Kredator || Scorily

01. El Recuerdo.

Disclaimers: Los personajes de Harry Potter pertenecen a J.K. Rowling y a los que han comprado parte de los derechos de autor, lo cual NO es mi caso, y sólo los utilizo sin intención de lucro alguno, la trama me pertenece, al igual que algunos personajes.

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Se detuvo un instante; el día era bastante frío, que incluso con los guantes puestos, tuvo que tallarse las manos e intentar que su aliento calentara un poco sus congelados dedos, no podía recordar un invierno tan frío, observó su reflejo en la ventana del local junto al que se había detenido, su espantoso cabello pelirrojo estaba alborotado, y la gorra de lana empeoraba su aspecto, gruñó enfadada, y siguió su camino.

Recordaba a su madre decirle que cuando creciera, su cabello sería digno de una señorita, pero no, el de ella era rebelde sin causa, y espantosamente rojo, de no ser porque el rubio, el castaño y el negro no le hacían lucir mejor, ahora mismo hubiese teñido su cabello de algún color más decente.

La gente solía tener cierto recelo de los pelirrojos, esa era la razón por la cual no había muchos, y gran mayoría de los desafortunados, preferían teñirlo de otro color, incluso en el cine, eran contados los personajes pelirrojos y en un momento, decidieron que los que ya existían, serían borrados y cambiados por personas de otro color de cabello, eso había confirmado su sospecha de que tener el pelo rojo, era algo que ni los personajes de ficción querían.

Incluso en su familia, que inicialmente era toda pelirroja, sus tíos y madre, decidieron tener parejas que tuviesen un mejor tono de cabello, y a todos les había funcionado muy bien, la única desafortunada con cabello pelirrojo de la nueva generación, era ella, y creía que era la desafortunada herencia que compartía con la familia de su madre, y la madre de su padre, por fortuna para sus hermanos, ellos habían heredado uno el color azabache de su padre, y el otro una mezcla, siendo castaño rojizo, pero castaño al final del día.

Había aprendido en sus diecinueve años a resignarse por su cabello, a la mayoría de la gente no le gustaba, aunque el rojo fuese su color favorito, parecía que les desagradaba en el color de cabello; la mayoría de las veces, cuando apenas le conocían, las personas —específicamente las mujeres— le preguntaban si no había pensado teñirse el cabello de otro color, y siempre contestaba con una sonrisa divertida un: "Lo intenté, y de verdad no funcionó".

Era como si alguien quisiera castigarle.

Se detuvo cuando observó el enorme edificio frente a ella, no tenía muchas ganas de asistir a clases, pero faltaba muy poco para las vacaciones, además de que hacía dos días, había un enorme chisme sobre el nuevo profesor —que ni siquiera era realmente parte de la plantilla de maestros, sino un préstamo por un mes y medio—, era un hombre bastante atractivo, que salía de lo común, a ella no le había interesado en absoluto.

No era su profesor, así que no se toparía con él jamás en alguna aula, avanzó apresurada, no tenía tiempo que perder, así que casi corría, se detuvo por qué sintió que alguien tiraba de su mochila, para hacerla esperar.

Frunció el ceño y observó sobre su hombro para protestar contra la persona, se encontró con que nadie estaba a sus espaldas, se giró en su mismo eje, completamente consternada, cuando su mirada olivo se fijó en el pasillo del edificio de enfrente, vio la sombra de un hombre alejarse, no logró verlo bien, simplemente vio la figura masculina alejarse.

Aquello era demasiado raro, se giró de nuevo para seguir su camino, cuando el rostro moreno y ojos oscuros estuvo frente a ella, se sobresaltó y las cosas que llevaba en los brazos se le cayeron.

—Perdón –se burló la joven –te saludé, pensé que me habías escuchado.

—Billy, ya viste que no –negó enfadada.