Capítulo 16.

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El tiempo no parece ir rápido últimamente; cada hora parece más larga en cuanto se encuentra encerrado en su soledad, el sol parecen alumbrar sólo a los demás y el universo parece haberlo olvidado en una esquina sucia inundada por sus lágrimas.

Se despertó hace algunas horas, cuando el sol se escondió y dejó su habitación sumida en la oscuridad, se quedó con los brazos abiertos y en la misma posición que le hace doler cada uno de sus huesos, no se movió porque cree que necesita sufrir para sentirse vivo, para al menos sentir algo diferente.

Cuando tuvo suficiente se puso de pie entre el desastre de su propio vómito y se burló de su situación asquerosa.

Bebió lo que quedaba de su botella de brandy para quitar el sabor de los jugos gástricos y partió la botella contra el piso al recordar que la noche anterior dos hombres se la habían arrojado después de abusar de él.

En conclusión, todo estaba siendo una pesadilla continua.

Prendió un cigarrillo y lo puso en sus labios mientras despejaba su angustia y se sentía derrotado por una trifulca invisible que anteriormente le había dejado desdichado.

—Feliz Cumpleaños— Se dijo mientras exhalaba el humo de sus pulmones, mientras intentaba recordar porque ahora estaba en esa situación, mientras pensaba en la última vez que había sentido la calidez y el amor de otro ser, mientras deseaba escapar del caos que parecía atraer con tanto magnetismo, mientras sus sollozos angustiosos son lo único audible en la habitación, mientras su corazón se mantiene frenético ante su sensación de desamparo —Estás atrapado por la vida.

Desvaneciéndose en vida y dejando sus lágrimas en el piso se levantó como un pequeño héroe, ésta noche nuevamente enfrentaría sus pesadillas, aúnque terminaría siendo uno de los tantos caídos en la madrugada.

Se acercó a la ventana y traspasó el vidrio con su mirada de águila, miró a través de la noche y apreció con disgusto la gran ciudad que parpadea en un ojo blanco, entre la contaminación auditiva y lumínica, entre las bestias humanas que recorren el lugar.

Cada noche es un juego avernal en el que él nunca saldrá ganador, es conciente de la letalidad que conllevan sus hechos, pero no hay otra manera.

Y ahora sintiéndose uno de los exiliados camina rebelde con su vestimenta negra, convirtiéndose uno solo con la noche que aún se mantiene joven. Su cuerpo delgado se mueve con naturalidad entre las calles tan transitadas y con cada paso se va ganando miradas que dejan mucho para pensar.

Así es la vida nocturna, así es la vida de Izzy Stradlin. Caótica, desordenada y desastrosa, y de ésa manera se acostumbró a habitar.

Faltan varias cuadras para llegar a su destino destructivo —Cómo él acostumbra a llamarlo— Sin embargo, no hay prisa alguna, sigue manteniendo su paso tranquilo y su mente fuera del momento, con algo de nostalgia por el pasado, por lo que pudo ser y que finalmente, de ninguna manera es.

Angela Nicoletti, quien podría pensar que una mujer que por mucho tiempo reflejó tanto amor y serenidad, iba de un momento borde a otro, a ilustrar todo su veneno en palabras y gritos ácidos.

Por mucho que parezca injusto, él no lo cree así; cree merecer el dolor en su corazón, sus pérdidas, sus lágrimas, e incluso los golpes... porque no hay cabida de paz para un desgraciado.

En cuanto la angustia estaba por sacar sus lágrimas, él sacó un cigarrillo y lo puso entre sus labios como barrera entre sus pensamientos y la realidad por la que pasa. Suspiró y negó efusivamente entre una risa desganada <<nunca cambias>>

En la puerta trasera del Olimpus, entre la oscuridad, sacó su antifaz de un color púrpura brillante y lo puso en su cara para ocultarse de las bestias humanas, para ocultar la obviedad de su realidad; entró al lugar con aburrimiento fingido y fue directamente a camerinos, no podía creer que aún siguiera haciendo lo mismo desde hacia ya dos años.

