11. Cuarto mes. Parte 1.

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Gerard le fulminaba con la mirada mientras este se llevaba un gran bocado de ensalada con un pedazo de pollo a la boca, sonriendo hacia su hermano. Frank les miraba a ambos sin hacer ningún comentario.

— No puedo creer que te vayas a vivir con él. ¡Da miedo, Mikey!

— ¿Con ese cuerpo escultural?, Por supuesto que da miedo, de que te parta en dos nada más— soltó chasqueando la lengua. Gerard soltó un chillido de horror, acompañado de la risa burlona de Frank, que casi se atraganta con su jugo.

— ¡Te vas a arrepentir!, Ya verás. Vas a venir rogando que te deje dormir en mi sillón— le señaló con saña. El rubio suspiró rodando los ojos.

— Si, si. Cuando me canse de ser follado a cada rato y necesite descansar el culo, entonces vendré a verte.

— ¡Mikey!— Este sonrió pero el castaño solo pudo ponerse de pie mirándole serio—. No has firmado el papel de divorcio. Ray y tú...

— Ray me engañó, Gerard. Gracias— gruñó. El castaño respingó mirándole con una extraña mueca, volviendo a sentarse. Frank soltó un suspiro negando poniéndose de pie mientras el silencio gobernaba la mesa, regresando al poco con una caja en manos. Se sentó de nuevo y la abrió, mostrándola a los chicos—. ¿Pan japonés?—. El tatuado asintió.

— Gee y yo pasamos por él después de la consulta con el obstetra. Pensó que te gustaría probarlo...— el rubio miró a su hermano, que solo desvío la mirada bajándola al suelo. Soltó el aire y asintió.

— Gracias— dijo sin más. La sonrisa de Frank le recibió de vuelta, mientras cortaba un pedazo para cada quien—. ¿Cómo les fue?, ¿Cómo está mi sobrino?

— Bien, todo está perfecto. El doctor Lee nos dijo que si todo sale bien, se dejará ver el siguiente mes por completo y podremos saber el sexo— sonrió orgulloso. Gerard seguía sin hablarle, mirando el pedazo de pan frente suyo, tocándole para así hacer temblar este, mordiendo su labio. Quería sonreír.

— Eso es genial, así podremos comprar decoraciones y preparar su guarda ropa. Aunque cualquier color y diseño sería ideal— sonrió con genuina felicidad. Frank asintió.

— Si. El doctor Lee ha sido muy amable. Incluso nos explicó cómo procederemos con la cesárea cuando el momento llegue— Mikey abrió la boca con sorpresa.

— Pensé que nacería por el ano de Gerard, ya le iba a decir que no vaya a comer días antes por que capaz que defeque en vez de parir— estalló en risas escandalosas que el tatuado compartió, con el castaño en todo momento con la mirada baja, respirando varias veces, con las lágrimas saliendo de la comisura de sus ojos, antes de volver a mirarle—. Gerard, ya. No puede ser tan malo...

— Es verdad cielo, Bob es un gran tipo. A mí me daría miedo Mikey— señaló.

— ¡Oye!

— Pobre Bob— continuó.

— Enano baboso— farfulló.

— ¡Es que no lo entiendes!— soltó entonces alzando la voz aguda mientras fingía estar a punto de llorar— es raro. No me genera confianza. ¡Se viste como leñador y es muy grande!

— Ya— se cruza de brazos sin dejar de mirarle con una ceja alzada— y eso es sinónimo de maldad— chasquea la lengua—. Estás exagerado. En serio. Necesitas parar. Mira, quiero darle la oportunidad. Necesito hacerlo, por que mi vida es un asco, mi esposo me engañó con una mujer, y el casero tiene un cuerpo de puta madre que me ha inspirado a crear una nueva colección para leñadores como él—. Agitó las manos con  entusiasmo—. Si siento que algo no marcha bien, volveré enseguida, lo prometo. Llámame las veces que quieras, ¿Si?, Siempre responderé. Estaré bien, Gee—. Cuando el diminutivo fue soltado de su boca, un suspiró de alivio abandonó sus labios, mirando chiquito a su hermano menor y luego a su esposo que había tomando su mano con cariño.

— ¿Lo prometes?— este asintió y a él no le quedó más remedio que asentir.

Con el dolor de su pecho, terminaron de cenar, tragándose medio pan japonés, ayudando luego a su hermano a empacar sus cosas. No tenía tantas, pero Mikey era algo desordenado con ellas, así que le costó volver a ponerlas dentro de la gran maleta.

Cuando llegó a la parte de recoger lo que estaba en el suelo, una extraña tira de varios colores se apreció en el rincón de esta, tomándola con sus dedos como pinzas y mirando esta de forma extraña, mostrándosela al rubio que terminaba de perfilarse las cejas frente al espejo.

— Ah, solo mételo a la maleta.

— ¿Qué es esto?

— Mi ropa interior— se encogió de hombros. El rostro de Gerard era un poema.

— Pero esto no tiene... Cómo se pone... Son muchos espacios abiertos...— balbuceaba. Mikey rodó los ojos yendo hasta él para quitárselo y tirarlo en la maleta.

— Déjala ya. Es cómoda— Gerard le miró preocupado.

— Mikey, dime que tienes del otro tipo de ropa interior...— se mordía el labio nervioso mientras esperaba su respuesta. El rubio, que se miraba de nuevo al espejo, se colocaba ahora una crema por todo el rostro.

— Ah, si si, cacheteros y encajes. Por ahí deben de andar— murmuró sin mucha atención. La mirada de Gerard se abrió alarmada.

— ¡No vayas a pasear por la casa de ese hombre así!— la risita que Mikey le soltó le hizo palidecer negando—. Es todo. ¡Te daré la mía, te la llevas y te la vas a poner, Michael, y no es pregunta!—. Empezando a caminar para así salir de la habitación, oyendo sus quejas por el pasillo, riendo mientras negaba.

— Si, mamá.

*
Holaaaaaa.

¿Ya vieron The Umbrella Academy 2?
Me la ví toda el primer día.
Re adicta.
Jajaja
Me encantó.

No spoiler pero, ¿alguien más notó el desface de las voces de doblaje en el primer capítulo?

Chales, cuántos años más para la tercera temporada... :'v

Love si llegaste hasta aquí. ♥️
Pao.🌻

Embarazado -Frerard-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora