Capítulo 22.

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Lilith prácticamente lo había echado del Olimpus, alegando por su salud mental y física, Izzy es conciente de que su aspecto no es para nada saludable, pero lo iba a mejorar con maquillaje además nadie notaria su libido tras el antifaz, sin embargo, ninguna de sus palabras logró convencer a la empecinada mujer que puso su bienestar por encima de lo demás, en cierta manera estaba agradecido de que al menos le importara a alguien y prefería ignorar los pensamientos que le decían que lo que la mujer había hecho no era porque se preocupara por él, sino porque con su aspecto le iba a hacer perder dinero.

Stradlin está completamente sobrio en un viernes por la noche y éso es sorprendente pues casi nunca se le ve en ésa situación, ahora camina a casa desde un callejón algo oscuro, la noche es fría y él mantiene las manos en los bolsillos de su chaqueta, se se detiene al sentir movimientos desde unas bolsas de basura a unos cuantos pasos de donde él se encuentra y empieza a acercarse con un sentimiento extraño en su pecho al notar que el animal no es desconocido.

—¡Gato!— Al primer llamado, el felino le da la cara y le mira con desconfianza —¿Gato, eres tú?— y es justo el momento en el que se siente estúpido, es irónico, pero decide ignorarlo y se acerca con calma para no ahuyentar, entonces nota que no es el único que se acerca —Si eres tú.

Ni siquiera se detuvo a pensarlo, era una excusa para verlo de nuevo, era completamente estúpido porque Gato podía volver cuando quisiera, no estaba muy lejos de su casa y era para nada creíble pero que más da si es por volver a verlo.

Entonces con Gato ronroneando entre sus brazos, cambió de dirección y llegó al edificio del que hace una semana había salido con intención de obligarse a no volver más.

Mientras caminaba suprimía una sonria estúpida que era producida por una calidez y felicidad repentina, lo volvería a ver. El tiempo pasó demasiado rápido y mientras acariciaba el cuello de Gato llegó a la puerta del apartamento, no se hizo muchos líos y como pudo dió unos toques en la puerta de color marrón, estaba nervioso pero lo escondía tras su mirada seria, no quería verse muy adolescente.

—¿Si?— No era él. Ése muchacho no lo había visto antes y dedujo que Duff ya tenía a alguien en su vida —¡Gato!— El rubio parecía un niño, se acercó y le arrebató el animal de las manos para alzarlo por encima de su cabeza y luego abrazarlo —¡Duff ven aquí, un moreno muy guapo trajo a Gato!

Stradlin se sintió incómodo, pero no lo demostró, no tenía nada que hacer ahí, por lo tanto en cuanto el muchacho dió media vuelta, él también lo hizo para retirarse y con ello dejar atrás sus insolentes deseos.

—¿Izzy?— Ésa voz sí la reconoció, era él, era él recomponiendo su corazón —¿Tú trajiste a Gato?— Stradlin asintió pese a sentirse estúpido con la situación, —Gracias, no volvía desde ayer y estaba preocupado.

—¿Enserio? Yo lo vi hace un rato— El comentario le hizo ganar un codazo entre sus costillas, había arruinado la mentira de Duff.

—¿Quieres pasar?

—Yo... no— Tenía muchas excusas que podía usar, pero guardó silencio al ver como Duff se puso a la altura de su novio y le hizo mimos al felino, hacen bonita pareja y él no tiene porque interrumpir.

—Steven, ya te ibas ¿verdad?— El más pequeño lo miró mientras fruncia el ceño, incapaz de entender la situación —Dijiste que ibas a... no sé... cosas tuyas.

—¿Me estás echando?— Exclamó con cierto aire de retintin que dejó algo sorprendido al moreno.

—Dame a Gato y sal de aquí— No fue agresividad, sus palabras serias llevaban cierta gracia que hizo que Adler soltara una risa sonora y siguiera sus instrucciones, cuando el muchacho desapareció por la puerta de al lado finalmente quedaron a solas y en un silencio incómodo —¿Ahora quieres pasar?

𝐑𝐨𝐨𝐦𝐢𝐞; 𝐊𝐮𝐫𝐭𝐚𝐱𝐥. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora