Escapar. -45

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Recuerdo que fue un día de muchas muertes.

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Capitulo con diferentes perspectivas

Lena Briand

El se había ido hace ya rato, me había dejado con la piel de gallina, y con el mayor susto de toda mi vida.

Pero, por alguna razón, está situación se me hacía familiar.

Moví mis manos un poco, aflojando más las esposas, nadie había venido a revisarlas, y eso era un indicio de que no eran muy expertos en este tema.

Me había sorprendido que me estén tratando tan bien, ni siquiera estaban preocupados.

¿Porque pensaban que nadie vendría a buscarme?

Tal vez era yo la que tenía que escapar de esta ahora.

Escuché la puerta abrirse, y por ella aparecer Emilio, con la misma sonrisa de antes, y con un vaso en su mano.

Saco de su bolsillo una tableta de pastillas, y me miró

- Bueno, como no quiero que esto te afecte...- dejó el vaso a un lado, y se concentró en sacar la pastilla- voy a drogarte.

Carajo, eso no me dejaría escapatoria.

- Que es eso.

El miró la tableta, y leyó lo que decía.

- Diazepam, tranquila, es fuerte y no recordarás nada.

- Eres un cobarde Emilio, ¿me vas a violar porque no conseguiste tenerme de una buena manera?

Esto pareció afectarle de cierta manera,y dejó las pastillas a un lado, para acercarse bien

- Escúchame bien, estoy haciendo esto porque estoy apurado, y tú no ayudas mucho, te veo cada mucho tiempo, y tú vas por ahí, con ese maldito uniforme de madera, calentando a todos.

Fruncí mi ceño, que carajo.

- Ojalá te pudras en el infierno.

Me sonrió y se levantó

- De ahí vengo, ¿no ves que soy el maldito diablo?

Me puse nerviosa cuando volvió a agarrar la tableta, está vez sacando la pastilla.

- Espera, no sabes si soy alérgica o algo.

El pareció pensar en eso, pero no le dio la importancia necesaria.

- Lo averiguaremos.

Agarró mi mentón y abrió mi boca, metiendo uno de sus dedos, y luego la pastilla.

Me cerró la boca y me soltó el mentón, para darse la vuelta y agarrar el vaso de agua.

En ese mismo instante, moví la pastilla como pude hacia debajo de mi lengua, y intenté simular como que me oponía.

El volvió con una sonrisa y abrió mi boca otra vez, metiendo el liquido en ella.

Sentí la pastilla comenzar a disolverse, e incluso podía sentir mi lengua adormecerse.

Tragué el agua como pude, intentando con todas mis fuerzas que la pastilla no se fuera.

El salió por la puerta con el vaso, y la cerró detrás de el.

Como pude escupí la pastilla, tirándola lo más lejos posible, donde no pudieran verla.

Carajo, el gusto que me había dejado en la lengua era horrible.

La otra dimensión -SpainrpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora