastante perturbado, viéndole entonces a los ojos. El empleado sonreía de tal forma que sus ojos rasgados se cerraban por completo, señalando los stands de abajo. El nombre de Kishimoto adornaba su placa.

—Me imagino— masculló.

—Oh, mire— mencionó el chico, agachándose mientras sacaba otro tipo de prendas. Abrió los ojos ante la variedad de modelos que su hermano tenía en venta, y los colores que empleaba. Banderas pride, neón, pasteles, cutres, negros, blancos. ¿Eso era satín?, Chifón, terciopelo—. En lo personal el encaje es mi favorito—. Murmura él—. A mi novio le gusta quitarmelo con los dientes—. Le susurra con secretismo. Sus mejillas se inflan abriendo los ojos escandalizado. Aquello era algo que, sin duda, no esperaba oír de un japonés.

Estás en la era moderna, Gerard. No todos son cavernícolas.

Asintió al chico sin negarse a que este le siguiera enseñando los conjuntos, y sonrió incluso cuando encontró uno que en serio le llamó la atención, muy raro en él que no solía fijarse en ese tipo de cosas. Entonces pensó, si a Frank realmente le hubiera gustado alguna vez que se ponga esas cosas para él. ¿Le excitaría?, ¿Qué tal si ese tipo de cosas la prendían y Gerard había sido el único mojigato en la relación?

Se permitió tomarlo rápidamente dandole al chico la prenda con la mirada abochornada pero decidida.

—Me lo llevo— con una sonrisa gatuna aparecer en él mientras le invitaba a acompañarle a la caja registradora.

Bueno, piensa, si esa cosa funcionaba le pediría a Michael un pedido especial.

*
Hola, hola.🌻

¿Smut o qué?
😏

Les deseo un fin de semana genial.
Saludos, besos y abrazos.

Pao. 🌻

Embarazado -Frerard-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora