9: Tercer mes. Parte 2.

543 69 93
                                    

La cama rechinó ante el movimiento, el tatuado de nuevo le sostuvo las manos en el proceso mientras le daba una mirada de suplica.

— Cariño, piénsalo por favor— Gerard rió.

— Está dormido en la otra habitación, no nos escuchará— Frank apretó los labios. En realidad, que su cuñado al otro lado de la pared les escuchará tener sexo, no era el problema.

El problema recaía en que—: ¡Oh, si!— para cuando su esposo terminó de meterse en él, sus manos se apoyaron en su pecho tintado, moviéndose a toda prisa para empezar a gozar. Frank se mordió los labios mientras su cuerpo temblaba y trataba de mantenerse rígido, Gerard en cambio, se movía como un salvaje cabalgando encima suyo. Pronto, los gemidos empezaron a intensificarse y los gritos con maldiciones le siguieron a ello—. Puta madre, Frank.  La tienes buenísima—.  El tatuado asentía con una sonrisa nerviosa, cerrando los ojos para concentrarse en todo su cuerpo—. ¡Si, sí!, Justo así, quédate duro, duro, Frank. ¡Joder, estás como un tronco!—. Se mordió los labios apretando las grandes piernas de su esposo mientras esté seguía balanceándose de esa forma alucinante, tirando la cabeza hacia atrás, diciendo otras maldiciones fuera de contexto que ya no tenían sentido alguno, ocasionando que se contraiga por completo al correrse. Su semen salió disparado hacia algún lugar, sintiendo la necesidad de mirar hacia abajo ante lo abrumador que había sido, sin tomar en cuenta que otro disparo salió en ese momento cayendo directo a su cara, haciendo al tatuado carcajearse de él enseguida.

Un ruido sordo se escuchó en la pared entonces, con la estruendosa voz de Mikey de fondo.

— ¡Quieres callarte yá, maldito ninfómano!— Gerard pareció recuperar la compostura en ese momento, tratando de salir de él presurosa, haciendo al tatuado tomarlo en brazos y voltearlo enseguida para que no cayese de sentado y no se lastimase. Siguió riendo un buen rato mientras Gerard trataba de llamar su atención.

— Necesito papel, Frank. ¡Deja de reírte!... ¡Me entró en el ojo!— lloriqueó. Frank suspiró cansino con una sonrisa aún en su rostro, enderezando su cuerpo, subiendo su ropa interior y su pantalón de dormir mientras negaba.

— Espera, espera— dijo tranquilo, mirando al castaño hacer un pronunciado puchero mientras corría a buscar papel al baño. Al regresar, Gerard seguía del mismo modo, haciéndole sonreír.

Tenía solamente el pijama de la parte de arriba puesto, su pene ya estaba flácido, y su vientre tenía un pequeño bulto saltarín que se divisaba a primera vista. Llegó a él limpiado su cara, viéndole abrir su verdosa mirada avergonzada. Bajó después a limpiarle su flácido miembro mientras este resoplaba—: Lo siento—. Dijo chiquito. El tatuado negó.

En los últimos días, Gerard se había tornado muy hormonal, al punto en que lo único que se le antojaba por las noches, era montar a su cansado esposo. Lo peor es que no siempre le dejaba terminar, y eso a veces le sacaba de quisio. Aún así, lo amaba tanto que entendía la razón de tal repentino deseo.

— Nuestro bebé es un pequeño exigente, huh— su rostro enrojeció enseguida negando.

— Ojalá pudiera evitarlo— soltó una risita yendo hasta su frente a besarla, bajando después hasta donde la ropa de Gerard había salido volando, vistiéndole y yendo a dormir.

A la mañanas siguiente, un sábado, Mikey les esperaba con el desayuno en la mesa, lucía cansado, con unas pronunciables ojeras, que enseguida tapó con un polvo compacto que se aplicó al verles, llevándose unos lentes de sol amarillos, tenía una sport negra con estampado de piñas, y una boa del mismo tono que los lentes, ladeando el rostro a la comida que había hecho.

— Siéntense— dijo con seriedad. Ambos asintieron haciéndolo, mirando las tostadas algo quemadas que había en los platos, junto a la mermelada y el queso crema que había puesto de lado. Un café negro para acompañar.

— Qué amable...— murmuró Gerard—. Pero no puedo tomar café...

— Si, si, por el embarazo. Es descafeinado, no te preocupes, yo si soy considerado— recalcó con irritación. Frank soltó un chiflido agradeciendo en japonés por la comida, con el castaño mirándole ofendido por su poca ayuda—. Y ya que hablamos de consideración—. Murmuró él rubio escuchándole mientras agradecía por la comida y empezaba a morder un pedazo de la tostada con un poco de mermelada—. Ayer de nuevo no me dejaste dormir con esos gemidos de morza agonizante—. Frank casi escupe su café que tomaba en ese momento, y Gerard se atragantó con el pedazo de tostada a medio tragar. Tuvo que tomar un sorbo de café y respirar varias veces antes de reír nervioso.

— ¿Nos escuchaste?, Oh... Si, yo, lo siento— soltó en un suspiro. Mikey rodó los ojos cruzando sus brazos.

— Me mudaré— Gerard abrió los ojos negando mientras balbuceaba—. Ugh. Tranquilo, caballo. No es por tus hormonas candentes de las noches... Solo— el aire le hizo falta y desvío la mirada a un punto vago. El matrimonio se vio preocupado por un momento—. Necesito mi espacio. Lo necesito—. Murmuró bajito.

— ¿Y a dónde quieres ir?— le pregunto de forma alarmada. Mikey sonrió viéndole de vuelta. Bien sabía que Gerard, aunque actuaba de forma infantil, se seguía preocupando por él como su hermano mayor.

— No lejos, es seguro. No se me da bien el japonés— chasqueó la lengua negando—. Tendré que aprender.

— Si quieres puedo...

— Lo pensaré— interrumpió enseguida—. No me lo tomes a mal, Gee, pero con el embarazo, seguro estarás cada vez más cansado, y ya tienes muchas ocupaciones en tu escuela—. El castaño sonrió enternecido. Mikey negó sin remedio sonriendo—. Además, pensaba en mudarme a un departamento de este mismo edificio, ¿Conocen al casero?

— ¿El casero?— habló Frank esta vez—. Oh, si, el casero—. Carcajeó. Gerard apretó los labios—. Muy agradable, ¿No, Gee?—. El mencionado arrugó la nariz. Frank tomo su café de un jalón—. Yo tengo que trabajar hoy, pero seguro Gerard puede llevarte a con él, éxito chicos—. Se despidió, besando a Gerard fugaz en los labios antes de salir del departamento con una risita aún en sus labios.

*
Hola, hola.
¿Cómo estamos?
¿Ya leyeron el OS que subí? Vayan a leerlo, lo hice con amor.

¿Quién será el casero?
A quien acierte, le hago un OS. Eh.

Saludos, le deseo un bello domingo.

Pao. 🌻

Embarazado -Frerard-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora