Capítulo 12.

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Sólo pesadillas rondando  su cabeza en los últimos días y el amor retraído desangrandolo con lentitud. Todo empezó con Axl Rose; ésa rosa marchita que tras su lívido seco y enfermo, resguarda las espinas más ásperas, capaces de sacar hasta la última gota de sangre de su débil e inocente corazón.

Sin embargo, sigue radiando luz por doquier, amando el universo y siendo uno con el, apegándose a los buenos sentimientos y las ideas sanas, sigue siendo Kurt Cobain. Porque está acostumbrado a amar con libertad y dejar que todo fluya armoniosamente; él es conciente que no es dueño de nada y de nadie, que todo termina en otro lugar el día de mañana y que todos estamos solos en el mundo, pero está bien, porque aprendió a amar su soledad y encontró paz y tranquilidad en ella, y entendió que el amor puro es encontrar la felicidad con el del otro ser, sin importar si está a su lado o al de otro.

Y sintiéndo paz interior, abrió sus ojos con tranquilidad al nuevo día, ya lloró lo suficiente para entender su situación y simplemente la aceptó con naturalidad, estaba olvidándose de ser el mismo; y es que Axl Rose verdaderamente es un demonio para lograr que éso ocurriera, pero ya tuvo suficiente de extraviar su alma, y ahora que todo cobró su curso natural, por fin se siente feliz e inperturbado en ése tóxico entorno.

Sonrió al ver su reflejo y procedió a ponerse un poco presentable mientras busca algunos recuerdos agradables para constatar que realmente la vida es bella.

Se vió hace algunos años atrás cuando era un niño risueño con su nueva guitarra y quería cantar canciones para todo el mundo;—se burló de su inocencia— se sentía halagado cuando todos le aplaudían, pero no notaba que realmente no sacaba una sola nota; y aún así, era muy feliz y soñador.

—¿Por qué sonríes tanto?— Su tono sonó molesto, pero no se sintió mal como las otras veces, ni siquiera se puso nervioso con su presencia.

—¡Ah!— Soltó sintiéndose sorprendido, le restó importancia a su pregunta y solo le dió un vistazo rápido; Axl se ve lindo y triste, como todos los días. La resaca se nota en todo su cuerpo y ése morado en su cuello delata lo que pudo hacer la noche anterior. Pero realmente, éso no le importa más —Buen día, Axl.

Y pasó de él como nunca antes.

Axl se burló de la repentina actitud de Kurt y dedujo con facilidad que estaba intentando usar psicología inversa, así de novato era para tomar todo a la ligera e intentar engañarlo, seguramente éso le duraría muy poco tiempo y entonces nuevamente estaría tropezando con todo su alrededor sólo por su presencia.

—No molestes Krist, te comportas como cualquiera— Al salir de la cocina se encontró con su roomie hablando por el teléfono, ni siquiera se había percatado del ruido —No iré, ya te lo dije muchas veces— Hizo una pausa mientras escuchaba la respuesta de su amigo y Axl terminó por sentarse a tomar su desayuno, finalmente estaba intentando mejorar su alimentación —No me interesa quien estará ahí, sigue siendo lo mismo, prostitución; y tú en el fondo y no tanto eres un pervertido, no pienses que me creí lo de inspiración para el arte.

—¡Es el Olimpus no seas amargado!— Se escuchó el grito del otro tipo, Axl ya ni siquiera recuerda su nombre pero sabe que es el mismo al que rechazó el lunes, si, el primero de la semana. Aunque éso no es lo relevante, él le escuchó decir Olimpus y éso lo involucra completamente y en definitiva no quiere ser reconocido, porque si Kurt va, sabrá en el primer instante en que lo vea que es él y sólo él.

—Es un trato— Y fue lo único que alcanzó a escuchar, nubló su mente y se perdió el resto de la conversación.

—¿Estás bien?— Exclamó Kurt al volver a su lugar, pero ésta vez no hubieron titubeos, le habló tan normal que Axl sintió su corazón dolido —Te ves muy pálido.

—Es sólo resaca.

Kurt asintió y entonces volvió a su lugar para tomar su desayuno entre la incomodidad que malogra el momento, después de todo, la tensión que hay entre ambos es algo que no puede ignorar. Así como la marca de una mordida en su hombro desnudo y algunos tonos púrpuras en sus mejillas.

Axl por primera vez se sintió avergonzado de que alguien le mirara tanto, es conciente de que no está muy presentable ahora mismo, aúnque en realidad su incomodidad no es por éso completamente;  él piensa que está siendo juzgado por las marcas que le han dejado en el cuerpo, imagina que Kurt siendo un ser tan puro, está —Ahora mismo— Sintiendo asco de él y todo lo que lo conforma, de sus actos y de los besos y caricias que hace una semana le había entregado, junto a todas sus lágrimas, lamentos  y la confesión de su dolor.

—¿Axl?— Mencionó Kurt con una dulzura que golpeó el corazón del pelirrojo —¿Por qué lloras?

No hubo una respuesta, Axl Rose no quiso aceptar la verdad que ha negado desde el fondo de su alma; no mientras la lluvia esté creando caos en la gran ciudad y no cuando sabe que aquello sería acercarse al precipicio.

Las manos de Kurt recorrieron sus mejillas limpiando cada confesión de sus emociones retraídas y Axl soltó más lágrimas al sentir su tacto; ¿por qué tenía que ser tan débil frente a él?. 

—Para estar triste, te ves precioso— Susurró Kurt, cortando el silencio.

Luego, sus labios se encontraron en un beso desesperado, chocando y entrelazandose con los de su roomie, porque el deseo y el amor aveces terminan juntándose en una misma cosa; pero aquello sólo logró romper más el estado frágil de Axl Rose. Él escapó del momento y volvió a encerrarse en su oscura y cómoda soledad.

Nuevamente a llorar su sangre, mientras el invierno lo silencia y escuda ante el mundo; en su ciclo de lamentos, con sus temores, enterrandose en el vacío, sin escapar de lo que es... Axl Rose.

🌈Rainbow.


𝐑𝐨𝐨𝐦𝐢𝐞; 𝐊𝐮𝐫𝐭𝐚𝐱𝐥. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora