Capítulo 31.

88 3 0
                                    

-¿Esto significa que te quedarás esta noche? –dice Adam pasando su dedo por mi espalda desnuda.

Sí, habíamos tenido sexo en su sofá, lo peor del caso es que lo disfruté, me sentía como una grandísima zorra en este momento, pero lo que estaba hecho ya no se podía remediar.

-Soy una zorra, Adam.

-No. –dice serio y lo miro.

-Acabo de tener sexo contigo, idiota, tengo novio y...

-Tú eres mía, así que...

-Del modo en que lo mires, estoy lastimando a Alex y...

-No eres una zorra. –siento una lágrima resbalar por mi mejilla. –Cariño, no llores...-me abraza.

-Me siento culpable y...lo disfruté, pero lo estoy lastimando.

-No lo veo aquí, solo estamos tú y yo. –lo miro. –Y aunque me muera de ganas de patear al grandísimo imbécil y de decirle que tú disfrutas más conmigo que con él, me callaré.

-¿Tú? ¿Es broma?

-No. –mira el techo. –Lo hago por ti, no por él, pero con una condición. –me mira. –Si te quedas a dormir esta noche.

-Es soborno. –se encoge de hombros. –No puedo quedarme y lo sabes.

-Bien...

-No me chantajees. –él sonríe de lado. –Adam...

-¿Acaso el idiota se enterará que te quedaste a dormir conmigo? –suelto un bufido y él se ríe. - ¿Te quedarás?

-Sí, me toca. –se ríe de nuevo y me besa. Me separo. –No tendremos sexo.

-Bien, dime eso cuando esté dentro de ti. –niego y coloco mi cabeza en su pecho, paso mi dedo suavemente por su pecho y me detengo en un tatuaje nuevo, era una fecha, específicamente la fecha en que nos conocimos. Lo miro. - ¿Qué?

-¿Te tatuaste...? –sonríe. –Pensé que lo habías olvidado.

-Podré ser un idiota, pero nunca olvidaré la fecha en que te conocí, en que nos hicimos novios y mucho menos en la que te besé, te lo dije, te amo y eres mía, no me importa si estás con ese bastardo, sigues siendo mía.

-Eres un idiota. –digo acostándome de nuevo. –Un idiota que lo arruinó todo. –suspira.

-Lo sé.

-¿Por qué Ulises no se despega de ti? –digo cambiando de tema, no quería hablar de eso, me sentía horrible ya.

-Lo necesito.

-¿Para qué?

-Para vigilarte, mi amor.

-Maldito psicópata. –se ríe. –No puedes...

-Sí puedo. –lo miro y sonríe de lado. –Te lo dije, eres mía. –me subo encima de él.

-¿En qué parte de mi cuerpo dice que soy tuya? –se mueve con rapidez haciendo que quede debajo de él.

-Eso podemos solucionarlo ¿no crees? –sujeta mis manos y las entrelaza.

-Sí...mejor paso.

-¿Pasas? –asiento y niega riendo. –Sería una buena idea, así el idiota que llamas novio...-se acerca a mis labios. –Sabría que eres mía. –dice rozando mis labios.

-No...-sonríe y me besa.

Admito que sus besos eran embriagadores y que me estaba contradiciendo totalmente a lo que había dicho, pero maldita sea se sentía tan bien que me hacía olvidar todo.

Toxic LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora