13

10.1K 1.8K 401
                                    

La seda resbaló en sus brazos de una forma deliciosa.

JiMin se observó un segundo, de pie frente al espejo, lejano a las miradas de todos y de YoonGi mismo. Pero aún encontrándose a solas, algo no estaba bien.

Transcurrieron casi cuarenta y cinco minutos entre ropa de color y accesorios que le robaron la atención, pero eso no podía estar pasando.

YoonGi había desaparecido después de llevarlo a esa tienda en particular, con teléfono en mano y una muda señal de que podía escoger lo que deseara.

Ilusionado, JiMin había tomado piezas al azar, sólo porque se sentía bien hacerlo y no tener la presión sobre la nuca de que alguien cercano lo estaba vigilando, listo para juzgar sus atuendos.

La palabra afeminado rondó en su cabeza por eternos momentos, mientras observaba la camisa de seda azul pálido, ajustándose a la estrechez de su cintura en combinación a los pantalones altos ajustados que remarcaban sus piernas trabajadas.

Todo esta bien. Era un buen atuendo y por supuesto que amaría tenerlo.. si no fuese algo que algún maricón usaría.

Él no era eso. Pero se había casado con otro hombre y había sido bendecido con la oportunidad de poder traer un niño al mundo. Entonces.. ¿una persona dentro de cien?

JiMin había sido afortunado, pero esa fortuna no era bien recibida por parte de su familia y en su lugar, tenía que ser correcto, todo lo que se le permitiera, todo lo que pudiese soportar.

Negó con la cabeza, sintiéndose asfixiado con la ropa puesta.

Saltó en su lugar, cuando la puerta de vestidor fue ligeramente abierta y sus ojos se abrieron de miedo y vergüenza, intentando salir de esa ropa en el momento justo en que la mirada aburrida de YoonGi se hizo presente.

¿Cuanto tiempo transcurrió dentro?

Aparentemente el suficiente, como para que el hombre se tomara la molestia de ir por él.

JiMin se sintió peor. Había arruinado todo.

Sin embargo, YoonGi no dijo nada. Cerró de nuevo y puso el seguro, mientras su mirada le escaneaba de arriba hacia abajo, haciendole sentir incómodo.

Sabía que no le agradaba lo que veía, JiMin realmente lo sabía.

—¿Qué? —Parpadeó, mordiendo su labio.

—Que me gusta. —YoonGi repitió, ignorando que no le había prestado atención.

JiMin negó de nuevo, sintiéndose cada vez más incómodo y se apartó, peinandose los mechones con los dedos.

¿Que más daba si tenía que quitarse la ropa enfrente de YoonGi para regresar a su ropa triste y habitual?

Había dormido tantas veces con el hombre que aquello ya se sentía menos incómodo que estar vestido así.

YoonGi observó en silencio como peleó con los botones del inicio y resopló, antes de acercarse y rodear su muñeca, empujandole de nuevo hacia el espejo con un aspecto más bien fastidiado.

La tensión subió por su cuerpo, observando el reflejo de ambos por un segundo, antes de bajar la mirada y sonreír pequeñamente.

—Esta haciéndose tarde, permiteme cambiarme y vamos a comer ¿sí? Por favor. —Suplicó, sintiéndose ansioso de un momento a otro.

Su visión se torno pesada y el equilibrio de las manos de YoonGi sobre su cintura, fue un gran apoyo para no hacerle venir abajo, cuando sentía que la respiración comenzaba a fallarle a causa del llanto y la humillación contenida.

¿Que jodidos estaba pensando al tomar esos minutos?

No había pensado en nada. Ni siquiera en lo mucho que YoonGi podría enfadarse o burlarse.. quizá ambas.

Era un ridículo.

—Mirate. —YoonGi casi susurró, erizandole la piel.

Ridículo, se repitió. YoonGi le diría que era estúpido, feo, algo que no quería ser.

Sonrió más, tragando el nudo de desesperación que escaló por su garganta y se negó a levantar la mirada.

—¿Es muy feo? Lo sé, tengo mal gusto para vestir, lamento si es incómodo de ver.

YoonGi guardó silencio por largos minutos y JiMin agradeció que no le diera no sólo malas palabras de momento, si no algo más que le haría sentir igual de triste y sensible.

El agarre en su cintura se volvió un poco más fuerte, antes de que YoonGi dejara un beso en la curvatura de su cuello y suspirara.

—Luces como un príncipe. —Finalmente concedió. —Y es una lástima que no quieras verte como uno. Me encanta así.

JiMin titubeó e intentó zafarse de nuevo, pero el agarre lo mantenía quieto y la respiración tranquila de YoonGi le acariciaba suave, como si estuviese tratando de arreglar un poco todo el caos en el que sentía.

El hombre besó repetidamente su piel expuesta, antes de hablar.

—¿Por qué no te llevas toda esa ropa linda y te deshaces de la aburrida? Apuesto que la disfrutarás tanto como yo.

JiMin frunció el entrecejo, buscando la burla en sus palabras. Levantó el rostro y buscó su mirada a través de su reflejo, pero YoonGi parecía estar más ocupado besando su cuello y pegandose más a su cuerpo.

JiMin tartamudeo cuando fue empujado contra el cristal, apoyando ambas manos para no aplastar su rostro, mientras YoonGi acariciaba su vientre y la escena se hacía más irreal.

De todas formas ¿que estaba sucediendo?

Repentinamente, el mayor se alejó lo suficiente como para devolverle la mirada. La lengua de YoonGi golpeó contra su mejilla interna, antes de resoplar.

—Llevatela. Voy a follarte duro y más tarde te daré todas las razones por las cuales te ves precioso vistiendo como quieres hacerlo.

El mayor se alejó por completo, sacando y regresando su atención al móvil, como si todo eso no acabara de suceder.

JiMin nunca lo entendería.

Más que esto © YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora