—Entonces — Duff se le quedó mirando de manera sugestiva mientras esperaba su nombre, pero sólo recibió la mirada expectante del personaje — No me dijiste tu nombre.
—¿Acaso importa?— Su tono no fue molesto ni grosero y a cambio tenía una suave tonada de gracia ¿Que debía pensar entonces?
—Bueno... ¿Quién eres?
—Éso es diferente— Recalcó Stradlin con algo de humor —Pero no tengo una respuesta para ello. ¿Tú quién eres?
—Supongo que soy un ser humano.
—No.
—¿No?
Las miradas de ambos hombres lograron unirse por un momento, Duff intentando descifrar el enigma de aquel muchacho y éste buscando algo que pudiera servirle de respuesta de escape, no quería molestar con sus dudas existenciales ahora, aunque para cuando ya se dió cuenta ya era algo tarde.
—Me llaman Izzy— Soltó después de un suspiro pesado.
Duff sonrió con calidez confortante y asintió antes de terminar de limpiar un poco de sangre seca en una de las mejillas de su nuevo amigo.
—Bien Izzy, creo que estas bien, bueno... superficialmente, la sangre era por un pequeño rasguño y... deberías dormir un poco, te ves muy cansado.
Stradlin asintió sin alguna expresión y desvió su mirada al piso mientras Duff se ponía de pie y entre sus pasos se perdía por una de las habitaciones, escuchó algunos ruidos del otro lado de la pared y luego lo vió volver con unas mantas en sus brazos.
—Hace un poco de frío— Musitó entregándole el montículo en sus manos —Buenas noches, ésa es mi habitación por si me necesitas. — Y con éso dejó a Stradlin a solas. Quien sólo pensaba que el tipo estaba algo loco por meter a alguien desconocido a su casa a mitad de la madrugada. Él podría ser un delincuente o un asesino, o bueno, Duff podría ser un secuestrador y ahora podría estar en peligro; de cualquier manera sólo decidió quitar sus zapatos y recostarse en el mueble, estaba muy cansado para ponerle atención a sus pensamientos.
Lo último que pensó antes de dormir era que debería despertar temprano para irse antes de que su héroe despertara también.
🥀🥀🥀
El ambiente estaba inundado de sexo y drogas, tanto que se volvía pesado y hastío.
El señor Adam Lambert estaba perdido entre un cúmulo de hombres rubios que se movían con tosquedad y reían de todo, parecía que a éstas alturas, sus cerebros ya no funcionaban bien.
Pero él ni siquiera ponía atención a lo que estos le hacían, a la vista de cualquiera el estaba muerto, con los ojos abiertos y dirigidos solo a un punto, sin respuesta a nada ni nadie, hasta su respiración parecía inexistente en aquel instante, cada beso y caricia de sus amantes no era respondido debidamente, él no quería a ninguno de ésos hombres y su mente ya estaba en otro lugar.
De un momento a otro, se puso de pie como pudo y caminó trastabillando a la puerta de su habitación; era una situación lamentable, su cuerpo golpeándose en todas las paredes mientras llamaba a su asistente a gritos etílicos muy notables, tirando todo a su paso y descargando su ira sobre los cristales.
—Señor Lambert, Thomas renunció hace 2 días.
—¡No me importa!— Exclamó alzando más su voz como si fuera posible, luciendo imponente y dejando claro que sus deseos no iban a esperar—¡Quiero que lo traigan ahora mismo!
—Son las 4 de la madrugada— Replicó el viejo empleado con un aire de súplica. Con todo el alboroto no podía conciliar el sueño y era más que notable en las manchas oscuras bajo sus ojos.
—¡He dado una orden!— Fueron sus últimas palabras, luego sólo se encerró como pudo en su oficina y se sentó frente a su escritorio a esperarlo.
No iba a dejar en paz a nadie hasta que sus deseos se cumplieran.
Media hora después, el rubio cruzó el umbral de aquella habitación sin mucho ánimo, no parecía preocuparle la situación, tal vez por ser muy usual para él; traía ropa sencilla y un aspecto desprolijo, era un poco diferente a como Lambert estaba acostumbrado a verlo, sin embargo, no mencionó nada al respecto.
—¡¿Quien dijo que podías renunciar?!— Gritó en cuanto lo tuvo frente a el, el muchacho ni siquiera se inmutó, seguía con las manos en los bolsillos de su abrigo mostrándose ajeno a su molestia —Quiero que vacies mi habitación y traigas a Magnus ahora mismo.
—Puedes irte a la mierda— Ratliff parecía tener nervios de acero ahora mismo, sus palabras salieron ásperas y sin titubeos, con un toque de burla al final, su pequeño gatito estaba sacando las garras ¿Cambió tanto en una semana? —Adiós Lambert.
—¡Thomas!— Le llamó al verlo dar media vuelta, para su suerte el detuvo su paso, pero no dió la cara, sólo se quedó en su lugar, inmóvil, expectante —¿Por qué te fuiste?
—Cosas.
—Éramos amigos ¿no?— Lo único que le causó esa pregunta fue gracia y se río por lo bajo dando una primer respuesta. <<amigos>>
—No.
—Maldita sea, ¡vuelve aquí ahora!
El delgado cuerpo de Tommy dió media vuelta, por un momento Adam creyó que iba a acceder a sus órdenes como siempre lo había hecho y se sintió bien porque significaba que aún lo tenía bajo su control, pero en vez de pasos sólo dió una mueca que delataba la lastima que daba Lambert, estaba perdido y hecho nada, terminaría hecho ruina, destrozado entre sus derroches.
—No vuelvas a llamarme si no es por mi carta de recomendación— Finalmente salió del lugar, había quebrado todo lo que quedaba de ésa toxicidad y aúnque los pequeños trozos seguían clavándose en su corazón, él ya estaba decidido a no ser una pieza desechable de nadie más.
<<No vuelvas a caer>> Se dijo al cruzar el umbral de la mansión .
Thomas salió con la cara en alto y el paso ligero, está desempleado pero más tranquilo que nunca, con ése pensamiento sonrió complacido y caminó con el frío acariciandole las mejillas y revolviendole los dorados cabellos, haciéndolo sentir extasiado a medida que la oscuridad se iba difuminando con la vuelta del astro rey.
De repente, entre un arrebato de euforia empezó a cantar lleno de felicidad, cuando sólo se oían los perros en el vecindario y algunos ruidos lejanos, su voz se adueñó del tiempo, sin importar que pudiera despertar a alguien, se había liberado y tenía que celebrarlo de alguna manera.
🌈Rainbow.
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𝐑𝐨𝐨𝐦𝐢𝐞; 𝐊𝐮𝐫𝐭𝐚𝐱𝐥. (Terminada)
FanfictionUn nuevo roomie llega a revolver la vida del joven y solitario Axl Rose, quien se niega a creer que la existencia tenga algo que merezca la pena; el chico de cabellos colorados tendrá que aprender a sobrevivir a Kurt Cobain, un rubio sagaz y osado q...