—¡Gomory!— Fue asaltado por un abrazo cariñoso que le dejó sin aire y con muchas dudas —Feliz cumpleaños— Lo último fue un susurro, Magnus es conciente de la situación, siendo que pasa por lo mismo.

—Pareces muy feliz.

—Cocaína— Ambos rieron sin gracia, es una respuesta frecuente para sus situaciones repugnantes.

—¡Gomory! Tienes trabajo— Lilith, la anfitriona del lugar, interrumpió las ya tenues risas de los 2 demonios y luego volvió a esfumarse.

El muchacho sólo soltó un suspiro pesado y quitó su abrigo, le dió una mirada a su amigo y salió del lugar como un hombre que va a enfrentar su destino, con la cara en alto y el andar ligero.

Pasó por la barra y antes de aproximarse a su cliente dió un sólo trago para un vaso de whisky que quemó su garganta y le dió una sensación agradable. No tiene idea de quién puede ser pero la experiencia le dice que es mejor no estar sobrio.

—¿Gomory?— Y se notó el matiz nervioso e inseguro en su voz, es uno de ésos tantos que recurren al lugar por lo que se habla en las calles, pero que no pueden con ello —Soy Ghrol.

Gomory se sintió enternecido por la actitud del muchacho, según lo que había dicho Lilith, él buscaba a alguien con mucha experiencia y ahora entendió el porqué de su pedido.

—Espera— Se alejó unos centímetros, cortando un beso que el había empezado y le miro expectante —Tu me vas a... ¿verdad?

Una risita suave y tintineante se escapó de su boca, sin embargo, no se atrevió a molestar por ello.

—¿Qué quieres que haga?

Y una mirada conjugada a sus mejillas rojizas fueron suficientes para dar su mensaje, Gomory le curó con placer y le mostró una parte de su ser que ni el mismo conocía; en fin, Ghrol quedó atrapado en el enigma de ése hombre con antifaz púrpura.

Después de su primer hora, empezó a exceder su consumo, no todos los hombres conservan sutileza en su ser, algunos incluso dejaron cicatrices y por ello, es mejor no tener recuerdos.

Perdió la noción de todo, sólo habían lagunas oscuras de algunos momentos en los que sentía manos desconocidas irrumpiendo en su cuerpo, hombres profanando su alma por curar su mal de amor, bestias humanas buscando satisfacción.

Gomory cada vez se parecía más a un ser inerte, un muñeco de trapo, con la mirada perdida, la sonrisa que nunca se esfumó y prestándose a otras manos sin oponerse a nada. Olvidó todo y parecía feliz entre tantos hombres que lo deseaban; otra noche más en el infierno al que se aferra sin conciencia. Todo por dinero sucio que terminará cambiando por drogas... para hacer su carga más liviana, para alimentar su círculo vicioso.

Y terminó derrotado a mediados de la madrugada, sintiéndose sucio, asqueroso y maldito, con ganas de llorar y gritar por permitir que le hagan daño, por no hacer de su cuerpo únicamente suyo, por convertirse en un objeto sexual.

De vuelta a casa iba llorando en silencio, por una calle desolada que ni siquiera reconocía; tal vez era la misma en la que habían abusado de él la noche anterior, pero ya no importa lo que pase. Ya no hay miedos, no tiene nada que perder, nada más.

Cada paso se prolongó con un dolor de cabeza que le atacó de manera inesperada, no parece que algo pueda ser positivo para Izzy Stradlin, y menos aún cuando sintió sus fuerzas casi nulas. Ya estaba en el piso, había caído, dándose un golpe que terminó por limitar su cuerpo.

Ya no había arcoíris después del largo y frío invierno, sólo oscuridad y dolor antes de su muerte tardía.

Sólo el eco de una caminata tenue y tranquila acercándose...

🌈Rainbow.

𝐑𝐨𝐨𝐦𝐢𝐞; 𝐊𝐮𝐫𝐭𝐚𝐱𝐥. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora