Capítulo 33

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Tiempo pasado

Nos besamos de nuevo, a este punto hasta lo hacíamos porque incomodábamos muchísimo a Kevin y Ami.

Pues, se aguantan, hoy es nuestro último día.

Y tratando de no ser negativa, es posible que pueda ser la última vez que este así.

Pero, más que me pasaba por la mente, más claro era de que yo no volvería a este lugar, no volvería a Alan tan fácil.

Alan, yo cumpliré este deseo cueste lo que cueste.

Y espero poder darte al menos un poco de lo que tú me has dado.

Es lo menos que puedo hacer.

-Me parece que debimos hasta regalarles un libro de poses para el momento sabroso. –comento Ami de la nada. –

Se ha vuelto bien cochina con sus comentarios la Ami.

Me hice a un lado de Alan, ya que, ya saben estaba encima de él.

-Préstanos el tuyo, por favor. –respondió casi de inmediato Alan. –

A veces me sorprende que sea capaz de responder tan bien a esas cosas, yo respondo con una estupidez y hasta al día siguiente se me ocurre alguna buena respuesta para lo que sea que me hayan dicho.

-Tú nunca te quedas callado ¿No? –bufo molesta Ami, la entiendo a veces es frustrante, cosa que le dices, cosa que responde. –

-Primero muerto a que eso pase. –comento Kevin. –

Cuánta razón.

Malditos todos ustedes, los voy a extrañar mucho y tengo ganas de llorar.

Aguantate, no puedes arruinar este momento _______, no quedes como berrinchuda, todavía no llores.

En este justo momento me acuerdo que dentro de poco iniciara el caos.

-Y ¿El laxante? –pregunte, debo quitarme la idea de que me voy de aquí y mi venganza será eso. –

Alan se alzó de la cama.

A su madre, esto es muy en serio.

-Por favor, –pidió Ami como si eso fuera a detenernos. – no la maten, hablo en serio.

-No seas dramática, –le dijo Alan levantadose de la cama y yo de inmediato me senté al borde de esta. – solo la asustaremos. –lo último lo dijo de una manera que hasta sentí maligna. –

Mi novio el demonio.

Hasta suena como potencial película eso.

-Pero, deseara morir. –intervino Kevin. –

El greñudo de Kevin es otro demonio.

Aunque yo ni siquiera debería de hablar así, yo no es como que sea un ángel o un pan de Dios, ya estoy bien corrompida gracias a ellos.

-No se pasen. –les dije. –

Si quiero que le arda el ano pero, tampoco quiero que se muera por una explosión anal gracias a nuestra travesura.

Alan se dirigió a su mochila negra y la abrió y de un bolsillo pequeño de adentro saco un pequeño frasco.

Y pensar que solo unas gotas de eso es capaz hasta de dejarte vacío todo el sistema digestivo.

-Redoble de tambores. –pidió Alan, esto se vuelve cada vez más interesante. –

Kevin estaba sentado en esa camilla, silla, no sé cómo llamarle, donde me dormí cuando Ami se negaba a darme parte de la cobija mientras estaba en su quinto sueño y yo temblando de frio.

Momento inolvidable, todos estaban dormidos y yo estaba sin poder cerrar los ojos.

Kevin comenzó a hacer sonido con sus zapatos tratando de sonar lo más parecido a un redoble de tambores.

Hasta aquí se viene el olor de la pobreza.

-Ante ustedes, –se presentó como si lo que tuviera en manos fuera un producto novedoso o algo así. – el purificador de intestinos.

Ami soltó una risa a lo bajo y yo, honestamente, no sé si reír o aplaudirle.

Estos tipos están locos.

Por algo Kelly no los tiene como buena cosa.

-Hecho cien por ciento a mano, –dijo y esta vez sí que compruebo que Alan es el mero diablo. –Con semillas de tamarindo molidas, ciruela y leche de cajita robada del cafetín, -menciono todo con muchísimo orgullo y con una sonrisa bien grande. – dígale adiós a su alma con este nuevo producto.

-La vamos a matar. –solté entre asustada, sorprendida y con ganas de reírme. –

Dicen que el sesenta por ciento del cuerpo humano es agua, yo creo que el ochenta por ciento del cuerpo de Alan es maldad pura y el otro veinte por ciento está mezclado con ternura y audacia.

-¿Ya ves que no soy dramática? –me apoyo Ami y más que normal, ella no estaba muy de acuerdo en hacerle una purga a Kelly. –

-Ya es muy tarde para dar vuelta atrás. –le respondió el otro ángel de la cabaña. –

-Ahora, –dije a lo alto y me levante de la cama. – la pregunta del millón de dólares es ¿Creen que Kelly aceptara algo de nuestra parte? –pregunte, no sé, algo me dice que no caerá tan fácil. –

-Tú no te preocupes, –respondió el diablo, un diablo con cara de ángel irónicamente. – de que termina sacando hasta su alma, lo hará.

Iba a hablar pero, Alan y Kevin me interrumpieron antes de que pudiera al menos decir algo.

-No se va a morir. –dijeron al unísono. –

No sé cómo diablos están tan seguros de que no la mataremos con ese laxante improvisado que debe de estar hasta en mal estado.

Supongo que tendré que confiar en ellos, no me queda de otra.

Igual es el último día, si se enferma, no nos pueden echar de aquí, pueden demandar a nuestros padres y mandarnos a una correccional pero, nada más.

Rayos, y lo pienso como si eso fuera cualquier cosa.

¿Qué me has hecho, Alan?

Yo no era así.

-Ya va a ser hora de comer, –dijo Ami con obvias ganas de que nos calmáramos con el tema de ese laxante. – lo que significa que dentro de poco harán su locurita esa de intoxicar a Kelly. –Ami la mama luchona ha hablado. –

Aunque no puedo negar que sí, esto es una locura.

Solté un suspiro, qué onda con el tiempo y su manera de ser, cuando soy feliz todo se siente tan rápido.

-Ami tiene razón. –dije, es mejor que vayamos a comer algo más que no sean galletas o frituras. – Vayamos a comer para luego preparar lo de Kelly.

-Toda una diabla. –soltó Alan con una sonrisa orgullosa. –

Creo que me puse roja, me arde la cara.

Que deje de decirme así, siento algo raro cuando lo hace.

Dios mío, que pena.

-¿De que estas roja? –me pregunto, muy gracioso, él sabe bien porque estoy así. –

-Parece que tienes alergia. –opino Ami. –

-¿Te imaginas que se alérgica al estupidez y estando contigo? –hablo Kevin poniéndose de pie y acercándose a Alan. – No hombre, la vas a matar. –

Volquee los ojos y creo que Alan también lo hizo.

Para eso si es bueno.

-Con lo que acabas de decir la hubieras matado de inmediato. –respondió. –

-¡Ya! –los regañe, si siguen no se detienen. -

Pinceles [Alan Ituriel x Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora