Roble.
Holden Miller olía a roble.
No un aroma fuerte y abrumador, de esos que molestan y asfixian con su embriagante hedor. Su perfume era fresco y agradable. Cada vez que bajaba del coche, una suave fragancia a roble invadía el ambiente, haciendo que el fantasma de su presencia permaneciera allí durante unos pocos minutos más. Permitiéndome disfrutar de él incluso cuando ya no se encontraba a mi lado.
Mi corazón se aceleraba siempre que aquel perfume se colaba por mi nariz.
Había pasado casi un año desde que Holden y yo nos volvimos más cercanos. El chico tenía una habilidad excelente para arrancarles sonrisas a las personas, a cualquier persona, incluso a amargados como yo. Si hubiera una profesión sobre ello él sería el número uno en el mundo. Y yo sería su cliente más frecuente. Pues resultaba que ese tipo de energía parecía ser la que mi corazón tanto anhelaba, porque sin que me diera cuenta luego de unos pocos meses de convivencia, mi pecho comenzó a retumbar con más fuerza cada vez que me aproximaba al alegre muchacho de cabellera azul. (Aunque ya no era de ese color. Todos tuvimos unos cuantos cambios con el transcurso del tiempo. Colson comenzó a ejercitar conmigo para volverse más temerario y se dejó la barba, o lo había hecho hasta que Skylar se quejó y decidió quitársela; ella dejó que su cabello anaranjado creciera, porque estaba harta de batallar con él cada vez que salíamos a correr juntos y debía amarrarlo en una coleta. Y Holden decidió limpiar todo rastro de tintura azulada y permitió que su cabello del color del chocolate creciera también, lo suficiente para que pudiera deslizar los dedos por él de una manera que lo hacía lucir dramático, misterioso y sexy a la vez).
Yo, por mi parte, me mantuve al margen de las modificaciones físicas, pero sí que tuve unas cuantas evoluciones en lo que a emociones respectaba. Comencé a esforzarme por sonreír más, por disfrutar de las cosas, por volver a ser la persona que había sido tiempo atrás. Comencé a conocerme de nuevo... y de pronto descubrí que dentro de mí había sentimientos dirigidos hacia aquel sonriente chico que se coló en mi vida cuando mas destrozado me encontraba. Ya no tenía dudas sobre lo que sentía por Holden. Y aquello me aterraba, mucho más de lo que debería. El amor siempre es terrorífico de alguna manera u otra, pero conmigo el asunto se había vuelto personal. El romance me había jugado una muy mala pasada, y ahora tenía miedo de arruinar las cosas por segunda vez.
Necesitaba y quería olvidar el desastroso final que mi primer enamoramiento había tenido, convencerme con la idea de que tal vez Holden Miller era la persona indicada para reconstruir mi fragmentado corazón. Pero no podía hacerlo. No podía acallar la voz en mi cabeza. Todas las noches cuando cruzaba el pasillo de mi casa para dirigirme a mi habitación, aquella maldita puerta cerrada con las iniciales de Nolan se encargaba de recordarme que una parte de mí ya no estaba ahí; y eran esos los momentos en los que mis miedos me invadían otra vez.
Un escalofrío hizo que me estremeciera.
—Ya basta —me regañé a mí mismo mientras conducía de regreso al Rocky Coffee para buscar a Colson y Skylar. Las palmas de las manos comenzaban a sudarme por culpa de los abrumadores pensamientos que invadían mi cabeza.
Presioné el botón que abría las ventanas y dejé que la fría brisa de la noche se llevara aquel aroma que tantos sentimientos generaba.
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Shut Up
Teen FictionSean es un chico de pocas palabras. Holden es incapaz de mantener la boca cerrada. Sean ha tenido un pasado oscuro. Holden es todo sonrisas y felicidad. Sean ha experimentado hasta la peor parte del amor. Holden ni siquiera tiene idea de lo qu...