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Dos pulsaciones pasan, antes de que YoonGi aborde la situación frente a él.

Los socios comerciales dentro la oficina parecen preocupados por la situación que se desarrolla frente a sus ojos, pero YoonGi lo tiene, él casi puede maldecir a sus instintos cuando Yuna apareció y sintió que algo estaba tan mal con su presencia.

Por supuesto, tendría que ser jodidamente más analítico para calcular que de todas las posibilidades, sería el mismo JiMin quien se llevaría la peor parte.

El ¿que haces aquí? se adhiere a sus pensamientos, pero no los deja salir porque sabe que este no es el momento para una reprimienda que no tendría que ser una en primer lugar. JiMin puede venir, por supuesto.

La situación parece compleja y los ojos llorosos de JiMin abordan la situación, haciendo que más que preocupados, los demás decidan que necesitan salir para darle privacidad a lo que sea que tenga al chico así.

YoonGi ya tiene sus manos sobre los hombros de JiMin, cuando uno a uno salen de la oficina sin una palabra más y YoonGi tiene que agradecer que a pesar de las diferencias que tenían hasta hace unos momentos, uno todavía puede encontrar algo de afecto por su parte. O quizá sólo es el aura suave de JiMin que te empuja a meterlo en tus brazos y arrullarlo hasta el cansancio.

Sea como sea, YoonGi esta preocupado e intenta medir los daños pero JiMin no lo deja. Él nunca lo hace y no hay forma de poder ayudarlo cuando no tiene como hacerlo.

Un suspiro roto y los brazos delgados de JiMin están envueltos en su cuello,con la cabeza escondida contra la curvatura del mismo. Sus inhalaciones aunque fuertes, son temblorosas y los espasmos hacen que YoonGi tenga que sujetarlo fuerte por la cintura, solamente para hacerle saber que le tiene.

Mierda dolorosa.

YoonGi está casi acostumbrandose a estos ataques y lejanamente se pregunta si en un futuro, tendrá que vivir de este modo para siempre.

—No es tu culpa, JiMin. —Finalmente YoonGi murmura, concediendo una caricia a la espalda baja de JiMin. —Lo que sea que dijo, no es tu culpa.

YoonGi no puede saber lo que Yuna dijo para reducir a esto, pero por supuesto, la culpa la apunta totalmente. Solamente pasaron minutos entre su salida y la llegada de JiMin echo un desastre.

Y por todo lo jodido del mundo, aparentemente Yuna no necesita decir o hacer mucho para aterrorizar a su hijo.

—Lo siento, lo siento. —JiMin repite una vez tras otra, distorsionando su voz debido a los sollozos y espasmos de su cuerpo.

YoonGi se mueve hacia atrás, llevando al menor entre sus brazos hasta que puede darle la vuelta y empujarse lejos solo un momento, lo suficiente como para sostenerlo de la cintura y subirlo sobre el escritorio. De esta forma, JiMin se envuelve como necesita y todo lo que puede ofrecer es exactamente eso, un consuelo sin palabras.

El silencio es mejor.

JiMin necesita dejarlo salir para poder intentar sonreír de nuevo, porque algo está roto y no se puede pegar con una o dos palabras. No funciona así.

A YoonGi le preocupa esta mierda pero ahora sabe que fue una mala idea prometer algo que no sabría si podía cumplir. Proteger a JiMin es más complejo que eso, porque para empezar, es JiMin quién tiene que aprender a protegerse por si solo.

—Está bien, JiMin-Ah.

Más tarde, JiMin se acurruca contra su pecho. Sus piernas se enredan y la silla acolchada parece resentir el peso de ambos, pero no importa. De alguna forma, es cómodo.

—Quería darte una sorpresa. —JiMin finalmente dice, con la voz un poco rota y el cuerpo lleno de ligeros espasmos que le sacuden luego del llanto.

—¿Que era eso?

Pero JiMin no responde de nuevo y en su lugar, se acomoda con un brazo alrededor de su cuello.

YoonGi puede sentir la inquietud brotando del chico, pero entiende que forzarlo a decirle las cosas es lo peor que podría hacer. Eventualmente, cuando se sienta más tranquilo, será el mismo JiMin quien se lo dirá.

Pero eso no evita que se sienta preocupado por lo que ha pasado.

—¿Que tal Roma?

JiMin levanta el rostro y aún con las mejillas húmedas y los ojos asustados, él le sonríe y para YoonGi sigue siendo así de hermoso y necesita cuidarlo más. Mucho más que todo lo que este haciendo.

—¿Sí? —JiMin pregunta, tímido y sollozante.

Sí, por supuesto que YoonGi lo recuerda.

JiMin le había hablado varias veces de la ciudad y que a pesar de no conocerla, le hacía mucha ilusión hacerlo quizá algún día. Y YoonGi estaba más adormilado que otra cosa, pero su cerebro guardó la información y sabe que es el mejor momento.

Huir una vez más, pero solamente hasta que pueda hacer que el cristal de JiMin se endurezca y nada tenga que hacerlo sentir tan inseguro, tan fácil de romper.

—Vamos a ello, JiMin-Ah.

Y el trasfondo le hace suspirar. Porque es mucho más complejo que un simple viaje.

Más que esto © YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora