Harry abrió los ojos con pesadez cuando notó los cálidos rayos de sol acariciarle el rostro. Un profundo dolor taladró su cabeza cuando se incorporó.
Se había dormido en la mesa de la cocina, y en algún momento la botella de whisky había rodado hasta caer al suelo, rompiéndose en mil pedazos y esparciendo el resto de líquido que quedaba en su interior, que era preocupantemente escaso, por las baldosas.
Harry se frotó los ojos y se sujetó la cabeza con las manos ignorando el dolor de espalda. Lo último que recuerda es ver la imagen de Louis en su mente cuando la botella estaba llena y seguir bebiendo hasta que se olvidó completamente de él.
Sentía un vacío enorme en su pecho.
Se levantó de la silla y tuvo que sujetarse a ella cuando la habitación empezó a temblar ante sus ojos y un nuevo pinchazo apareció en la parte derecha de su cabeza. Caminó con pasos lentos para servirse un vaso de agua y notó cómo el vidrio crujía y las suelas de las zapatillas se pegaban al suelo al entrar en contacto con el alcohol.
El sol se alzaba imponente tras las montañas, resplandeciente como siempre y despertando a la ciudad. Harry cerró los ojos para disfrutar de la calidez de los rayos, intentando que las agujas en su cabeza desaparecieran.
A duras penas se desplazó hasta la ducha para quitarse la suciedad y el sudor del cuerpo, y cuando se vio reflejado en el espejo, su propio rostro lo asustó.
Tenía el pelo grasiento, enredado y descuidado. La piel la tenía áspera por el poco cuidado de los últimos meses; sus ojos verdes lucían más apagados que nunca y sus pupilas parecían pozos sin fondo por la carencia de expresión. Unas grandes ojeras acompañaban a sus ojos y resaltaban su semblante cansado; sus labios estaban secos y agrietados y su mentón cubierto por una incipiente barba.
Bajó la mirada, convenciéndose de que lucía así por el descontrol que tuvo con el alcohol la noche anterior.
Se metió bajo el agua ardiendo, a pesar de que la temperatura ya era elevada en el estado de California. Las contracturas de su espalda y el cuello lo agradecieron, y suspiró aliviado cuando el dolor disminuyó. Sus pensamientos se calmaron y el dolor de cabeza cesó ligeramente. Se frotó con fuerza tratando de quitarse toda la suciedad y eliminar también esa sensación de ausencia que recorría su cuerpo, pero solo consiguió dejar zonas rojas en su cuerpo allí donde había apretado la esponja con fuerza.
Cuando salió chorreando, se quedó un tiempo de pie, tratando de ordenar sus ideas y calmar su respiración. El estómago le rugía y no sabía cuántas horas llevaba sin comer, pero lo único que quería era meterse bajo las mantas y dormir eternamente hasta cualquier signo de dolor desapareciera.
Cuando estuvo vestido con un sencillo chándal veraniego volvió a la cocina a recoger el desastre que había dejado anoche y limpió los platos por primera o segunda vez en más de dos semanas. Se comió un trozo de pizza que había sobrado hacía unos días por tener algo en el estómago y se tomó un analgésico para luchar contra el dolor de cabeza. Se tumbó en el sofá y cerró los ojos.
Inmediatamente, como una descarga eléctrica, un bello recuerdo que poseía ojos azules se presentó con descaro en su mente.
Pensar en todo lo que había vivido con él era como abrir de nuevo una herida que estaba cicatrizando. Pero, a veces, era inevitable que su mente volara a todos los buenos momentos que habían compartido juntos.
»Al principio y durante los primeros años de One Direction, Harry se sentía como si estuviese viviendo en una nube: estaba cumpliendo su sueño junto con otros cuatro chicos que se habían convertido en su familia, y poco a poco fue pasando más y más tiempo con Louis.
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don't give up on me // larry stylinson
FanfictionOne Direction aununció un merecido descanso en 2015. Las vidas de Harry y Louis toman caminos opuestos, a la vez que tratan de olvidar lo que alguna vez fueron. Pero Louis aparece en las canciones de Harry y Harry aparece en las de Louis, cercioran...