I

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Finales de 2015

—¿Ya está? —Las lágrimas se agolpaban en sus enrojecidos ojos—. ¿Así es como termina todo?

El pequeño cuerpo de Louis, junto a él, estaba tenso y los dedos de sus manos parecían enzarzados en una nerviosa batalla.

—Es lo mejor para los dos, Harry —murmuró—. Hace tiempo que no funcionamos.

El rizado lo miró con los ojos cristalizados.

—¿Lo tiras todo por la borda? ¿Tantos años de mierda para nada?

Louis frunció los labios y tensó la mandíbula al escuchar sus palabras.

Harry sintió un vacío dentro de él. Como si le acabaran de quitar una parte de su alma. Habían luchado contra todas las adversidades que se les habían plantado en el camino y siempre encontraron tiempo para estar juntos. Se habían apoyado entre ellos, codo con codo. Siempre.

Su corazón exhaló un último latido antes de romperse en mil pedazos.

Cayó de rodillas al suelo y agachó la cabeza, sin ser capaz de asimilar lo que estaba pasando.

—Harry.

Notó las manos de Louis en su cara, su delicado toque apartándole el cabello mientras le obligaba a mirarle a los ojos.

Ese era el final. Su historia se había acabado. Aquel era el final de Louis y Harry.

Conectó sus miradas. Sus ojos celestes lo observaban sin expresión alguna, como si estuviesen conversando sobre cualquier banalidad. De repente, no soportaba la cercanía de sus cuerpos.

—Apártate de mí —ordenó con voz rota.

—Harry...

—¡Que te quites, joder! —Lo empujó sin importarle nada, a la vez que se levantaba con algo de esfuerzo y se apoyaba en la pared, exhausto.

Quería enfurecerse con él para no sentir dolor, pero la tristeza llenaba de manera presurosa todos los rincones de su cuerpo.

—Supongo que todo lo bueno tiene su final, ¿no? —repuso Louis con un ligero temblor en la voz.

Estaba en el otro extremo de la sala y el rizado alcanzó a ver cómo se mordía la mejilla interna. Louis se estaba desmoronando frente a él y de pronto, la separación entre ellos se tornó asfixiante para Harry.

No sabe si fue el dolor por sus palabras, la sensación de falta de aire, el ver a Louis a punto de romperse o todo a la vez, pero su mundo se derrumbó y sus sollozos se hicieron presentes en la pequeña estancia.

Ambos habían hecho las cosas mal. Se habían dado cuenta demasiado tarde como para intentar solucionarlo, y los últimos meses solo se habían hecho daño. Louis tenía razón en que las cosas no funcionaban: se veían muy poco y cuando lo hacían acababan discutiendo, y eran más abundantes las discusiones que los besos. Aun estando en la misma habitación parecían encontrarse a kilómetros de distancia: no hablaban, no compartían caricias y no había compañía. Las noches que habían compartido en los últimos meses podían contarse con los dedos de las manos. El sexo había disminuido y solo les servía para calmar las ganas y aliviar la tensión, para después volver a enfadarse.

Cerró firmemente los ojos, pero las lágrimas continuaban saliendo en contra de su voluntad mientras cerraba las manos en puños y trataba de centrarse en la sensación de ardor que sus uñas provocaban en sus palmas.

Notó cómo unos brazos, sus brazos, lo rodeaban por la cintura, y al abrir los ojos se encontró con su dulce mirada, un segundo antes de devolverle el abrazo con fuerza mientras lo apretaba contra él, permitiéndose apoyar la cabeza en su hombro para esconder los sollozos. Acarició su pelo de la forma más cariñosa que pudo, inspirando su olor y tratando de guardarlo en su memoria, porque en lo más profundo de su corazón sabía que los abrazos se habían acabado. Al igual que todo.

don't give up on me // larry stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora