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Park JiMin no es tonto.

En la actualidad, Min JiMin sigue sin serlo.

Es verdad que siempre trató de evitarse problemas que no podía resolver. Siempre queriendo confiar en los demás sin importar el nivel de sufrimiento.

Entonces quizá masoquista, pero no tonto.. no exactamente.

El temor que le tiene a las personas que le dieron la vida, no tiene absolutamente nada que ver con las mentiras y las traiciones que constantemente sufrió durante mucho tiempo, si no del poder que unas cuantas palabras tendrían a la hora de terminar de arruinar la familia que tan ferozmente está tratando de crear.

No importa cuánto YoonGi le quiera proteger, tarde o temprano tendrá que hacer que estás personas regresen a su vida y lo lastimen con la única esperanza de que guarden silencio.

Pasa un poco más de tiempo antes de que su padre trate de hablar con él, tal vez enfadado de que por primera en la vida su madre no tenga el poder para hacerlo salir de su zona de confort. JiMin sabe que tendría que anticipar cualquier cosa; desde la mentira, hasta la omisión.

—Me alegro de que YoonGi te soltara la correa.

JiMin aprieta los labios y se acomoda en el asiento de cuero, con el aire acondicionado del auto hasta el tope. Sus dedos golpetean su regazo, prestando atención a la más mínima muestra de cambio de humor de su padre.

—Solo me cuida, papá.

El hombre a su lado, se echa a reír. Hay pocas cosas que le causen tanta gracia como hacerle saber a su hijo que está siendo un estúpido.

—Pero, ¿hay algo que cuidar? —El dice, apretando los dedos contra el volante. —Duerme con una víbora y todavía le quiere proteger.

Un latido.

JiMin suelta un pequeño suspiro y esta vez, entrelaza los dedos. No quiere ver la sonrisa burlona de su padre, ni hacer caso a sus palabras.. es solo que es imposible hacer como si no le importara.

—No te quedes callado, cariño. Sabes muy bien que en esta vida nada es lo que piensas que es y yo solo me pregunto cuánto tiempo pasará antes de que YoonGi sepa esa dura verdad. ¿Cómo crees que va a reaccionar?

No sabe.

—Pero no es mi culpa.

—¿Mm? —Su padre dice, acercándose un poco más. —¿Que no es qué?

JiMin niega con la cabeza, echando un vistazo a su alrededor. Los cristales tintados están arriba y no hay nadie más en el auto que él y su padre. Se siente acorralado, asustado, tan desesperado por volver a la seguridad de su casa.

—No es mi culpa. —Dice una vez más, casi al borde de la desesperación.

Estar cerca le hace mal, pero no puede sacarlos de su vida así.

—Pero lo es. Todo esto es por ti, niño. Tu casa, tu marido, todo. Lo hicimos por ti, porque lo querías y nosotros queríamos lo mejor para ti, ¿entonces no es tu culpa que el amor de su vida este muerto y que tú ocupes algo que nunca estuvo destinado a ser tuyo?

JiMin traga con esfuerzo, echando un vistazo más a su alrededor. Él se irá y correrá y nunca más volverá a confiar en que a estas personas les queda algo de amor por su hijo.

Sin embargo, son sus palabras las que se adelantan a sus inútiles intentos de huir una vez más.

—Me ama.

Está vez hay silencio. Solo un poco de eso.

Una mano anillada sube por su muslo y aprieta con cuidado, deteniendo sus movimientos nerviosos y encendiendo las alarmas de su cabeza.

—Eso quieres, pero quién sabe. Los Min son una plaga obsesionados con nosotros aparentemente. Quieren cosas que lamentablemente tienen en sus manos y yo me pregunto ¿por cuánto tiempo más?

La mano se retira tan rápido como apareció y JiMin se encuentra respirando de nuevo.

—A estas alturas ya deberías tener algo que les interese mucho no perder y sigues tan vacío de ideas.

—Yo.. —JiMin niega, tragando las ganas de echarse a llorar. —No es así, no es mi culpa.

—Eres tan.. simple, hijo. No tienes absolutamente nada que ofrecerme, aún cuando movimos todas las fichas por ti y te pusimos todo en una maldita bandeja. Solo tenías que hacer un par de cositas y arreglarnos la vida y mira, no has hecho más que caer de picada sobre la polla de tu marido sin recibir nada a cambio. Tu marido tiene el mando de la empresa familiar, porque se supone que así debería ser y a cambio recibimos.. ¿que te quitara de nuestro camino? ¡Estoy tan agradecido!

JiMin abre la puerta de golpe, dispuesto a saltar del maldito auto y correr lejos de este tormento.

No hace falta, al parecer la conversación ha finalizado. Su padre chasquea la lengua con molestia y mueve la mano con desdén.

—Largo ya. No quiero a tu marido detrás de esto, no por el momento. Pero no tardes demasiado, cariño. A tu madre casi se le escapa todo, imagina que estuvo a punto de decirle que mataste a su querido Aoi en un ataque de desesperación. —El niega, encendiendo el auto. —Me iba a joder todo, así que espero que tú no.

JiMin sale rápidamente y cierra el auto con fuerza, sintiendo la llegada de su inminente ataque de ansiedad.

Es justamente esto lo que ellos podrían hacer con su vida.

Más que esto © YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora