La universidad estaba resultando mucho mejor de lo que esperaba.
Las clases que había visitado eran sencillas; al parecer los profesores tenían alguna orden de ser considerados con los estudiantes de años experimentales, porque se mostraban muy tolerantes con nosotros. No nos hacían preguntas demasiado específicas y nos ayudaban a imaginar los futuros que tendríamos si siguiéramos con la carrera que cada uno de ellos impartía.
Al mismo tiempo, a pesar de que no había entablado amistades aún, las personas con las que había convivido eran amables, divertidas y simpáticas, y las bromitas que soltaban de vez en cuando durante las clases me hacían sentir como si todavía me encontrara en la preparatoria. Además, también coincidía con mi hermano, Sean y Colson en varias asignaturas, así que ya contaba con algunos aliados, lo cual era fantástico a la hora de compartir apuntes.
Por otro lado, Drake era de gran ayuda. Era un chico agradable, y siempre estaba cuando lo necesitaba. Hacía que los días de clases no fueran tan pesados, alivianándolos con algunos tips y datos útiles.
Lo único que me irritaba era saber que cuando acabara el año debería tomar una decisión final, pues no podía cursar clases experimentales por el resto de mi vida. Pero intentaba no pensar en eso.
Así que todo estaba saliendo bien. Todo lo que me concernía a mí, por supuesto. No podía decir lo mismo de quienes me rodeaban.
Últimamente, los chicos parecían estar bastante estresados con sus propias cosas.
Holden se comportaba como un completo idiota. Siempre estaba alterado, preocupado por cruzarse con Sean y verse obligado a conversar con él sin sudar o balbucear. Nunca antes lo había visto tan paranoico. Todas las mañanas cuando los chicos pasaban por nosotros, mi hermano caminaba hasta el coche con la mirada baja, como si hacer contacto visual con Sean fuera a acabar con su vida o algo por el estilo. Podía notar que estaba muy avergonzado por la forma en la que había reaccionado después de aquel estúpido beso, y probablemente parte de su incomodidad también se debía a los sermones que Colson y yo le habíamos dado...
Fuera lo que fuera, se encontraba en peor estado que Sean.
Él estaba haciendo un excelente trabajo actuando totalmente despreocupado. Desde que lo había conocido, incluso antes de que nos hubiéramos vuelto amigos, Sean era una persona calmada; de esas que hacen que cualquier problema parezca una estupidez, sentándose en algún rincón para fumar sus cigarrillos con tranquilidad, como si las porquerías del mundo fueran totalmente insignificantes para él. Y ahora, a pesar de lo que había pasado, no parecía haber sido afectado.
Al menos, no exteriormente.
Por último, estaba Colson. Él no había cambiado demasiado... Seguía sonriendo cuando cruzábamos miradas, reía y hacía bromas cada vez que tenía la oportunidad. Cualquiera que no lo conociera afirmaría que era un chico totalmente normal. Pero yo no podía evitar sentir que algo en su interior había cambiado. En ocasiones, sin venir a cuento, permanecía muy callado, acariciando inconscientemente alguno de sus tatuajes mientras fijaba la vista en la pantalla apagada de su celular, como si estuviera esperando que algo sucediera. Otras veces, debajo de sus ojos dorados había sombras negras que evidenciaban el hecho de que no estaba durmiendo bien. Y cuando le preguntaba qué demonios era lo que andaba mal, acariciaba mi mejilla y susurraba alguna tontería con la que conseguía desviar la conversación.
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Shut Up
Teen FictionSean es un chico de pocas palabras. Holden es incapaz de mantener la boca cerrada. Sean ha tenido un pasado oscuro. Holden es todo sonrisas y felicidad. Sean ha experimentado hasta la peor parte del amor. Holden ni siquiera tiene idea de lo qu...