[C A P I T U L O 14]

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Es tu turno —murmuro ______ lanzando el bolso lleno de billetes a los brazos de Horacio.

Todos se encontraban sedientos y cansados, ya que habían recorrido unos cuantos kilómetros a pie luego de arrojar el coche a un barranco para poder escapar, cosa que funciono.

Ahora se dirigían al mismo puente donde los habían llevado secuestrados para hacer entrega del dinero a los hombres de la mafia y, porque no, descansar un poco.

En destino los esperaba un joven, con el característico atuendo de gánster, apoyado en el capo de un coche. Prácticamente sin mediar palabras, más que un "llegan tarde", entregaron el bolso y estaban a punto de irse cuando los gritos de Segismundo los detuvo.

¡NOS LLEVA A GARAJE CENTRAL! —dijo mientras agitaba el brazo como una seña para que los demás se acerquen; al parecer se conocían hacia bastante tiempo con el muchacho.

Fue un viaje tranquilo, el gallego se encontraba sentado en el lugar del copiloto charlando animadamente con el conductor, evitando pensar en todo lo que había ocurrido hoy.

Mientras, en la parte trasera se encontraban sentados los demás. _____, ubicada detrás del conductor, observaba por la ventanilla. Una pequeña duda surgió en ella, si Conway tuvo los cojones de asesinar a Pablito -por motivos que desconocía- que le aseguraba que no le ocurriría lo mismo.

Es decir, sabe que el super intendente siente cariño por ella y viceversa, pero también está más que claro que él es un hombre capaz de no involucrar lo personal con lo laboral, o al menos en estos casos. Y si un día ya no le sirve más decidirá deshacerse de ella, ya que no podía "dejarla suelta" por la ciudad con todo lo que sabía.

Así se pasó todo el viaje, alimentando una estúpida idea que solo dejaba en evidencia lo paranoica que llegaba a ser en ocasiones.

Al llegar a Garaje Central la primera en abandonar el vehículo fue la castaña quien, luego de dar las gracias, bajo a la velocidad de la luz y casi sin pensarlo comenzó a moverse en dirección a comisaria. Los muchachos se quedaron charlando unos minutos más sentados en el cordón de la acera.

Las puertas del edificio se abrieron con suavidad dejando paso a la chica, que entro ignorando a todos los presentes y los gritos de alto por entrar a zonas restringidas. Con el ceño levemente fruncido se adentró al despacho de Conway, sin golpear la puerta o pedir permiso antes.

El azabache la miro, se podía notar en su cara el cansancio que cargaba. Dispuesto a hablar quito el puro de su boca e hizo una pequeña mueca, un intento de sonrisa.

¿No te enseñaron a golpear la puerta, ________? —interrogó con un leve rastro de diversión, al parecer estaba de buen humor.

—¿Por qué? —contra preguntó la castaña con tono neutro. Al ver que no había sido muy específica decidió explicarse mejor —¿Por qué mataste a Pablito?

Conway puso los ojos en blanco al escuchar aquella pregunta, ya le habían ido con el chisme. Era increíble como con dos simples palabras había enviado su buen humor al carajo.

¿Acaso eso te importa? —consulto, prendiendo un cigarrillo para hacer mas amena la charla.

Era mi compañero, claro que me im... —la puerta abriéndose una vez más, interrumpió a la chica.
Por el umbral pasaron Horacio y Gustabo, quienes cambiaron un poco su cara al verse venir las ostias que les daría Conway por ser tan bocas sueltas.

Dile Gustabin, ¿Por qué murió Pablito? —dijo Jack luego de insultarlos un poco por no tocar la puerta. El nombrado lo miro, como si buscase una señal de que debía decir la verdad; con una mirada basto.

Él era un asesino, nos mostró que tenía unos treinta cadáveres enterrados en su patio y creímos que lo más correcto era entregarlo a las autoridades —contesto sin culpa alguna. No tenía tiempo para perder en temas que no le interesaban; ellos venían a otra cosa.

O sea que vendieron a Pablito por una palmadita en la espalda—concluyo la castaña.

Ni eso, porque nos aporreo —acoto Horacio, señalando al azabache.

¿Qué te hace creer que matarlo te vuelve una mejor persona que él? Eres un asesino —sentenció la chica, mirando al de camisa blanca con un toque de desprecio en su mirada.

Eso hizo que Conway solo rodara los ojos, había visto muchas cosas en su vida, pero jamás imagino ver a _______ comportándose de una manera tan hipócrita.

Una sonora carcajada retumbo dentro del despacho.

Muñeca, tú haces lo mismo todo el puto tiempo —a paso lento, e ignorando a los demás, fue acercándose poco a poco a ella—confían en ti y luego los traicionas—  una sonrisa sínica asomo en sus labios—Así que, toma tu puta "moral" y vete a tomar por culo —dijo mientras marcaba las comillas con sus dedos.

Estaba más que seguro de que _____ estaba pensando en alguna respuesta para continuar con su discusión, pero Jack no tenia ganas de pelear con ella, sabia que si continuaban diría toda la mierda que se estuvo guardando y no quería lastimarla, no por algo que él consideraba estúpido.

Gustabo y Horacio observaban toda la escena, y lo que creían que sería una discusión picante, sentados cómodamente en las sillas frente al escritorio. Solo les hacía falta un buen aperitivo para disfrutar al máximo.

Conway la miro de manera seria, dando a entender que lo dicho anteriormente era una orden y no una sugerencia. La castaña lo miro con un toque de enojo y salió del despacho, no sin antes dar un estruendoso portazo.

Tomo rumbo a la salida trasera de comisaria donde se encontró a Moussa sentado al volante de su patrulla, seguramente esperando a Gregorio.

Buenas tardes señurita—saludo el senegalés con su característico acento, mientras hablaba por radio. Todos tenían la orden de abrirle las puertas a la muchacha, no sin antes consultar por radio.

Gracias Moussa, ten un buen día —agradeció ______, sonriéndole sin gracia, al ver como el gran portón se abría.
Todos tenían la orden de abrirle las puertas a la muchacha, no sin antes consultar por radio.

El frío de la tarde-noche estaba comenzando a sentirse y la leve brisa chocaba de lleno con su rostro. Sería un largo y agotador camino a casa, pero le ayudaría a apaciguar el mar de emociones que le había generado este día.

Pᴇϙᴜᴇɴ̃ᴀ Cʜɪᴠᴀᴛᴀ [Jack Conway]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora