XXII / parte II

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Sábado 26 de mayo de 2018.
Santiago de Chile.

Harry apretaba la tela de la sudadera con los puños, pugnando por no dejar salir las lágrimas de sus ojos mientras recorría el largo pasillo de regreso a la azotea.

Al final, sí que había malinterpretado la actitud de Louis. Él pensaba que el ojiazul se mostraba más y más cercano a Harry, pero resulta que no. Y lo había jodido todo. Como siempre.

Lo había visto en sus ojos. Sus perlas azules habían mostrado confusión y una pizca de temor cuando Harry sumergió los dedos bajo la camisa de Louis. Y, de acuerdo, ahí se había pasado. Pero Louis estuvo minutos y minutos acariciándole el cabello hacía apenas unas horas, cuando el vino se le subió a la cabeza.

No obstante Louis había dejado muy clara su opinión respecto a ellos. Lo había dejado muy claro cuando había balbuceado pidiéndole a Harry una chaqueta con tal de huir de su toque.

Pero bueno. No pasa nada.

Desde los inicios del tour lo había echado de menos. Mucho. Se molestaba en llamar todas las noches que no se encontraban en la misma ciudad con tal de escuchar su voz; cuando estaban en ciudades cercanas se reunían y se permitían dormir juntos. En camas separadas, por supuesto, pero podían estar juntos y ponerse al día. Porque eso era algo que Harry ya sabía desde los inicios de la década: con Louis siempre había temas de conversación. Incluso ahora que las barreras de ''solo amigos'' los mantenían en una opacidad intensa.

Pero, el caso, Harry pensaba que el viaje a Chile bastaría para que ambos se dieran cuenta. Pero no. Solo había sido útil para Harry, que ya lo sabía desde hace unos cuantos meses. No para Louis. Porque por parte de Louis no había nada. Le seguía las bromas coquetas a Harry, pero tampoco significaba nada. Eso también lo hacía con Liam en One Direction y solo eran amigos.

Igualmente, Harry se alegraba de tenerle aquí. Aunque no fuese a ocurrir nada, lo tenía aquí y con eso bastaba. Louis desprendía luz igualmente e iluminaba el pequeño corazón de Harry. Pese a que también se hallaba presente un pequeño ápice de dolor.

Subió las escaleras que llevaban a la azotea de dos en dos y salió al exterior. El frío nocturno de la madrugada de Chile lo recibió con los brazos abiertos. Divisó a Louis en el mismo lugar en el que lo había dejado, pero estaba de espaldas a Harry con los brazos apoyados en la barandilla y fumando un cigarro.

Se acercó lentamente, tratando de ignorar lo ceñidos que le venían los pantalones a Louis.

—Toma —dijo al llegar a su lado, tendiéndole la sudadera.

Louis exhaló y sonrió a Harry a través del humo.

—Gracias. ¿Tú no tienes frío?

Harry aún llevaba la camisa de la cena con unos cuantos botones desabrochados.

—No, estoy bien. Me gusta el frío.

Louis se puso la sudadera de Harry mientras éste le sujetaba el cigarro, al cual le dio una calada sin pedir permiso.

—¿En serio me acabas de traer una sudadera de tu propio merchandising?

Louis miraba la sudadera que ahora envolvía su torso; una negra que rezaba «TREAT PEOPLE WITH KINDNESS» en letras de colores. Harry exhaló el humo y se sonrojó porque no se había dado cuenta; cogió la primera sudadera que vio.

don't give up on me // larry stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora